Cientos de mujeres que llegan a Europa buscando un refugio, son encerradas en centros de detención.
Viernes 11 de marzo de 2016
Habitualmente leemos en los diarios sobre los miles de refugiados abarrotados en las fronteras europeas tratando de llegar a un destino que les permita tener una vida mejor. Algunos logran llegar a destino, a pesar del hambre, del frío y de los peligros que los acechan, que van desde la brutalidad policial, hasta caer víctimas de las redes de trata que actúan en complicidad con la policía. Algunos sobreviven en precarios campamentos de refugiados donde la vida se torna casi inviable, como es el caso de Calais, Francia. Y muchos terminan encerrados en “Centros de detención”, cárceles donde esperan saber cuál será su suerte. Las mujeres y los niños son los más vulnerables a estas situaciones.
La mayoría de los refugiados que llegan día a día a Europa son mujeres y niños que huyen de sus lugares de origen víctimas de la guerra, o perseguidos por su etnia, religión, orientación sexual o simplemente por el solo hecho de ser mujeres. En Inglaterra cuando una mujer llega solicitando asilo termina en el Centro Yarl’s Wood Detention, estas son algunas de sus historias, y las duras condiciones en las que se encuentran cuando en realidad solo deberían estar recibiendo ayuda.
Margaret vivía en República Democrática de Congo, trabajaba en un restaurant y criaba a sus 3 hijos, hasta que un día el ejército la secuestró a raíz de las actividades políticas de sus hermanos. Durante 2 semanas, ella y otro grupo de mujeres fueron sistemáticamente violadas por diferentes grupos de hombres, algunas incluso hasta la muerte. Su familia pagó para liberarla, y pudo huir sin saber que llegaría a Gran Bretaña. Tras 2 semanas, terminó presa en Yarl’s Wood.
Como Margaret, la mayoría de las mujeres en estos “Centros de detención” han sido víctimas de violaciones, tortura, mutilación genital, forzadas al matrimonio infantil, o víctimas de trata. Las condiciones a las que son expuestas en Yarl’s Wood no hace más que traumatizarlas, y dejar secuelas importantes en su salud física y mental.
Grace llegó a Gran Bretaña en 2006, tuvo que huir de Uganda por ser homosexual, ya que en ese país esta elección es. Detenida en una protesta por los derechos LGTB, fue encarcelada y sufrió violencia sexual. Una vez en Yarl’s fue golpeada, atada y expuesta al frío y la falta de alimentos en reiteradas ocasiones. “Estar en Yarl’s es como ser torturada nuevamente”.
Entre 2013 y 2014 la ONG WomenforRefugeeWomen realizó un relevamiento sobre 38 mujeres que estuvieron detenidas por períodos de más de 1 mes y denunciaron haber sido golpeadas, abusadas sexualmente, hostigadas con comentarios xenófobos, no recibir adecuado tratamiento médico (incluyendo a las mujeres embarazadas, o que padecen enfermedades como HIV O tuberculosis), ser observadas las 24hs por guardias de sexo masculino o ser puestas en confinamiento solitario hasta por 20 días si realizaban algún tipo de protesta por las condiciones de detención.
A pesar de las investigaciones iniciadas a raíz de las denuncias sobre más de 30 casos de abuso sexual, nada ha cambiado al día de hoy, y todo parece empeorar a partir del endurecimiento de las leyes hacia los refugiados en la UE, y el cierre total de las fronteras.
En 2014, 99 mujeres embarazadas fueron detenidas en esta prisión, 9 fueron deportadas, y el resto continúa esperando por su libertad.
Diferentes grupos han realizado movilizaciones exigiendo la libertad de las refugiadas, y campañas de apoyo denunciando la particular situación de vulnerabilidad de las mujeres embarazadas, también se han formado varias redes de apoyo donde son contenidas económica, legal, y psicológicamente.
Sin dudas la contrapartida de los líderes de Europa, es la solidaridad de clase y género de estas mujeres trabajadoras, estudiantes, ex refugiadas, que han decidido organizarse para terminar con esta dura realidad.
Fuente: refugeewomen.co.uk