Fue noticia en los medios hegemónicos mendocinos, 6 supuestas denuncias contra un profesor que propuso leer y analizar Cometierra de Dolores Reyes en un colegio religioso de Mendoza. En pleno SXXI siguen actuando grupos conservadores para censurar libros. ¿Hay límites para encontrarse con la literatura? ¿“Pornográfico” es una categoría para pensar la Literatura? ¿Los libros no muerden?
Virginia Pescarmona @virpes
Lunes 21 de octubre 12:59
Cometierra y una cultura creciente de cancelación
El Colegio: Corazón de María de la Ciudad de Mendoza. La materia: Lengua y Literatura. El curso: 5to año del secundario. Un libro de Literatura. ¿Qué puede fallar?
La autora es Dolores Reyes. Ella es docente. Estudió letras clásicas en la Universidad de Buenos Aires, y como escritora publicó Cometierra 2019. ¿Por qué su novela causa tanto revuelo?
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No es la primera vez que hay un operativo cancelación. Ya Hernán Casciari había sido cancelado en San Juan por usar “malas palabras”. Cómo no recordar a Fontanarrosa aplaudido por todo el público en el Congreso de la Lengua en Rosario decir aquel famoso: “¿Tienen actitudes reñidas con la moral? Sí, obviamente. Pero no sé quién las define como malas palabras”. La propia Dolores Reyes fue cuestionada en Neuquén. “No es la primera vez que este tipo de hecho sucede en el país”. En 2022, un grupo de padres del colegio privado Pablo VI de Neuquén alzaron la voz ante los directivos. “Un relato de una primera relación sexo-afectiva no es pornografía y en todo caso, son los pibes y las pibas personas lo suficientemente aptas y lúcidas para emitir sus propios juicios acerca de lo que leen”, había comentado la autora de Cometierra, y nosotras sostenemos que eso se llama autonomía progresiva [1], término legal que recibe esta concepción del sujeto adolescente y sus derechos.
La situación, por sobre todo, abre múltiples preguntas. Cometierra es la historia de una chica con poderes de vidente que encuentra en la tierra lo que otras personas no pueden ver. Narrada en primera persona se suceden las historias de quienes buscan a quien no está: chicas, mujeres.
La novela en cuestión habla del femicidio, de la violencia, del machismo y, en reflexiones profundas sobre el saqueo, el exterminio, la opresión y la explotación. Está dedicada a sus víctimas. Y sí, claro que resuena, moviliza, irrumpe. ¿Qué es en realidad lo que molesta?¿Generar incomodidad es “corrupción de menores”?
Encontrarse con la literatura no puede devenir en un escrito en un juzgado. Puede ser, y es tarea nuestra como educadoras y educadores, transformarlo en un acto pedagógico. Y, como todo en la literatura, puede gustar o no, puede dar lugar a diversas interpretaciones y reflexiones. Y eso es aprender. Aprender a leer críticamente, a encontrar en lo que escribió otro la propia palabra, la propia visión de las cosas. ¿Es lógico que adultos con opinión propia, impongan, por vía de la acción judicial, la opinión a jóvenes de 17 y 18 años? Más preguntas que resuenan y nos llevan a pensar en el adultocentrismo [2] .
Pero en la escuela todo es sumamente incómodo y esa incomodidad es necesaria para aprender, para crecer. Desde el principio. Con solo pensar lo incómodo que es poner en contexto alfabetizador a un pibe o una piba que no conoce las letras, ni su forma, ni su sonido, ni su uso, asustaría. Pero está naturalizado y no se cuestiona. Como en una habitación escrita en símbolos absurdos a primera vista, se declara: hay que aprender a escribir y leer a los 5 o 6 años. Y eso “es así”.
La educación implica lugares incómodos, está repleto de ellos y la Literatura como disfrute es un lugar incómodo, porque toda, en toda su vasta extensión, permite abrir puertas, permite pensar. Y en la escuela permite darse la oportunidad de hablar, de lo que se habla allá afuera, adentro. Dialogar sobre el contenido del libro, antes y después de leerlo, es enseñar literatura. Así podemos pensar cualquier materia en las escuelas.
Hay doble vara
Con estos casos se abren múltiples posibles lugares desde dónde opinar, analizar, pensar. Y otra pregunta: ¿hay literatura abordable y no abordable en una escuela?
Desde nuestro punto de vista de educadoras la clave está en la mediación, pero a quién no le falla a veces el proceso educativo, cuantas veces nos rompemos la cabeza pensando una clase, los recursos, y nos encontramos del otro lado apatía, falta de interés o simplemente que la clase no les gustó cómo pensamos que sería. El libro Cometierra puede incomodar, ya lo dijimos, pero también lo hace el libro La Cautiva, y ni hablar si se propone analizar el cuadro La vuelta del Malón. Un libro como El Matadero de Esteban Echeverría, es violento y explícito, en la lectura nos encontramos con tortura y una violación, aunque nadie ha cuestionado jamás su presencia en currículas y planificaciones.
¿No es cuestionable y objetable la xenofobia y el racismo?
Gabriel García Marquez es indiscutido y número fijo, pero no se incorpora una visión crítica de su obra. Así le dejan pasar “Memorias de mis putas tristes”, sin chistar, aunque haga apología de la violación o contenga pasajes claramente misóginos. Hay literatura y literatura y hay ficciones y ficciones, como en todo. Y hay autores…y autoras.
En Sobre Héroes y tumbas de Ernesto Sábato resuena un incesto, y a nadie se lo ocurríó ir a una fiscalía a poner una denuncia por haber transitado infinitas veces en pasillos y aulas de escuelas. Al menos hasta ahora.
Entonces… ¿Qué les molesta a quienes les molesta?
Hay una dimensión en disputa y es la mismísima Educación Sexual Integral. Desde ya que para la ley es un Derecho Humano, ya que debería asegurar que podamos acceder a otros derechos humanos en igualdad: es indispensable para acceder a la salud, al derecho a la información, al cuidado del propio cuerpo y a tomar decisiones informadas y libres sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos.
Rosemberg en el 15 aniversario de la sanción de la ESI, la definió como una estrategia biopolítica que propone el derecho a la vida sexual sin coerción ni violencia (parte de la trama indisoluble de los derechos humanos) como rasgo constitutivo de lxs sujetxs. Y “… educar en los derechos humanos lleva a desestructurar los roles tradicionales dentro del aula y cambia la relación docente-alumno” (Rosemberg, 2021, 85).
Encarada en este marco y con criterios antidiscriminatorios, la educación sexual pone en juego nuevas construcciones de autoridad de lxs docentes en la institución educativa, y suele contradecir las costumbres arraigadas en los estereotipos culturales de género. Por eso “causa enormes resistencias manifiestas u ocultas por parte de los sectores políticos conservadores que basan su poder en las estructuras patriarcales de dominio, discriminación y subordinación de las mujeres y de las personas que no se identifican con uno de los dos términos de la matriz binaria naturalizada masculino/femenino, o que se expresan en disidencia con su asignación de género al nacer. Estructura patriarcal que, aunque en franca decadencia por acción de las luchas emancipatorias feministas de las mujeres y LGTTBI+ y de otros movimientos de liberación, ha sido históricamente funcional al régimen capitalista hoy globalizado” [3].
En este marco, decimos que no se trata de esconder temas, tópicos, nudos problemáticos. Se trata de ponerlas en cuestión, de alentar la escucha activa.
La literatura ayuda a pensar, a conocer, reflexionar y valorar las emociones y los sentimientos presentes en las relaciones humanas, también a encontrar nuevas palabras y formas de expresarse. Puede ser en relación a todo cuanto haya de humano. Y también en relación con la sexualidad, reconociendo, respetando y haciendo respetar los derechos humanos.
No es fácil hablar de la intimidad propia y ajena, del amor, el respeto por la vida y la integridad de las personas, de la solidaridad y la convivencia, y, encima, que sea con responsabilidad. Y para colmo, hay que lidiar con prejuicios, juicios, ignorancias y valores hasta contrapuestos.
Y si, Cometierra dice “ pija”, dice “Concha” y dice “tetas”. Escándalo.
Pero, y aún más para colmo: los parámetros para escandalizarse los pone “Youtube” o “Tik Tok” y el caso se nacionalizó con un youtuber que viralizó que esos sitios le “censuraron” la lectura de citas del libro. Lo que no dice (n) es que esos mismos sitios (y por suerte) no censuran un perreo o la letra de algún cantante con tono centroamericano diciendo “te monto”, “tu eres bien puta” , “te doy”, “pa delante, pa trás”, “me gustan más grandes”, hablando de “gatitas” o describiendo ’sexting’. Por el contrario, se aplaude, se baila y tararea cuando se habla de someter a una mujer, hacer “travesuras”.
Oximorón o hipocresía mayúscula. Debatamos mientras bailamos la que dice que le bajan la falda, se le viene y se pone en cuatro…que parece que eso no genera ningún trauma.
No serán las hogueras de la Inquisición, las hogueras de los nazis o las dictaduras, pero siempre se intenta volver de una u otra forma a una censura con aquello que interpela, hace pensar, movilizar, cuestiona.Y son batallas que se dieron y hay que seguir dando. Desafío: busquemos en los diseños curriculares cuántos autores hay que desafiaron “la moral pública” y “las buenas costumbres”.
Y mientras despotrican contra la ESI y la “ideología de género”, llegando a deslizar que la educación sufre una supuesta crisis de matrícula por la baja de la natalidad, que sería producto de la conquista del derecho al aborto. No fake. Eso dicen.
Pero la realidad es que lamentablemente, no hay mucha ESI en las escuelas, se cerraron programas, se desfinancian los equipos, se despiden profesionales, etc. Osea, más bien todo lo contrario, y en gran parte, su aplicación, depende de la voluntad del equipo directivo y de las docentes que creemos en su poder de transformar la educación y la vida de les pibis. Y las consecuencias ya se empiezan a medir. Pero es tema para toda otra nota.
Lo que, en este caso, merece aprovecharse para reflexionar y debatir es qué es lo que les molesta y qué intentan prohibir.
La censura, más allá de los fundamentos, es censura. Que contenga escenas sexuales o palabras vinculadas a la sexualidad no parece fundamento lógico para judicializar una obra y si para profundizar en qué preconceptos y prejuicios subyacen.
En principio poner en cuestión la propia concepción reduccionista de la sexualidad, y sesgada a lo biológico. La ESI pone esto en cuestión y eso molesta.
Sabemos que la sexualidad es una dimensión muy compleja que contiene aspectos culturales, psicológicos, políticos, históricos. La ESI también cuestiona visiones que atentan contra la autonomía progresiva, que atentan contra las prácticas de cuidado y, ni hablar, contra quienes ven en el placer un problema.
No es una cuestión cultural, “ideológica”. Es político.
Ante tanto negacionismo no sorprende que se ponga el ojo inquisidor en aquellas propuestas que permiten desplegar herramientas para identificar situaciones de violencia de género, de abuso, de peligro. Estamos ante un gobierno que hizo de la ESI un enemigo público y no para de producir fake news, información incorrecta, sentidos comunes y recortar presupuesto y posibilidades de desarrollo de no solo la ESI, sino que desmanteló la línea 144, el Programa Acompañar, desarticuló el Ministerio de la Mujer, echó a cientos de trabajadoras y arremetió contra otras políticas relacionadas a la violencia machista. La guerra contra los feminismos es una de las favoritas del presidente Javier Milei y tiene sus seguidores por acción u omisión.
Por eso no podemos ni banalizar, ni minimizar el tema. Y nunca lo hemos hecho.
Frente al maltrato o al abuso sexual, las escuelas deben comprometerse, y muchisimas a lo largo y ancho del país lo hacen, despues de un taller, de una clase, o de la lectura de un libro, se abre un espacio de escucha por parte de docentes y estudiantes, muchas veces aparecen relatos desgarradores, y es la seño, la profe, o la prece, las que activan guias, protocolos y acompañamientos.
No se trata de hacer una defensa corporativa del docente en sí, o de juzgar unilateralmente. Se trata de abrir un proceso de escucha. En las calles, en las escuelas y en todos lados peleamos por desnaturalizar y erradicar las formas de violencia, discriminación, odios, convenientes a este sistema. La credibilidad, empatía, contención, escucha activa, no victimización y re - victimización, no tutelaje, accesibilidad, imparcialidad es lo mínimo que debemos propiciar en nuestras prácticas escolares.
Por eso, también, hace unos años, cuando el FURS conducía en SUTE en Mendoza, elaboramos esta cartilla para aportar en este sentido. Hoy volvemos a ponerlo a disposición de las escuelas mendocinas
Folleto ESI Sute by La Izquierda Diario
[1] La autonomía progresiva es un concepto que reconoce a las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derechos lo cual significa que todos sus derechos humanos deben ser reconocidos, respetados y garantizados sin ningún tipo de condición.
[2] El adultocentrismo es una situación de desigualdad de poder por edad que está instalada en la sociedad, otra de las múltiples formas que tiene el capitalismo de dividir por relaciones asimétricas.
[3] Rosemberg, M (2021) “A 15 años de la aprobación de la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral” en Velasco, L. (2021) E.S.I: Pensares, recorridos y desafíos: a 15 años de las leyes de Educación Sexual Integral.
Virginia Pescarmona
Docente, Corriente 9 de abril/Lista Bordó, Mendoza