Se trata de Carolina Gutiérrez, vicedirectora de la Escuela 1-002 Manuel Blanco Encalada, de Junín. Un grupo de padres elevó una nota a la Supervisión en la que denuncian y expresan “preocupación” ante la práctica de saludar con lenguaje inclusivo.
Virginia Pescarmona @virpes
Jueves 13 de junio de 2019 20:00
Una carta a la Supervisión y una denuncia por usar lenguaje inclusivo. Según las familias se trataría de la “transmisión de vocabulario no descripto por la Real Academia Española”, y el problema es que generaría “confusión” en les niñes. El tema ya trascendió a los medios.
La Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares (DOAITE), funcionarios del gobierno provincial y supervisión son los organismos involucrados en esta increíble denuncia en la que once firmas cuestionan el accionar de una maestra con perspectiva de género. El Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE) también se ha hecho presente apoyando a la docente, entendiendo que no hace más que cumplir, con conocimiento y fundamento, su rol.
Al respecto Ana María Vega, periodista y formadora en Educación Sexual Integral (ESI), dice que “desde el punto de vista de la educación sexual integral la actitud de la docente de referirse a sus estudiantes en lenguaje inclusivo es totalmente loable, porque denota que tiene una formación que le permite comprender que sus estudiantes pueden no identificarse con el género masculino o femenino y a su vez entender que hay personas, niñas, niños, niñes, adolescentes que están en la construcción de sus identidad y de esta manera ella habilita la posibilidad del diálogo en ese sentido. Quienes pueden estar en contra de esto y decir que la ESI no incluye estos aspectos, están negando el carácter dinámico que tiene la sexualidad humana y la comprensión de la sexualidad humana en la ESI. Ésta no muere en la letra de la ley, porque la ley habilita la construcción de materiales que den sentido a la práctica educativa, y todo lo que se vaya generando a partir de la sanción de la ley es válido. El Ministerio de Educación de la Nación, el Consejo Federal de Educación, el programa nacional de ESI y de las provincias, como el que existe en Mendoza han generado materiales en los que el lenguaje inclusivo está presente. Por lo tanto la actitud de la docente está avalada en su práctica”.
Inclusión, identidad y prácticas educativas
La Ley Nacional de Educación Sexual N° 26.150 es del año 2006. La Ley de Identidad de Género N°26.743 es del año 2012 y reconoce el derecho a tener la identidad sexual autopercibida. Desde el 2008 el Consejo Federal de Educación aprobó los lineamientos curriculares para la ESI. Todo viene lento, pero desde el 2018 hay un anexo de resolución N° 340 que deja legalmente escritos los cinco ejes de la ESI, mencionando el respeto a la diversidad. Hay suficiente fundamento para tener prácticas educativas inclusivas.
Pero los cambios cuestan y el idioma, como toda construcción social, lleva sus batallas implícitas. La necesidad de que el lenguaje sea una herramienta de transmisión y comunicación de lo que sentimos y pensamos, necesariamente implica que tiene tiene que ir cambiando. Lo importante es poder ofrecer, desde el ámbito educativo, un contexto lingüístico que posibilite la construcción de la identidad sin cargas negativas, que al menos pueda nombrar distintas realidades para no destinarlas a una existencia marginal.
La batalla por el lenguaje (inclusivo)
Mientras que para la Real Academia Española es absurdo y niegan el uso de la "e" y de la "x" como marcas de género neutro, ya que lo consideran innecesario “pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”, la escuela en contexto debería habilitar, desde el lenguaje, lugares posibles que puedan alojar las diversidades en los modos de ser y sentir.
Esa misma institución medieval que no tiene problemas en incorporar a la lengua española “yutubero”, “wasap”, “tuit”, ve con horror el “le” inclusivo que con la fuerza del movimiento de mujeres se instala en particular en la juventud.
Enchalecar la discusión en si es "correcto", no es correcto es una calle sin salida. Por usos y costumbres se acepta el uso de “las y los”, y esto tiraría por tierra el genérico masculino como imposición. Incluso en varias universidades nacionales, incluyendo la UnCuyo, han aceptado el uso del lenguaje inclusivo en trabajos prácticos, tesis y ponencias. Es un paso enorme en la formación de profesionales y de los/as propios docentes.
Se trata de pensar el uso inclusivo del lenguaje. Esto implica tomar conciencia de la discriminación implícita que significa la normativa de la lengua castellana. Ante esto no sabemos si con los años se aceptará y se utilizará la “e”, el @ o la “x” para erradicar el masculino genérico. Lo que sí sabemos es que, tras la marea verde y de las miles, mejor dicho, millones de mujeres que luchan por sus derechos, de las minorías y diversidades que exigen respeto, nada seguirá igual que antes, ni siquiera el lenguaje.
Como ya sabemos para les chiques es una novedad que les cae bien, que se la apropian con entusiasmo y naturalidad, pero que haya docentes que se comprometan con dejar de invisibilizar lo diverso, hacen de la educación y la escuela un lugar mejor.
Aquí puede leerse el comunicado emitido por el SUTE: Hostigan a una docente de Junín por uso del lenguaje inclusivo: Nosotres, con la ESI nos metemos
Virginia Pescarmona
Docente, Corriente 9 de abril/Lista Bordó, Mendoza