Una masiva movilización este 8M volvió a ocupar las calles y demostró que el movimiento de mujeres y disidencias conserva sus motores en buen estado. La oportunidad de volver a la calle y las apuestas políticas de quienes preferirían sepultarlo como si se pudiera "poner fin al patriarcado" a fuerza de ministerios y declaraciones. Una polémica con el kirchnerismo cordobés.
Sábado 12 de marzo de 2022 09:45
Miles de personas salieron a las calles este 8 de marzo en Córdoba y el país. Miles de pibas, de las escuelas , de los barrios, jóvenes precarizadas en sus lugares de trabajo, se congregaron para decir basta de violencia machista. Los carteles caseros, el glitter, las pancartas o banderas daban cuenta de la profundidad en el rechazo a las diversas expresiones de la violencia patriarcal.
“Si un día no vuelvo a casa, mis gatos no van a entender por qué” señalaba una pancarta de una piba, en alusión a las búsquedas desesperadas que lanzan las familias de las víctimas de femicidio o trata cada vez que desaparecen de sus casas, para que sus cuerpos aparezcan en baldíos, zanjas, descampados, basurales. “Marcho porque estoy viva y no sé hasta cuando”, rezaba otra.
La violencia de la desocupación y la precarización (“No poder trabajar también es violencia”) y la violencia simbólica, física y sexual (“yo marcho por las que no están y por las que viven en silencio”), la violencia contra pibas y pibes trans como Tehuel De La Torre cuya desaparición lleva un año, fueron parte de esas demandas diversas y abarcadoras de todas las formas de la violencia sexista que se vieron en la movilización.
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“La revolución de las viejas” indicaba una bandera que encolumnaba a mujeres peinando canas, felices de estar otra vez en las calles, muchas de ellas “población de riesgo” durante la pandemia del COVID.
Todas esas mujeres y personas disidentes sexuales, estudiantes, trabajadoras, jubiladas, amas de casa, empleadas domésticas, de la limpieza, docentes, desocupadas, trabajadoras de la salud, informales, de los call center, gastronómicas, de las aplicaciones. Todas y cada una de esas personas, acompañadas de sus familias algunas, en grupos de amigas otras, con sus compañeros caminando al lado, se dieron cita este 8M para decir basta de violencia machista y rechazar las formas del ajuste que ya sienten en sus cuerpos.
Ellas saben de lucha
La marea verde que conquistó el aborto, la marea humana que rechazó los femicidios y los abusos bajo el grito de Ni Una Menos, perviven en una conciencia más profunda de lo que dos años de pandemia, con sus restricciones, dejaron observar. Ese movimiento mantiene su vitalidad así como sus demandas motoras y apenas pudo, recuperó las calles. Se nutre de las jóvenes generaciones, de nuevos sectores sociales que ganan confianza en los pasos de la lucha porque así lo vivieron. Las “pibas” y las “viejas”, saben.
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El acuerdo con el FMI que impulsaba el gobierno del Frente de Todos y que se votó con el acuerdo de Juntos por el Cambio, impactará de lleno en sus vidas. Es probable que así lo intuyan todas aquellas que portaban carteles reclamando salario, trabajo, o que las tareas del cuidado sean reconocidas.
Es criminal permitir que toda la fuerza de esa marea de pibas, madres, abuelas, sobrevivientes y sus familias se pierda sin la posibilidad de expresarse en las calles en momentos que el Fondo Monetario Internacional hace su desembarco decidido de la mano del “partido de la deuda”, esa nueva alianza sellada en la madrugada del 11 de marzo, para convalidar una estafa.
La calle
En Córdoba, la organización de la movilización para la concentración de esa fuerza que fluía por abajo en los días previos, fue responsabilidad exclusiva de la Asamblea Ni Una Menos Córdoba, el espacio que aglutina a las organizaciones políticas que como Pan Y Rosas, integramos el Frente de Izquierda, junto a agrupaciones de mujeres, familiares, abogadas, madres y adultas protectoras del abuso, activistas independientes.
Esos miles que se movilizaron lo hicieron no sólo por su propia voluntad de dar batalla, sino también porque detrás de cada acción, detrás de cada convocatoria hubo alguien que semanas antes se propuso organizarla. Eso permitió que miles pudieran expresarse este 8M con sus demandas.
Lejos de esta tarea desplegada a pulmón por las organizaciones de base y el activismo, los grandes aparatos de los sindicatos como el bancario, docentes, municipales, luz y fuerza, judiciales, u otros como gráficos y sanidad, muy lejos estuvieron de ponerse a la cabeza de organizar en sus lugares de trabajo y estudio para que toda la potencia del movimiento se expresara.
La autodenominada “Intersindical de mujeres” alineada con el kirchnerismo e integrada por más de 25 gremios cordobeses (según señalan sus impulsoras) convocó a la acción apenas 72 horas antes del 8 de marzo. Hizo esfuerzos nulos para que las trabajadoras de sus gremios, entre las más precarizadas y con peores salarios, se expresaran con la fuerza de un verdadero “paro feminista” livianamente declamaban en sus carteles.
Como si hubiese pocos motivos para reclamar, sus voceras se dedicaron a señalar que cuando dicen “la deuda es con nosotras” se refieren genéricamente “al reclamo por mayor inversión de los Estados en políticas destinadas a prevenir y erradicar la violencia de género en distintos espacios sociales”. No tiene nada que ver con que su presidente haya convalidado, por estos días, la mayor estafa del macrismo y el FMI para que la pague el pueblo con tarifazos, inflación, recortes.
Caso paradigmático de esta política fue la del gremio docente, la UEPC, cuya negociación paritaria se desarrollaba en esos días. Monserrat y cía, convocaron a un paro sin concurrencia a los lugares de trabajo, que surgió como exigencia desde las bases y por parte del activismo docente opositor. Pero la publicación de la información oficial estuvo menos de 24 horas antes, evitando que la docencia misma se enterara. El resultado, dos días después, estaba a la vista: la conducción cerraba un acuerdo con el gobierno de Schiaretti que plancha el salario docente porque firma (con el rechazo del 65% de la docencia, y amparado por un estatuto antidemocrático) un aumento que impide siquiera recuperar lo perdido por la inflación.
Los centros de estudiantes, dirigidos por la Bisagra en la Universidad o en las escuelas secundarias, poco hicieron para que las pibas que perdieron cursada frente a la virtualidad, que estuvieron entre las excluidas por la “brecha digital” pudieran expresarse también reclamando por su derecho a la educación superior, la conectividad, o las becas para sostener la escolaridad. ¿Hacer efectiva la demanda de ESI en las escuelas y universidades contra todas las trabas que imponen directivos, sectores conservadores, las iglesias? Bien gracias.
El kirchnerismo se jugó deliberadamente a desmovilizar. Hace rato que intentan encorsetar al movimiento en las estrechas márgenes de la confianza de sus ministerios a cargo de evidentes “funcionarias que no funcionan”, con cáscaras vacías de presupuesto y presidentes que dictaminan de palabra “el fin del patriarcado”.
Y el palacio
La política “por abajo”del kirchnerismo se condice con el rol jugado en el Congreso por sus representantes políticos: Gabriela Estévez, sin pronunciar palabra en el recinto, como no lo hizo ninguno de los representantes alineados con Máximo Kirchner y La Cámpora, rechazó formalmente el acuerdo, mientras lo dejan correr en los hechos con la inflación, los tarifazos anunciados por el propio Ministro Guzmán, o la suba compulsiva de la edad jubilatoria que afectará a miles de mujeres. Pablo Carro, a tono con la ubicación de Yasky de la CTA, se abstuvo, como si fuera posible abstenerse y hacer silencio cuando se vota convalidar una deuda fraudulenta contraída a espaldas del pueblo y que sacrificará sus derechos y conquista por los próximos 20 años. Eduardo Fernández, representante de los empresarios cordobeses, votó positivo; ya sabemos quiénes se verán perjudicados.
Como los tres monos icónicos: no hablan, no ven, no escuchan. Es la única manera de dejar pasar por acción u omisión, una nueva estafa al pueblo trabajador.
Esta ubicación del kirchnerismo cordobés para con la vida de miles y miles de mujeres y disidencias sobre quien impactará el ajuste en nuestra provincia, no está desligada de la subordinación cada vez mayor al PJ de Schiaretti. En las ultimas elecciones, esta fuerza local, llevó como candidato principal en sus listas a Martín Gill, un aliado del opus dei y los sectores mas reaccionarios del clero. Nada que envidiarle al Portal de Belén.
La resultante está ahí: una convocatoria diferenciada, con columnas magras de los aparatos gremiales y estudiantiles que nada tuvieron que ver con sus bases movilizadas que sí inundaron la cabecera de la manifestación convocada por la Asamblea Ni Una Menos con sus carteles, pancartas y banderas.
La izquierda: en la calle y en el palacio
Es el Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad, junto al PTS , Pan y Rosas y otros agrupamientos, el que viene de ser motor central en la convocatoria de este 8M para permitir que se exprese la fuerza de la bronca contra todas las formas de violencia. El pasado jueves, fue el mismo FITU el que otra vez convocó a movilizarse frente al Congreso nacional para rechazar claramente, con argumentos fundados y denunciando la estafa del Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Porque sabemos que un nuevo ajuste se descargará con más violencia sobre las mujeres y disidencias sexuales, sobre las y los más pobres entre los pobres.
El rechazo a la política de ajuste de los gobiernos y el FMI estará dado en cada acción de las trabajadoras, como las docentes, que salgamos a pelear por la recomposición salarial y el derecho a la educación pública; en las peleas de las trabajadoras de la salud que estuvieron al rente de la pandemia; en el de las pibas que exijan el derecho a cursar y poder trabajar, rechazando todas las formas de la precariedad laboral.
Enfrentar al FMI y sus planes, se dará en cada paso para evitar que modifiquen los convenios colectivos de trabajo para empobrecernos, en las pibas que exijan ESI efectiva en las escuelas y Aborto Legal garantizado por los hospitales.
La batalla contra el FMI estará planteada cada vez que exijamos que el derecho a la identidad y que los tratamiento hormonales, de readecuación de género se hagan efectivos con las leyes que conquistamos, así como que el presupuesto vaya para refugios y equipos interdisciplinarios que asistan a las compañeras en situación de violencia.
Por eso, en este 8 de marzo, Pan y Rosas y el PTS dio una enorme pelea en las universidades, escuelas y lugares de trabajo. Por eso propusimos y arrancamos el llamado a paro efectivo en las asambleas docentes; por eso peleamos abiertamente para que se cumpla con el asueto conquistado en las universidades como sucedió en la Facultad de Ciencias Sociales; por eso organizamos juntadas en los barrios para debatir cuáles serían nuestras consignas de lucha y por qué la pelea por nuestras demandas estará signada por el pacto de vasallaje que imponen el Frente de Todos y Juntos por el Cambio de la mano del FMI.
La organización por abajo para que se exprese en las calles toda la fuerza de un movimiento que conserva su fuerza vital, será clave en la etapa que se abre.
La pelea contra el ajuste del FMI, el gobierno y la oposición de Cambiemos, no es una abstracción. Se dará en cada batalla y ganando las calles por eso es fundamental prepararse y organizarnos desde ahora para dar objetivos claros a nuestras peleas, forjar la unidad de las luchas, impulsar con todo la autoorganización de quienes no nos resignamos a que las políticas de ajuste son nuestro destino inexorable. Porque nuestras demandas no están satisfechas, porque la deuda sigue siendo con nosotras y nosotres, y porque sabemos que nunca, nadie nos regaló nada, pero la fuerza y las calles, son nuestras.
Laura Vilches
Concejala PTS - FIT Córdoba. Legisladora provincial (mandato cumplido) PTS-FIT Córdoba. Docente. Miembro de la dirección nacional del PTS y de la Agrupación de Mujeres "Pan y Rosas".