La asamblea nacional de Francia ha aprobado el martes 16 de febrero la prolongación por tres meses del estado de emergencia, hasta el 26 de mayo. Se refuerzan las medidas represivas y los ataques a la libertad de manifestación.
Jueves 18 de febrero de 2016
212 votos a favor, 31 contra (entre ellos 11 diputados del PS, un diputado LR, 8 ecologistas, 9 del Front de Gauche -Frente de izquierda) y 3 abstenciones. En comparación con las votaciones del 19 de noviembre, que aceptaron la prolongación del “estado de emergencia” casi por unanimidad (556 a favor, 6 contra, 1 abstención), esta vez los que han tomado la decisión son menos de la mitad de los diputados.
La mayoría de los parlamentarios ha considerado justo, por segunda vez, que el ministro del interior confine en sus domicilios a todo individuo cuyo “comportamiento” represente “una amenaza para la seguridad y el orden públicos”. Que pueda seguir aplicando tranquilamente registros administrativos 24h al día, y que las libertades democráticas en Francia sean ultrajadas por una policía cada vez más agresiva.
Esta prolongación del “estado de emergencia” ya se preveía, buscada por Hollande y Valls, sin oposición consecuente entre la casta política. Aunque la pérdida de votos desde hace unos meses revela la dificultad del gobierno para mantener la dirección de una “unidad nacional” unánime.
Lo más grave es que junto a la extensión del “Estado de emergencia” ha prosperado el nuevo proyecto de ley ampliando especialmente los poderes policiales en materia de utilización de armas, incluso sin incluir el caso de legítima defensa, en vistas de la “lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y su financiamiento”. La prolongación del “estado de emergencia” ha permitido reforzar el arsenal jurídico-policial. Esta votación en la Asamblea ratifica ante todo la continuidad de la política de control policial, de represión y de ataque a las libertades democráticas, que Hollande y Valls lideran, independientemente del pretexto de “la lucha contra el terrorismo” que les sirve de justificación. Es un dato que, entre los cerca de 3300 registros y puertas destrozadas desde diciembre, al día de hoy tan solo cinco han desembocado en “investigaciones contra el terrorismo” y solo 24 en “apología de terrorismo”.
Esta votación confirma también la existencia de una crisis en su propio campo, todavía incipiente, pero que muestra la aparición de dos orientaciones para 2017. Dos orientaciones que según declaró Valls ayer, con ocasión del encuentro con militantes del PS de Corbeil- Essonnes, son irreconciliables. Por un lado, la posición de los “frondeurs” -como es conocido un sector crítico dentro del PS- y el sector llamado la “izquierda de la izquierda”, más ampliamente la que gravita alrededor de la idea de una “primaria electoral” de la izquierda. Esta es una posición que Valls condena y rechaza por completo.Y por otro lado la posición de Valls, que “asume” la política que a la derecha le gustaría también poner en práctica, y que reivindica “la audacia” de hacer aprobar las peores propuestas del FN y de la patronal. Nada sorprendente es el hecho que Valls haya pedido nuevamente que “las empresas y la patronal jueguen el juego” del pacto de responsabilidad y de la política antisocial.
La extensión del estado de emergencia plantea la necesidad urgente de enfrentar con determinación estas políticas represivas, con los métodos propios de nuestra clase y de forma unificada.
Publicado el 16 de febrero 2016 en Revolution Permanente
Traducción: Leire Izargorri