Las fotos filtradas de la Miss Universo Iris Mittenaere en supuesta "conducta lésbica" con la ex reina de belleza francesa Camille Cerf han puesto al descubierto una vez más el carácter lesbofóbico de los grandes medios de comunicación, así como la doble moral con la que se conducen.
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Jueves 2 de febrero de 2017
Las fotos filtradas de la Miss Universo Iris Mittenaere en supuesta "conducta lésbica" con la ex reina de belleza francesa, Camille Cerf, han puesto al descubierto una vez más el carácter lesbofóbico de los grandes medios de comunicación, así como la doble moral con la que se conducen, explotando por medio de especulaciones la identidad sexogenérica de figuras que, en este caso, enfrentan no sólo la opresión de género, sino la de una industria millonaria que lucra todos los días con la vanidad, los estereotipos y que ha querido hacer guiños de "inclusión".
Los encabezados de las notas dejan entrever una lógica machista y misógina, que presenta con morbo la lesbiandad, como una forma de disciplinar la disidencia sexual femenina por medio de sensualizarla, siempre para el placer masculino.
La reproducción de la "nota" en redes sociales desencadenó todo tipo de comentarios, desde quienes las "felicitaban" hasta quienes lamentaban que "chicas tan bellas no pudieran reproducirse", dejando en evidencia uno de los lastres más lacerantes que ha puesto sobre las mujeres el patriarcado y el capitalismo, y es el de dar a las mujeres atribuciones meramente reproductivas o de servicio doméstico.
Leer:¿Qué significa ser lesbiana?
La violencia institucional, el disciplinamiento de los cuerpos y la discriminación son tan sólo algunas de las realidades a las que una mujer debe enfrentarse en una sociedad capitalista. A esto, en el caso de una mujer que sale de la heteronorma, debe sumarse el profundo desdén que genera en el patriarcado cualquier identidad que salga de los roles de género establecidos.
En días recientes fuimos testigos de un gran escándalo desatado en playas de Argentina, cuando una veintena de policías obligó a tres mujeres a abandonar un espacio público, apelando a un "sentido común" que considera el cuerpo femenino como "obsceno".
A unas semanas del 8 de marzo, es urgente que las mujeres salgamos a las calles. En contra de la violencia machista, de este sistema que persigue y castiga la ruptura de sus roles, que se ensaña con las minorías y que todos los días se cobra la vida de mujeres y de heterodisidentes por todo el globo. Así como la consigna de #NiUnaMenos retumbó por toda América Latina, debemos pelear para que se extienda la lucha, al lado de nuestros compañeros trabajadores, en contra de cualquier forma de opresión y violencia.
