Ayer se inició el juicio al policía Pedro Moya acusado de asesinar al joven de Las Heras en 2012.
Miércoles 10 de agosto de 2016 13:55
Hace exactamente cuatro años, 12 integrantes del Grupo Especial de Seguridad (GES), entre ellos Pedro Nolasco Moya (39), ingresaron a una vivienda del Barrio Estación Espejo -conocido como Cinco Mil Lotes- para realizar un allanamiento. Allí asesinaron a Maximiliano, de tan sólo 16 años, de catorce balazos.
El joven vivía en su casa junto a sus hermanos y padres. En el momento que los policías irrumpieron en el domicilio se encontraba durmiendo en una habitación junto a su hermano de 10 años. El efectivo del grupo GES portaba una ametralladora que en ese momento se encontraba en modo de disparo ráfaga. Catorce proyectiles hirieron a Maximiliano que murió sobre su cama sin poder reaccionar ante el hecho.
El caso estuvo a punto de archivarse ya que fue considerado en legítima defensa, pero la familia de Ríos se constituyó como querellante y pidió que se profundice la investigación.
Nolasco Moya es juzgado desde ayer en la Cuarta Cámara del Crimen y, de ser encontrado culpable, podría recibir una pena que va de los 6 meses a los 5 años de prisión.
Los números del horror
En 2014 se produjeron 137 homicidios en Mendoza. De estos 9 (6,56%), se produjeron en ocasión de robo, y 21 (15,32%) fueron casos de gatillo fácil. Esto según datos del Observatorio contra la Violencia Estatal.
En esta provincia un joven tiene más posibilidades de morir a manos de las fuerzas represivas del estado que por ser víctimas de la llamada “inseguridad”. Los jóvenes son perseguidos por averiguación de antecedes, portación de rostro, el estilo de ropa que usan, la música que escuchan o dónde viven.
Recordemos casos emblemáticos como los de Sebastián Bordón asesinado en octubre de 1997, Jonathan Chandía, en mayo del 2006, Fabio Basualdo de San Rafael, muerto a manos de la policía en 2010, Nicolás Barrera asesinado por la espalda. Entre otros.
A través de la organización y lucha, junto a organizaciones de derechos humanos y familiares, se puede llegar hasta el final para terminar con la impunidad de la que gozan estos efectivos y poder exigir de una vez por todas juicio y castigo a los responsables.