Este martes se llevó a cabo la audiencia 16 de este histórico juicio por delitos de lesa humanidad.
Miércoles 1ro de agosto de 2018
Se desarrolló ayer la audiencia 16 de este histórico juicio. No hubo declaraciones, ya que uno de los testigos citados y exempleado de la empresa falleció y un excapataz no se presentó por estar fuera del país.
Después de más de 42 años, la impunidad garantizada por el poder político y judicial tiene consecuencias nefastas para los obreros sobrevivientes de Ford. Que uno de los testigos que debía declarar hoy haya fallecido es una muestra contundente. Los gerentes acusados tienen 85 y 90 años. Santiago Omar Riveros, exjefe del Cuerpo IV del Ejército, 94.
A los tres se los acusa del secuestro y tortura de 24 obreros dentro del centro clandestino que la multinacional automotriz tuvo dentro de sus instalaciones.
Otros de los procesados en la causa, que murieron impunes gracias a las maniobras y “demoras” para comenzar el juicio, fueron el exgerente de Relaciones Institucionales de Ford, Guillermo Gallarraga y Nicolás Enrique Julián Courard, que en aquel entonces era presidente de Ford.
En un discurso por la inauguración de las obras de la nueva planta de camiones el 13 de mayo de 1980, Courard manifestó: “a partir de marzo de 1976 estábamos enfrentados a un desafío. En nuestro caso había que tomar una decisión empresaria y, con nuestros actos y procedimientos, demostramos cuál era esa decisión. Ford Motor Argentina creyó en el Proceso de Reorganización Nacional porque vió en él el vehículo para que el país se reencuentre con su verdadero camino”.
El Tribunal
El Tribunal Federal N° 1 de San Martín estaba presidido por el juez Diego Barroetaveña, que no continuará en la causa ya que asumió hace unos días como vocal en la Cámara de Casación. Sus antecedentes no son nada buenos: absolvió en noviembre del año pasado al excapitán del Departamento de Inteligencia del Comando de Institutos Militares Rafael Félix López Fader, quien era responsable del centro clandestino “El Campito”, que funcionaba en Campo de Mayo y torturaba con perros a sus víctimas, muchas de ellas embarazadas.
Ahora el Tribunal estará compuesto por los jueces Osvaldo Facciano, Mario Gambacorta y Eugenio Martínez Ferraro.
A más de siete meses de haber comenzado el juicio, prestaron declaración sólo ocho testigos. A este paso se tardarían 16 meses más para que declaren todos los que faltan.
La audiencia
La audiencia comenzó sin testigos y con una “demora” de casi una hora, ya que los jueces se presentaron más tarde de lo pautado.
Estaban presentes sobrevivientes, familiares, integrantes de distintos organismos de derechos humanos, entre otros.
Los abogados de los trabajadores solicitaron al Tribunal a través de su abogada Elizabeth Gómez Alcorta, que en cada audiencia se cite como mínimo a cinco testigos para acelerar los tiempos y pidió celeridad al Tribunal.
Se espera que este próximo 14 de agosto se realice una inspección ocular a la Comisaría de Ingeniero Maschwitz, donde algunos de los trabajadores fue trasladado luego de ser secuestrados.
Empresa genocida.
La jueza Alicia Vence procesó en mayo de 2013 a los exdirectivos de Ford como partícipes primarios de los secuestros y tormentos de 24 trabajadores, todos delegados y activistas gremiales. Fueron responsabilizados por haber entregado al Comando de Institutos Militares datos personales y fotos de empleados que luego fueron secuestrados, y por “haber permitido que se montara un centro de detención en el interior del predio de esa fábrica, en los sectores del Campo Recreativo y/o de Deporte (el quincho), para que sus dependientes fueran interrogados, golpeados, maniatados, tapándoseles sus rostros para que no pudieran observar lo que ocurría”.
En el auto de elevación a juicio se dio por probado que “la empresa aportaba recursos y apoyaba al gobierno de facto a cambio de la ’limpieza de los elementos’ que le impedían sojuzgar al personal y avasallar sus derechos laborales obtenidos”. Además el mismo documento sostiene que los aportes de los gerentes “fueron esenciales” para materializar los secuestros.
Una vez más: la mentira del “enemigo interno”
La nefasta excusa del “enemigo interno” fue utilizada por los patrones y su Estado como argumento para justificar la represión y los crímenes más brutales, incluído el último genocidio de 1976.
En el auto de elevación a juicio la Jueza Vence agrega: “la automotriz quería generar más productividad a bajo costo. Por otro lado, los militares necesitaban un ‘enemigo interno" para justificar la estabilidad del régimen ilegal. De esa conjunción emergió la llamada ‘subversión industrial’, que no era otra cosa que un puñado de delegados de base que pujaban por los derechos laborales de sus compañeros, obviamente impidiendo así los atropellos de la patronal y minando la posibilidad de que la productividad creciera a cuesta de su salud física y mental”.
La enorme movilización del pasado jueves contra el Decreto de Macri sobre las Fuerzas Armadas demuestra que el pueblo trabajador no quiere a los militares en las calles y que nadie cree en la excusa del "enemigo interno".
El Smata, impune
A mediados de 1975, en el marco de una huelga con ocupación de fábricas por parte de los obreros de automotrices, los de Ford marcharon hasta la sede del Smata, que conducía José Rodríguez, para rechazar la paritaria y exigir la convocatoria a un plenario de delegados.
Aquella lucha concluyó con el despido de más de 300 trabajadores, un estricto régimen de control policial dentro y fuera de la planta y el desplazamiento de la comisión interna, según se relata en el libro Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad, coeditado en 2015 por la Secretaría de Derechos Humanos, el Programa Verdad y Justicia, Flacso, el CELS e Infojus.
Pedro Troiani, uno de los obreros sobrevivientes que ya declaró en el juicio, relató que, gracias a la lucha, en 1975 lograron un convenio colectivo que era uno de los mejores del país, logrando entre otras cosas un aumento del 100 % de los sueldos y el 1 % del valor de cada auto que sería destinado a la obra social (dinero que finalmente el gremio jamás usó para tal fin). De hecho, el histórico burócrata entregador de obreros, José Rodríguez, murió en 2009 procesado pero impune por el manejo fraudulento de la obra social junto a otros miembros de su familia.
Organización de clase y lucha obrera en la zona norte
La zona norte es el cordón industrial más importante del país, donde se encuentran muchas de las más grandes empresas extranjeras y nacionales, que ya en los 70 empleaban a miles y miles de obreros. Dentro de ellas, muchísimos trabajadores se organizaban de manera independiente a la burocracia sindical.
Fue tan extendida la organización en aquellos años de ascenso obrero, que trabajadoras y trabajadores de muchísimas fábricas, talleres, astilleros y otros gremios conformaron las Coordinadoras Interfabriles, que se extendían a todas zonas de la provincia hacia el sur, este y oeste. Los obreros de Ford eran parte de ese proceso.
La lucha por el juicio y castigo
Como quedó demostrado en innumerables casos, entre los que están Mercedes Benz, Ledesma, Techint y otras empresas, la patronal junto a la burocracia sindical, la Iglesia, el poder judicial y otras instituciones fueron responsables directas del genocidio perpetrado para destruir la organización de miles de trabajadores, estudiantes y sectores populares en todo el país que le disputaban el poder al gran capital. A más de 42 años del golpe genocida, la pelea contra la impunidad, por el juicio y castigo en cárcel común para todos los genocidas militares y civiles es una pelea de primer orden para el pueblo trabajador.
La próxima audiencia del juicio contra estos empresarios genocidas será el 28 de agosto.
Andrea Lopez
@lopez76_andrea Cronista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.