Tras los sucesos de Orlando un conjunto de funcionarios políticos y eclesiásticos dieron a conocer sus condolencias. Sin embargo son los mismos funcionarios que una y otra vez han declarado su guerra contra la comunidad LGTBI.
Martes 14 de junio de 2016
Tras los sucesos de Orlando una gran parte de los mandatarios de América y de Europa expresaron su repudio ante el ataque el bar “Pulse”. Hasta el Papa Francisco se pronunció ante los hechos y sostuvo “sus sentimientos más profundos de condena, dolor y perturbación de frente a esta nueva manifestación de locura homicida y de odio insensato”. Pero acaso, ¿también no era odio la convocatoria a la guerra santa que Bergoglio incentivaba desde el Arzobispado de Buenos Aires contra el matrimonio igualitario en Argentina?
De la misma manera lo hizo el presidente interino de Brasil, Michel Temer, quien se lamentó por la tragedia y se solidarizó con las familias y las víctimas del atentado. El mismo presidente, que tras el impaechment al gobierno de Dilma, fue colocado por aquellos diputados hombres, ricos y blancos que juraron por la familia, Dios y el matrimonio.
En el desfile de condolencias hasta tuvo lugar hasta Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular Español, quien se mostró consternado ante este “horrendo crimen”. El mismo Rajoy quien dijera años atrás que el “matrimonio es la institución entre un hombre y una mujer”. El mismo Partido Popular cuyo fundador, Manuel Fraga Iribarne, dijera que “hablar de orgullo gay es un error social” y que ante la aprobación del matrimonio igualitario en julio del 2005 sostuviera que “tenemos que acabar con estas leyes asquerosas”.
Mauricio Macri través de un tuit declaró estar consternado por la masacre de Orlando y “acompañar al pueblo americano y especialmente a las familias de las víctimas y heridos en estas horas difíciles”. La Cancillería Argentina a través de un comunicado se alineó tras la operación que pretende intensificar la campaña islamofóbica, corriendo del eje del hecho de que se trató de un ataque profundamente homofóbico y racista.
Pero detrás de la aparente neutralidad de las palabras de condolencias se sigue escondiendo que la violencia hacia la comunidad LGTBI sigue siendo una realidad vivida por gays, lesbianas y transexuales. La CIDH registra que durante un período de 15 meses (entre enero de 2013 y marzo de 2014) se contabilizaron 770 actos de violencia contra LGTB, de los cuales 594 fueron asesinadas. Esto solo en los 25 Estados miembros de la OEA. A esto se le suma que la mayoría de estos países no cuentan con registros, ni estadísticos que reflejen esta problemática.
Lo que no dicen las declaraciones de presidentes, funcionarios políticos, judiciales y eclesiásticos es que el origen de esa violencia se halla en el mismo Estado. Los discursos del odio, la estigmatización y la discriminación históricamente fueron y son sostenidos y reproducidos desde estas instituciones. No extraña entonces que detrás de la neutralidad se esconda en realidad la operación de ocultar que la masacre de Pulse fue un crimen de odio y de ataque homofóbico.
Rodrigo López
Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.