Foto: DyN
El presidente Mauricio Macri firmó este mediodía el “Acta de Compromiso para el Tercer Siglo de los Argentinos”. Lo hizo junto a gobernadores, legisladores e invitados extranjeros en la Casa Histórica de Tucumán. A la cita faltaron la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner y el de Chubut, Mario Das Neves.
Tras un minuto de silencio en homenaje a los “próceres de la Independencia”, el presidente, escoltado por el gobernador tucumano Juan Manzur y el rey emérito de España, Juan Carlos I, rubricó el compromiso en el marco del Bicentenario.
Minutos después Macri realizó un nuevo discurso, transmitido por todos los medios nacionales. Una conjunción de definiciones con un objetivo claro: plasmar los valores políticos y económicos de su gestión frente a una población que cada vez sufre más el ajuste y aumenta su bronca ante los tarifazos y la inflación.
La juventud y la clase trabajadora fueron blanco de sus palabras más vehementes. Casi como si se tratara de un patrón de estancia exhortando a sus peones descontentos con el jornal.
Los jueces también tuvieron su dedicatoria, aunque en tono amistoso pero sin dejar de buscar "marcar la cancha" desde el Poder Ejecutivo.
Y los grandes ausentes del discurso fueron los empresarios, la clase social a la que él y casi todos sus funcionarios pertenecen.
Algunas definiciones que hablan por sí solas
Feliz día de la Patria, feliz día de la Independencia para todos. Es una jornada de muchísima emoción. La verdad que es maravilloso. Acá es donde empezó la historia. Acá es donde un conjunto de ciudadanos se animaron a soñar. Y hoy estamos todos movilizados, con los gobernadores con quienes estuvimos allí adentro (de la Casa de Tucumán) asumiendo compromisos de futuro y tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en ese momento. Claramente deberían tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España. Porque nunca fue fácil. No fue fácil en ese momento ni es fácil hoy asumir ser independiente, ser libre. Porque eso conlleva una responsabilidad. No le podemos echar la culpa a nadie de lo que nos suceda porque somos los dueños de nuestro destino. No podemos sentarnos a esperar que alguien venga a tomar las decisiones por nosotros. En el mismo 9 de julio pero 200 años después quiero pedirles lo mismo a todos los argentinos: que seamos protagonistas, que nos tengamos fe, que creamos en nosotros mismos, en nuestra de capacidad de crear, de hacer y de desarrollar. Ya empezamos a caminar en dirección hacia un futuro mejor y con otros valores, con la cultura del trabajo, del esfuerzo personal y del diálogo. Yo me comprometo a decirles la verdad. La verdad que es exigente, que es dura y nos desafía. Porque tenemos que reconocer lo que nos pasa y ahí resolverlo. Pero en el comienzo de estos segundos 200 años (sic) les tengo que pedir algo más. Que la verdad sea algo que gobierne entre todos nosotros, que sea moneda de cambio de todos los días. Hay un juego de cartas que a mí me gusta mucho, que es el truco. Pero no se aplica a la vida. Uno no puede andar en el día a día cantando falta envido sin nada, no puede hacer señales falsas. Es al revés, necesitamos señales claras. Un país es como una familia. Y lo que hace un integrante de la familia siempre repercute sobre los demás. Que cadad uno de nosotros dé lo mejor de sí. Que cada alumno se esfuerce por aprender y superarse. Que cada maestro ponga todo el amor que pone en enseñar pero también en exigir y en evaluar para asegurarnos de que ellos tengan las herramientas para un mejor futuro. Y nuestros queridos docentes tienen que aceptar que tienen que evaluarse sistemáticamente para ver si tienen esas herramientas. Nuestros queridos trabajadores. La cultura del trabajo, del esfuerzo. Ese esfuerzo que te lleva al camino de la dignidad, de la autoestima, de la felicidad. Pero tenemos que alejarnos de lo que pasó en los últimos tiempos, donde creció el ausentismo, las licencias, las jornadas horarias reducidas. Cada vez que un gremio consigue reducir la jornada horaria todos los demás argentinos lo asumimos como parte de un costo. Y no está bien. Y nosotros, los que nos toca construir desde la política, tenemos más responsabilidad. Tenemos que dar ejemplo, en el diálogo, en la cercanía, en la austeridad, en la transparencia. Es más importante invertir que gastar. Nuestros jueces tienen tan importante labor que es defender el valor de la ley, de nuestra Constitución, terminar con la impunidad. Y lo tienen que hacer con equilibrio, con mesura, cuidando el valor de la palabra que dicen y escriben. Este punto de partida es particularmente difícil. Porque encontramos un país y un Estado realmente muy castigado, por la mentira y la corrupción que nos sigue indignando todas las semanas. Tuvimos que tomar muchas decisiones que fueron duras y duelen, que me duelen a mí. Pero les agradezco a todos que me hayan acompañado a abrirnos al mundo. Y el mundo nos ha tendido la mano. El mundo nos quiere acompañar. Somos un pueblo libre y depende de nosotros que marquemos el proyecto y el rumbo. Yo les quiero decir que vamos por el camino correcto. Cada día estoy más convencido que vamos rumbo a un increíble futuro. Estoy convencido de que en estos siete meses hemos aprendido a escucharnos más, a comprendernos más y hemos emprendido el camino al progreso. Falta muchísimo. Pero lo importante es que cada día estemos un poco mejor. ¡Vamos Argentina. Viva la Patria. Viva el amor. Fuerza, fuerza!