El activismo obrero actual, ante la coyuntura política existente, debe tomar nuevos caminos sin abandonar los conocidos métodos de organización. Estos nuevos caminos, frente el recambio inminente de dirigentes políticos, al menos en Mendoza, requiere que los trabajadores seamos capaces de alzar nuestra voz en los ámbitos de las decisiones políticas
Martes 14 de julio de 2015
A partir del 2003 en Argentina, las condiciones políticas de post-crisis económica y social, fueron propicias para que los sectores obreros medianamente organizados, o representados por una entidad sindical, lograran una cierta autonomía de negociación con las patronales. Después de más de 10 años se restablecieron las paritarias salariales, que si bien no eran, ni lo son hoy, la solución a las problemáticas de los trabajadores, en ese momento se tomaron como un avance significativo.
El correr de los años, durante toda gestión kirchnerista, fue poniendo en evidencia que el impulso inicial no tenía la fuerza suficiente para traspasar los parámetros que las clases dominantes han impuesto, históricamente, a la clase obrera, y a los gobiernos de uno u otro color.
A la siempre necesaria resistencia, consecuencia de la organización obrera, para poner freno a los avances patronales sobre los derechos de los trabajadores, incluso hasta los derechos más básicos, hoy los trabajadores debemos llevar los límites del activismo más allá del terreno laboral. Hoy no podemos aspirar a reclamar sólo al patrón, por las condiciones salariales o laborales. La voz de los trabajadores debe escucharse, firme y segura, no sólo en las fábricas, sino también en los sindicatos, y por qué no, en los recintos parlamentarios.
Para que esta propuesta sea posible, el activismo sindical dentro de la fábrica debe transformarse en una militancia política, sin perder la base obrera pero con la mirada puesta en el entorno social y el contexto político.
No toda la clase obrera está preparada para asumir este desafío, pero han surgido en todo el país referentes obreros con la voluntad y la capacidad de llegar a sus compañeros de clase, como un igual, como un par que transmite y pone a consideración de los mismos un análisis ideológico de una situación laboral, que va más allá del tiempo que corre, del propio patrón, y de los gobiernos actuales. Estos referentes, lejos de ser iluminados, y mucho menos caudillos, son trabajadores que han sabido ganarse con la coherencia y la sinceridad de sus actos, el respeto y la confianza de sus propios compañeros y de otros trabajadores. La coherencia para interpretar, exponer, y someter al debate las problemáticas, y para respetar las decisiones de asambleas obreras, incluso yendo en contra de sindicatos que no siempre están en sintonía con sus representados. Y la sinceridad para actuar acorde a las decisiones tomadas por sus compañeros, con la fortaleza para dar la cara ante cualquier situación. Hay trabajadores de Lear y MadyGraf, que dieron un gran ejemplo, y lo siguen dando, con respecto a la coherencia y la sinceridad entre pares de la clase obrera. Y así, junto a ellos, muchos más en todo el país.
El mérito del Partido de los Trabajadores Socialistas, dentro del momento actual, y sobre todo en Mendoza, que es donde el crecimiento en las urnas es más notorio, por ir aumentando de una elección a otra, reside en haber salido a buscar votos y militantes en donde se apoyan sus propuestas: en la clase obrera, las mujeres y los jóvenes. Con el buen criterio de poner todo, desde las bancas parlamentarias hasta charlas sobre organización obrera, a disposición de los trabajadores, y sin perder de vista que el trabajador es un ser humano, y no un votante, al que se deja atrás después de las elecciones.
Y para continuar siendo consecuente con la línea discursiva del partido, ante la proximidad de las PASO, y luego de las negativas del Partido Obrero para unificar listas de candidatos, se siguen abriendo las puertas del Partido a la clase obrera, a las ya existentes candidaturas de obreros, se agregan decenas de precandidatos de raíz obrera de todo el país, hombres y mujeres que con los pies puestos en la fábrica, tiene la cabeza puesta en la acciones para mejorar la condición social y ayudar al fortalecimiento de la clase obrera.
Desde mi lugar de trabajo en la fábrica, veo las repercusiones positivas que ha tenido mi propia postulación a diputado nacional en segundo término, en algunos sectores se celebra como el fruto del trabajo en equipo, algunos compañeros son conscientes de que cada uno de ellos hizo su parte para que yo fuera precandidato, otros comienzan a entender que desde la fábrica puede proyectarse un compañero, un igual, y algunos más escépticos, aún piensan que un obrero no está capacitado para la política, pero entienden que se necesitan cambios, y postular a un obrero a un cargo político es un principio.
Más allá de la cantidad de votos que se logren, o las candidatura que lleguen a consolidarse como un cargo efectivo, el mensaje ya está sobre la mesa, y somos los obreros, con o sin candidatura, los encargados de llevarlo a todos nuestros familiares, amigos y compañeros. Hay un partido político, el PTS, que tiene espacio para los que sostenemos el sistema que alimenta y enriquece a nuestros patrones.
Los trabajadores tenemos una oportunidad, impensada hasta hace unos años atrás, la de entrar en los espacios en donde se decide y se sentencia la forma de vivir de nuestras familias.
Me atrevería a decir que la totalidad de los precandidatos obreros en todo el país, están dispuestos a dar todo por sus compañeros de clase, y eso es porque seguramente ya lo vienen haciendo desde hace años. La entrega, en este caso, no está condicionada por el éxito, porque más allá de torcerle el brazo a la explotación patronal en alguna que otra ocasión, los referentes obreros y nuestros compañeros, estamos más preparados para las adversidades que para los éxitos….si llevamos siglos mirando al mundo desde abajo y seguimos luchando desde el lugar que nos toca, con el único objetivo de una vida digna para nosotros y nuestros semejantes.
El mensaje para toda la sociedad es que los obreros somos capaces de entrar y de imprimir una actitud más afín con las mayorías trabajadoras, en los espacios políticos que por dominación cultural y económica nos fueron vedados históricamente, por las oligarquías explotadoras que generan sus propios personajes políticos, amigos serviles del poder económico.
El futuro, compañeros y hermanos obreros, requiere de nuestro valor para asumir compromisos y llevarlos adelante con la responsabilidad solidaria que genera la conciencia de clase. El futuro comienza a depender de nosotros.
* El autor es precandidato a senador provincial por la lista 1A "Renovar y Fortalecer el Frente de Izquierda"