La ultra derechista Giorgia Meloni puede convertirse en la primera ministra Italiana tras las elecciones de este domingo. Entrevistamos a Giacomo Turci, editor de La Voce delle Lotte y dirigente de la Fracción Internacionalista Revolucionaria (FIR) de Italia.
Sábado 24 de septiembre de 2022 14:13
Este domingo 25 de septiembre, los italianos acuden a las urnas para elegir un nuevo gobierno y un nuevo parlamento. Las elecciones anticipadas se celebran dos meses después de la caída del Gobierno italiano y la dimisión del Primer Ministro Mario Draghi. Se espera que gane el bloque de la derecha, incluido el primer partido en las encuestas, Fratelli d’Italia, de Giorgia Meloni.
Entrevistamos a Giacomo Turci, editor de La Voce delle Lotte y dirigente de la Fracción Internacionalista Revolucionaria (FIR) de Italia acerca de los orígenes de esta crisis política, el ascenso de la derecha y la perspectiva que plantea la FIR.
Izquierda Diario: Este domingo son las elecciones y parece lo más probable es que se forme un gobierno con la extrema derecha y la derecha. ¿Cómo vienen las tendencias electorales?
Giacomo Turci: Sí, los últimos sondeos dan a la coalición de derecha una ventaja de unos 20 puntos sobre el Centro Izquierda y el partido populista M5S. Esta coalición de derecha está integrada fundamentalmente por la ultra derecha de Giorgia Meloni del partido Fratelli d’Italia; la Liga de Salvini y Fuerza Italia de Berlusconi. A esta altura ya está claro que será esta coalición la que gane las elecciones.
La formación del gobierno será un asunto más complejo que dependerá, en primer lugar, de los escaños que se obtengan en el Parlamento: podríamos ser que se forma una mayoría de gobierno parcialmente diferente a la que ganó la votación.
Lo cierto es que la ley electoral italiana con sistema mayoritario distorsiona enormemente la representación parlamentaria en relación con la influencia real de los partidos en el país.
Ese sistema electoral es muy antidemocrático y favorece en este caso a la alianza de la derecha, ¿puedes explicar cómo funciona?
La ley electoral combina dos sistemas para contabilizar los diputados electos en estas elecciones. Por una parte, representación proporcional y, por otra, un sistema mayoritario uninominal. Esto último quiere decir que el candidato con más votos gana y los otros partidos se quedan sin representación. ¿Cómo se combinan estos dos sistemas en una elección? El 61 % de los escaños se eligen con el método proporcional - porcentaje de votos obtenidos- y el 37 % restante de acuerdo al sistema mayoritario con circunscripciones uninominales. Aquí es donde las coaliciones que se forman, aunque obtengan un solo voto más que el resto, se quedan con el escaño. Esto favorece muchísimo a la coalición de la derecha. Es un sistema electoral que se aprobó en 2017 y que claramente busca que se consoliden grandes coaliciones. Con este sistema, para que se entienda claramente, una coalición que obtiene el 45% de los votos totales, se puede quedar con el 70% de la representación parlamentaria.
Esto podría abrir el camino para que la derecha haga incluso cambios constitucionales, contando con esta amplia mayoría de los diputados, aun cuando esto sea muy poco representativo de la realidad.
Además, hay que considerar que se espera una alta abstención electoral. Por lo que el resultado de las elecciones podría terminar siendo mucho más desfigurado respecto a la realidad.
Todo el mundo está mirando las elecciones italianas, porque puede llegar a gobernar Giorgia Meloni, con un partido antes reivindicaba abiertamente a Mussolini. ¿Cuál es el perfil político de Meloni?
Fratelli d’Italia (FdI) el partido de Meloni, nació en 2013 tras la crisis de su anterior partido, Alleanza Nazionale, heredero del Movimento Sociale Italiano (MSI, Movimiento Social Italiano), que era un partido abiertamente pro-fascista.
Giorgia Meloni representa la victoria del sector que tiene sus bastiones en Roma, donde Meloni creció, y en su región, el Lacio. Este partido se parece mucho al de Marine Le Pen en Francia, pero tiene un perfil más pro-OTAN y menos vínculos con Rusia, a diferencia de la Lega de Salvini, que ahora intenta tomar distancia de sus antiguas simpatías políticas por Putin.
Un rasgo característico del partido de Meloni es que está sustituyendo holgadamente a los antiguos democristianos y a Forza Italia como el partido preferido por los sectores de la mafia en el centro-sur, mientras que en el norte está creciendo ganando sectores que habían apoyado a la Lega durante los últimos cinco años. La apuesta ganadora del FdI ha sido reivindicar abiertamente un perfil católico-nacionalista de clara oposición al gobierno de Draghi. Así, parte del descontento social ha derivado en el apoyo a este partido.
La competencia entre la Lega y el FdI por el papel de primer partido de centro-derecha llevó a Meloni a adoptar posiciones menos radicales y más cercanas al consenso neoliberal-atlantista, pero a mantenerse en la oposición a Draghi y reclamando elecciones generales. Esta postura ha resultado fructífera, ya que el FdI ha ido ascendiendo hasta el primer puesto en las encuestas, con más del 24% de intención de voto.
Y desde el punto de vista económico, su relación con la UE, ¿se pueden esperar muchos cambios?
Todo indica que no habrá grandes cambios. En estos meses de campaña electoral, ya le han advertido a Meloni desde la UE y grandes bancos como Goldman Sachs, que hay un grave problema con la deuda italiana. Lo que le están diciendo es que no le conviene mover mucho el estatus quo de la política económica. Si Italia se queda sin financiación europea para su deuda, puede ser una catástrofe desde el punto de vista burgués, y eso no lo quiere la derecha italiana tampoco.
¿Cuál es el programa de Meloni en temas como la migración?
La política italiana de los últimos años no se puede entender sin cruzarla con esta cuestión. El ascenso anterior de Salvini fue en base a un discurso duro contra la inmigración. Ahora Meloni también explota ese discurso reaccionario. Es un modo de canalizar por la vía de la xenofobia el descontento social que hay en Italia ante recurrentes crisis. Durante el último tiempo, una de las medidas “estrellas” de Meloni era la idea de imponer un “bloqueo naval” a los inmigrantes en el Mar Mediterráneo, un control para evitar que los barcos o botes con inmigrantes salieran de Libia hacia Italia. Aunque ahora ha cambiado su propuesta, diciendo que técnicamente no sería posible, y llamando a que la UE aplique mayores controles marítimos para evitar la inmigración ilegal en la zona.
Desde la coalición de derecha también proponen la creación de centros de acogida de refugiados fuera de territorio europeo, es decir, en el norte de África, como Libia. Para evitar que salgan los refugiados, o para enviarlos allí una vez que han cruzado a Europa.
Sí, de conjunto, se trata de un programa ultra reaccionario. Pero, no hay que olvidar que han sido también los gobiernos de centroizquierda los que han firmado acuerdos con Libia para frenar las migraciones, y que vienen imponiendo duras leyes contra los migrantes sin papeles.
Meloni tiene un discurso populista de derecha, dice que los migrantes vienen y se transforman en “mano de obra esclava”, que “bajan los salarios de los italianos”, y por eso hay que echarlos. Lo dice para despertar los sentimientos más reaccionarios de aquellos que se han quedado sin empleo o que no les alcanza para vivir. Su política es totalmente reaccionaria.
Ante esto, sectores de la centroizquierda italiana y europea hacen campaña para “frenar a la derecha”. Pero en realidad sus políticas en temas migratorios no son tan diferentes, ¿no?
Claro, en las grandes políticas de Estado, esos partidos como el Movimiento 5 Estrellas o el Partido Democrático también sostienen políticas racistas y xenófobas, muros y vallas fronterizas, expulsiones de migrantes, etc. Son estos partidos los que defienden las leyes de extranjería racistas, y eso es lo que hace que los migrantes sean mano de obra semi esclava.
Por eso, contra la vía reaccionaria de Meloni, la solución no es ningún “mal menor”. La salida pasa por la unidad de la clase trabajadora nativa y extranjera, por regularizar y dar papeles a todos los migrantes, y luchar por mejores condiciones de trabajo para todos, luchar contra la inflación y por el reparto de las horas de trabajo, entre otras medidas.
Hace unos meses, Meloni estuvo en Málaga, en un acto de VOX. Allí dejó bien claras cuáles son credenciales reaccionarias. Allí dijo: "Sí a la familia natural, no a los lobbys LGBT; sí a la identidad sexual; no a la identidad de género; sí a la cultura de la vida; no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista; sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva". ¿Qué puede esperarse si forma gobierno?
Meloni tiene una política ultra reaccionaria en todas estas cuestiones y con una amplia mayoría parlamentaria buscarán recortar derechos de las mujeres, del colectivo LGTBI, poner más dificultades para el derecho al aborto, incrementar las persecuciones a los migrantes, etc. Por ese motivo, la respuesta debe ser masiva y en las calles. Ante cada intento de recortar derechos, debemos responder, deben hacerlo los sindicatos, junto al movimiento de mujeres y la juventud.
Pero, como decía antes, no podemos olvidar que si Meloni llega al gobierno es por el fracaso estrepitoso de experimentos populistas como el Movimiento 5 Estrellas y de todos los gobiernos de la centroizquierda, que han gobernado para los grandes capitalistas de Italia.
La situación puede ser muy complicada los próximos meses, pero a la derecha no se le puede responder reconstruyendo ilusiones en la centroizquierda. Eso nos ha traído hasta acá. A la derecha y la ultra derecha hay que enfrentarlas retomando el camino de la movilización obrera y popular.
A un nivel más profundo, ¿qué expresa este ascenso de la extrema derecha en Italia?
En Italia hay desde hace años fuertes elementos de una crisis general, en la que se vinculan diferentes niveles (económico, político, cultural). El marxista italiano Antonio Gramsci la llamó crisis orgánica. La inflación superior al 9%, el rearme militar de la OTAN en Ucrania, la crisis energética, la sequía que afectó más la economía este verano, en el marcod de una recuperación aún incompleta tras el pico de la pandemia. Todo ello ha confluido en una crisis generalizada que dificulta a la clase dirigente y a los partidos del establishment la tarea de consolidar su hegemonía entre amplios sectores de la población. Esto conduce repetidamente a nuevas crisis por arriba, y también a los intentos de nuevos ataques a las condiciones de vida de la gran mayoría.
En los últimos años, las elecciones nacionales han resultado ineficaces para generar mayorías de gobierno fuertes que pudieran sobrevivir durante toda una legislatura de cinco años con un apoyo popular relativamente amplio. Se tiende, pues, a formar gobiernos "tecnocráticos" o de coalición entre partidos que, terminan siendo muy inestables. Eso pasó con el gobierno de Draghi, y así terminó.
La realidad es que todavía no hay un proyecto político que pueda revitalizar una hegemonía fuerte por parte de los partidos gobernantes. Y desde hace al menos una década, el porcentaje de no votantes (abstenciones) supera el apoyo a cualquier partido. En estas elecciones se espera que alrededor del 35% de la gente se abstenga, lo que ya muestra que hay una importante crisis.
Muchas gracias, vamos a esperar entonces los resultados de este domingo para volver a consultarte sobre la formación de gobierno en los próximos días.
Gracias a ustedes, el domingo estaremos informando para la Red de Izquierda Diario sobre los resultados preliminares de la votación.