En un año más de 73.000 personas perdieron sus trabajos o dejaron de buscarlo activamente en Tucumán. Un análisis de las engañosas estadísticas oficiales.
Lunes 21 de diciembre de 2020 16:49
La semana pasada se publicaron los resultados del informe sobre mercado de trabajo del Indec para el tercer trimestre del año. Para el NOA la estadística arroja que Tucumán registra la tasa de desocupación más alta del NOA, 11% contra un promedio de 8,6%.
Sin embargo, el Indec registra una tasa de desocupación más baja que en el primer trimestre del año, antes de la pandemia, cuando se registró un desempleo del 13,1%, y en un nivel similar al del tercer trimestre de 2019.
Tomados a la ligera, estos datos podrían dar a entender que la destrucción de puestos de trabajo durante la pandemia es cosa del pasado. Sin embargo, como ya hemos señalado en otras notas, las estadísticas pueden ser engañosas.
Si en vez de mirar los porcentajes, ponemos atención a la cantidad de personas, se puede observar que entre el tercer trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2020, la población económicamente activa (PEA), es decir, las personas que están ocupadas y las que estando desocupadas buscan empleo activamente, pasó de 428,3 mil personas a 355 mil personas.
Esto significa que en un año más de 73.000 personas perdieron sus trabajos y ya no están buscando. Seguramente porque porque no consiguen. Esas 73.000 personas pasaron a formar parte de la Población Económica Inactiva (PEI).
Si descomponemos esa cifra, tenemos que la población ocupada pasó de 380,6 mil a 315 mil personas. Es decir, en un año se destruyeron más de 65.000 puestos de trabajo. Mientras que los desocupados pasan de 47,6 mil a 39 mil personas.
¿Cómo se explica que en el mismo lapso caiga el empleo y el desempleo? La razón de este movimiento aparentemente contradictorio que el desempleo cae porque más de 8000 desocupados dejaron de buscar trabajo y pasaron a formar parte de la PEI.
Como el desempleo se mide en proporción a la PEA, una lectura superficial podría dar a entender que el desempleo está cayendo y que la destrucción de empleos durante la pandemia habría quedado superada. Sin embargo, la actividad y la ocupación siguen más de 15 puntos abajo respecto al mismo período del año pasado.
Si la comparación la hacemos respecto del primer trimestre del año, se observa que durante la pandemia más de 45.000 personas fueron expulsadas del mercado de trabajo. Descomponiendo la cifra vemos que en este periodo se destruyeron 32.000 puestos de trabajo y junto a unos 13.000 desocupados pasaron todos a engrosar las filas de la población inactiva.
Casi el 90% de la destrucción de puestos de trabajo se dio en el sector informal. Este dato surge del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que mide la evolución del empleo registrado. De acuerdo a esta fuente, entre septiembre de 2019 y septiembre de 2020, se perdieron unos 8.000 puestos de trabajo registrados y de ese total 5.000 puestos se perdieron durante la pandemia.
Aunque el tercer trimestre recupera algo de la caída del segundo, no llega a compensar la destrucción masiva de empleos. La crisis en curso agravada por la hoja de ruta de ajuste que impone el FMI auguran mayores padecimientos para las mayorías populares. Las tomas de tierra son apenas un anticipo de las luchas que se vienen. El reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y la unidad entre ocupados y desocupados será fundamental para imponer una salida de otra clase a la crisis en curso.