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Red Internacional
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Editorial. Jujuy: entre el fin de ciclo de Morales y la preservación del régimen policíaco

Gerardo Morales al postergar la reforma de la constitución confirmó que no será candidato a gobernador. Pero si, que pretende dejar su legado, un régimen policíaco a la medida de los grandes empresarios. El peronismo quiere evitar toda lucha en las calles contra el gobierno y su reforma. Propone que lo voten en 2023 como "alternativa". Hay que avanzar en las calles para que caiga la reforma y se conquisten los derechos avasallados al pueblo trabajador. Para ello hace falta un paro y plan de lucha, que unifique a ocupados y desocupados.

Viernes 14 de octubre de 2022 19:59

Con la postergación de la reforma parcial de Constitución, Gerardo Morales, dio por finalizado su gobierno. No podrá especular con un tercer mandato. Se abre entonces la pelea por su sucesión dentro de la UCR. Cuestión que seguramente traiga todo tipo de tensiones en el partido de gobierno.

La reforma se hará con las elecciones provinciales que se adelantarán hacia abril o mayo según confirmó el Gobernador en conferencia de prensa. Así se abrió la carrera 2023 hacia la gobernación.

El peronismo ante el amplio rechazo popular a la reforma de Morales tuvo que recalcular. Rivarola que partió de un SI a la reforma, pasó a armar una opereta con el diputado Fernando Posadas quien le dio el voto que necesitaba el gobierno para que se apruebe su reforma en la Legislatura. Luego lo expulsó del PJ y pasó a militar el NO a la reforma. Ahora dice que quiere una reforma integral de la Constitución. Hay que ver como se reacomoda, pero la crisis para el PJ es importante, y su cambio de postura frente a la Constituyente, lo llevó a tener que cuestionar por primera vez su estrecha sociedad con Morales.

Otro sector del peronismo milita el NO a la reforma y pretende editar un Frente de Todos jujeño, uniendo a sectores del peronismo de las organizaciones sociales con los políticos tradicionales que responden al poder económico de la provincia. La disputa en el PJ está abierta por quien lidera, y no se puede descartar, que finalmente lleguen a algún acuerdo armando un espacio único.

Se dobla, pero el régimen no se rompe

No obstante el fin del gobierno de Morales y la crisis que abrió la reforma en la sociedad con Rivarola, con la reforma en pie sigue el objetivo de reforzar su régimen policíaco y hambreador, dándole carácter constitucional al ministerio público de la acusación y a la regimentación de la protesta social.

Así Morales busca dejar su legado a los dueños de la provincia. Quienes están ya muy agradecidos por el disciplinamiento social, lo que él llama “la paz”, una paz lograda a punta de causas, persecución, represión y detenciones.

De esta forma hoy Jujuy tiene al promedio de salarios en el sector público ($ 52.776) y privado ($ 85.050) -último dato disponible a marzo-2022- bajo la línea de pobreza ($ 86.669, marzo-22). Y niveles de precarización laboral que alcanzan al 40% de la población en edad de trabajar que se encuentra en la “economía popular”.

Un obrero azucarero recién en diciembre percibirá poco más de 100.000 pesos de salario, una suma por debajo de la canasta familiar, mientras grandes patronales como Ledesma, han visto mejorar sus ganancias en dólares un 59% en su último balance.

“La paz” de Morales ha sido un gran favor a las grandes patronales, de un gobierno que vino a prometer “pobreza cero” con Macri, pero que también continuó con el ajuste y el saqueo de los recursos naturales bajo el amparo del Frente de Todos.

No hay nada mejor para un radical, que un peronista

La colaboración del peronismo con Morales, tuvo su brazo nacional, a través de Sergio Massa (quien lo acompañó y puso a su vice, Carlos Haquim en 2015), pero también la mano del peronismo jujeño, a través de su presidente Rubén Rivarola. Entre ambos constituyeron una sociedad política que canjeó los votos del peronismo a los proyectos oficiales en la Legislatura y en distintos concejos deliberantes (Libertador Gral. San Martín, Palpalá, San Salvador de Jujuy, etc.) por más negocios desde el Estado a favor de la familia Rivarola.

Pero sin dudas, con ese tipo de colaboración política no le hubiese alcanzado a Morales para asentar su gobierno autoritario al servicio de los grandes empresarios. El rol de los sindicatos dirigidos en su mayoría por el peronismo le dio una ayuda clave. Dejando pasar paritarias por debajo de la inflación, sino también permitiendo el avance sobre el derecho a huelga (“día trabajado, día pagado”), el desguace del ingenio La Esperanza o el cierre de Mina Aguilar.

Y este rol de colaboración se vuelve activar ahora cuando Morales queda debilitado por lanzar una reforma que no tiene consenso en la población.

Los sindicatos, en vez de salir a las calles con un paro y plan de lucha para que caiga la reforma y pelar por el conjunto de reclamos del pueblo trabajador, se llaman al silencio. Incluso es tal el cinismo que el mismo Rivarola dice que “los salarios están atrasados frente a la inflación” durante una conferencia de prensa estando a su lado el diputado Luis Cabana. El mismo que en su rol de titular de UPCN acepta las paritarias a la baja de Morales. Pero el resto de los gremios, aunque pueden criticar al gobierno, no apuestan la movilización de las bases para romper el techo salarial. No son una alternativa.

Incluso varios dirigentes gremiales y sociales aparecen de la mano de Rivarola o de otros políticos tradicionales de la familia Snopek prometiendo una salida electoral en 2023.

La trampa electoral del peronismo

Pero lo que no pasó en 2019, cuando el peronismo prometió sacar a Macri en las urnas y “devolver la heladera llena”, tampoco va a suceder ahora. Dado que es el Frente de Todos, el que con Massa y el FMI, viene haciendo un ajuste del salario y las jubilaciones por medio de la inflación, mientras los grandes empresarios ganan cada vez más.

Esta trampa electoral también incluye otra estafa como es frenar con el voto la reforma de Morales. Para esto, un sector del peronismo que se autodenomina del “no”, propone ganar la mayor cantidad de convencionales constituyentes y bloquear por dentro la reforma. Más allá de la cantidad de votos que obtenga, algo que no tiene garantías, la cuestión pasa por que la población confié en que políticos tradicionales y panqueques varios como los Snopek vayan a mantener su palabra.

De fondo, aunque no lo digan, el peronismo del “no” pretende un NO a las movilización popular para enfrentar no solo al gobierno de Morales sino a su régimen policíaco. Las movilizaciones contra los allanamientos a las organizaciones sociales y las causas a sus dirigentes mostraron un potencial de un sector de la clase trabajadora para cuestionar al gobierno y su régimen. Pero también sus límites al no estar ligado a una perspectiva de paro provincial y plan de lucha unitario. Aquí cabe responsabilidad al peronismo que tiene presencia mayoritaria en las conducciones gremiales y de las organizaciones sociales.

Pero también, el sector más popular del peronismo, tiene un problema que es como hacer pasar la unidad con los actores de la política tradicional. Estos últimos, no se puede olvidar, que han aportado el personal político que gestionó (y se propone volver a gestionar) desde el Estado los negocios de los grandes empresarios azucareros, mineras y terratenientes del tabaco.

De hecho el Frente de Todos es un ensayo de unir a todas las alas del peronismo, y ha demostrado también como desde el gobierno nacional -en común con los gobernadores del Norte Grande- tienen un mismo proyecto extractivista, colaborando con Morales en la entrega del litio a multinacionales de China, Canadá y Australia.

Ganar las calles, ir por todo

La tarea del momento está en ganar las calles y tirar abajo la reforma de Morales y así darle un golpe a los poderosos que quieren que quede firme el legado de su régimen policíaco. Un régimen que facilita la superexplotación de la clase trabajadora y el saqueo de las riquezas naturales como es el tan codiciado litio.

Para que la fuerza de más de 85.000 estatales, 120.000 trabajadores de la “economía popular” y el sector del sector privado, le den jaque mate a Morales y al régimen, hace falta un paro provincial y un plan de lucha de ocupados y desocupados.

Esta es la perspectiva que proponemos pelear desde el PTS y el Frente de Izquierda. Junto a distintas organizaciones sociales vamos a movilizarnos la próxima semana, contra la reforma de Morales, el cierre de las causas a los dirigentes sociales, exigiendo el paro provincial a las direcciones gremiales.

La pelea por tirar la reforma de Morales debe ir de la mano de enfrentar el ajuste y los privilegios de la política tradicional. Por eso planteamos dar pelea por un salario igual a la canasta familiar, que se ajuste por inflación, el trabajo todo el año en el sector rural, un plan de obras públicas bajo control de los trabajadores que genere empleo genuino, la reducción y el reparto de las horas de trabajo –sin afectar el salario-, como también ponerle fin a los privilegios de los funcionarios, que todos ganen como un trabajador y que los jueces sean electos por el voto popular.

Estas medidas, entre otras, son parte de un objetivo de fondo como es terminar con la Jujuy de los poderosos. Y para imponer esta salida necesitamos construir un gran partido socialista de la clase trabajadora. Esta perspectiva es la que vamos a discutir en las asambleas abiertas del 22 de octubre y noviembre que convoca el PTS en el FITU donde participará nuestro compañero Alejandro Vilca, obrero de recolección y diputado nacional.

Queremos dar vuelta una provincia rica, pero con la mayoría de la clase trabajadora pobre. Contrario al legado reaccionario de Morales, se trata de retomar las mejores experiencias de las luchas de ocupados y desocupados que dio la clase trabajadora jujeña y desde ahí pelear por un futuro donde realmente las riquezas sean controladas por las mayorías y puestas en función de las necesidades sociales y no de los intereses de lucro de unos pocos.


Gastón Remy

Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.

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