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Red Internacional
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Derecho a decidir. No nos sacarán de las calles: docentes de Pan y Rosas agredidas por encapuchadas

Maestras de educación básica, de nivel superior y trabajadora de la salud denuncian agresiones en marcha por el derecho al aborto.

Pan y Rosas México

Pan y Rosas México México | @PanyRosasMex

Jueves 30 de septiembre de 2021

Maestra Sulem Estrada

Las maestras de Pan y Rosas acudimos a la movilización pues llevamos más de una década luchando por el derecho al aborto, exigiendo educación sexual para que ninguna de nuestras alumnas tenga una maternidad no elegida y contra la violencia y los feminicidios.

Luego de una gran jornada que desafortunadamente no logró ser unificada, pues hubo varias convocatorias, llegamos a la plancha del zócalo. Fue ahí cuando un pequeño grupo de encapuchadas comenzaron a gritarnos. Nosotras hicimos una valla para defender a nuestras compañeras, pues traían palos, martillos y tasers con los que nos amenazaban.

Comenzaron a aventarnos petardos y cuetes. Con un megáfono nos gritaban al oído buscando echarnos de la plancha del Zócalo. A mi compañera, que he visto pelear a brazo partido en su escuela por la salud y seguridad de sus alumnas, le arrebataron el celular de las manos e intentaron hacer lo mismo con otra maestra.

Nos jalonearon, nos golpearon con las varas e intentaron quitarnos nuestras banderas; banderas que levantamos con mucho orgullo porque somos parte de quienes no se conforman con la despenalización del aborto sino que peleamos por su legalización para garantizar que las nuestras, las mujeres trabajadoras, las más precarizadas, puedan acceder a su derecho a decidir.

Porque somos quienes peleamos por un regreso seguro a clases presenciales para que nuestras niñas y niños no sufran riesgos. Porque somos quienes luchamos contra los feminicidios y la precarización de las mujeres. Los intentos de los patrones y el gobierno de sacarnos de las calles y meternos miedo no van a funcionar.

Seguiremos luchando consecuentemente, como hemos hecho hasta ahora, por los derechos de nuestras niñas. Seguiremos peleando por educación sexual, por acceso a métodos anticonceptivos y por aborto legal seguro y gratuito para todas.

Mariana Morales, ayudante de profesor en la Fac. de Economía, UNAM

Al llegar a la plancha del Zócalo seguíamos cantando ¡No fue la Corte, fuimos nosotras! Al buscar un lugar para escuchar el mitin organizado por la coordinación 8M, fuimos atacadas con petardos. Después, varios de ellos se dirigieron hacia una compañera y yo.

Maestra Diana Bruja Palacios

Llegamos a la plancha del zócalo desde el Monumento a la Revolución, comenzamos a escuchar consignas contra nuestro contingente de un sector de separatistas, unas encapuchadas y otras no pero del mismo sector; les replicamos que nosotras como feministas socialistas salimos a las calles en defensa del derecho al aborto, pero ellas comenzaron a incrementar su nivel reaccionario con acciones francamente porriles, empujándonos y amenazándonos con martillos y otras armas como varas largas y explosivos, que llevaban visiblemente.

Varias de ellas comenzaron a aventar un tipo de explosivo a nuestras piernas y pies, por lo que les exigimos que dejaran de agredirnos; en cambio incrementaron aún más su nivel de ataque, nos golpearon mientras otras levantaban sus martillos en señal de ataque hacia mí y otras compañeras, maestras, trabajadoras y estudiantes de nuestro contingente.

Una compañera maestra las estaba grabando y ellas le arrebataron su celular, lo patearon hacia sus aliadas para que no lo alcanzáramos; pese a que intentamos recuperarlo, ellas nos golpearon impidiendo que avanzáramos por el celular de mi compañera, que reitero es maestra y su celular una herramienta indispensable para sus actividades cotidianas.

Posteriormente, una compañera, profesora en lucha despedida de la UACM, fue alcanzada a la altura de la catedral por un sector más pequeño de esas mismas separatistas, tres de ellas se le acercaron y la golpearon directamente en la cara con un tipo de plato causándole contusiones en la cabeza. Acudí para delimitarnos y traerla de regreso al contingente, pero las separatistas me golpearon con unas varas de madera dándome latigazos en el cuerpo, por lo que tuve que defenderme para ya no ser golpeada, entonces intentaron quitarme también mi celular, usando la misma táctica porril de patearlo hacia sus aliadas; afortunadamente, pude recuperarlo, pero para eso tuve que defenderme y correr para resguardarme también.

Con mucha rabia e indignación, les digo que como feminista socialista, trabajadora y madre, repudio completamente estos ataques en nuestra contra que sólo le hacen el trabajo sucio a las policías que también nos reprimieron el año pasado y que hoy replican estos sectores separatistas; también les digo que nuestros derechos los hemos ganado en las calles, con organización independiente del Estado y movilizaciones amplias, siendo que nuestro contingente y organización internacional recupera la mejor tradición combativa del movimiento de mujeres y seguiremos combativas, revolucionarias, organizadas, luchando por nuestros derechos en las calles.

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Maestra Adriana Rodríguez

Para mi como maestra la lucha por el aborto libre y seguro siempre ha sido importante, porque es un derecho que deberíamos tener todas, incluyendo a nuestras alumnas, pero además no solo se trata de eso, sino de la lucha por una educación sexual integral que hasta el momento en el país no existe. Justamente para que dejen de existir embarazos no deseados hace falta educación sexual, que también enseñe a los chicos a explorar y disfrutar de sus cuerpos y a poder decidir cuándo sí y cuándo no y de qué formas quieren compartirse de manera sexual.

Así que este día es importante para la lucha por todo esto en general, sin embargo fue claro que hubo diversas convocatorias para quitarle fuerza a nuestra movilización.

A pesar de eso, era una marcha nutrida, no tuvimos problemas pese al despliegue policíaco, por lo que nuevamente hicimos escuchar nuestra voz.

Al llegar al zócalo fuimos atacadas, no respondimos de forma violenta, pese al petardeo, golpes y martillazos.

El movimiento de mujeres debe estar unido, a pesar de nuestras diferencias la lucha es contra el sistema patriarcal y capitalista y no contra nosotras, ni contra nuestros compañeros de clase.

Así que no podemos permitir que se imponga un método violento para dirimir las diferencias.

Nuestra lucha en las calles es para exigir que el aborto sea legal y gratuito en todo el país, eso hace que la movilización sea significativa.

Creo que es indispensable continuar luchando por que haya un movimiento unido de mujeres completamente independiente de los partidos políticos y de las figuras del régimen y que tengamos claro quién es el enemigo y cuáles son nuestros objetivos cuando salimos a marchar.

Lucy González, trabajadora de la salud

Me llamo Lucy González, soy trabajadora precarizada de la Secretaría de Salud en la CDMX. Asistí a la marcha del 28 de septiembre porque estoy a favor de que las mujeres y personas gestantes decidamos libremente sobre nuestros cuerpos y maternidades, sin injerencia del Estado y la Iglesia.

Al llegar al Zócalo de la CDMX, nos encontramos con un cerco de vallas y policías protegiendo la Catedral y Palacio Nacional. Luego de una marcha muy combativa y necesaria, nos topamos con un grupo pequeño de mujeres sin organización o colectivo, que comenzaron a agredirnos y amedrentarnos. Golpearon a varias compañeras maestras, nos lanzaron cuetes y a una compañera le robaron el celular cuando grababa las agresiones; en mi caso, portaba la bandera de la comunidad LGBTTTI+ y estas personas intentaron bajar mi bandera, argumentando a gritos que "era una marcha separatista". Después de unos momentos de gritos y agresiones se fueron, y a lo lejos veíamos que seguían agrediendo a más mujeres que iban con sus compañeros.

Maestra Tamiko

Soy mujer, trabajadora y maestra en el sector privado.

Con motivo del 28S salimos a marchar con mucha fuerza por aborto legal, libre, seguro y gratuito.

Sin embargo, al llegar al zócalo fuimos interceptadas por un sector con métodos porriles, nos agredieron lanzando directo a nuestros cuerpos petardos para lesionarnos.

A una compañera estudiante que se encontraba junto a mi, le tocó recibir el impacto, a mi solo me rozó levantando mi cabello.

Este sector minoritario tenía como finalidad golpearnos, empujarnos y picarnos el cuerpo con taser (aparatos que usa la policía para amedrentar a las personas con fuertes descargas eléctricas).

No es la primera vez que buscan intimidarnos, cada que salimos a las calles buscan acallar nuestra voz, no consideramos que este sector sea feminista sino más bien porras infiltradas que tienen como finalidad dividir y aniquilar nuestro objetivo de tomar las calles.

Sabemos que detrás de estos métodos se encuentra el Estado y los partidos del régimen que le tienen miedo a la fuerza organizada de las mujeres.

Nosotras estábamos en las calles por nuestras alumnas, por las que nos han arrebatado y no dejaremos de luchar por construir una alternativa para todas las demás.

No vamos a permitir que sigan cooptando y desviando la conciencia de nuestras niñas y estudiantes.

Repudiamos estas agresiones ajenas a la tradición de lucha del movimiento de mujeres.

Maestra Soledad Farfalla

Hace un año, en plena pandemia, las mujeres que decidimos retomar las calles para seguir luchando por el derecho a decidir, estuvimos horas encapsuladas por cientos de policías pertenecientes al supuestamente extinto cuerpo de granaderos.

Fuimos golpeadas, gaseadas, arañadas… incluso nuestra compañera Flora Aco sufrió la fractura de un dedo. Hoy viendo el nuevamente desmedido operativo policíaco íbamos atentas ante posibles ataques, sin miedo, porque sabemos que justo lo hacen para intimidarnos, pero sí atentas para cuidarnos y cuidar a lxs otrxs.

Después de gritar en todo el trayecto “No fue la Corte, fuimos nosotras” entramos llenas de júbilo a la plancha del zócalo. Aparentemente habíamos llegado sin mayores dificultades junto con otras organizaciones y mujeres que como nosotras saben que los derechos se conquistan en las calles.

Estábamos alegres, cantando consignas, celebrando los pasos dados, los años de lucha, la llegada de nuevo al Zócalo que se nos había negado el año pasado con un tapón gigante de vallas y policías… y de repente un cohetón tronaba a mi lado… un grupo de porras se nos acercaba, diciéndose feministas decidieron aventar, uno sobre otro, cohetones entre mis pies y los pies de mis compañeras, que por más de una década han andado en esas mismas calles, en esa misma lucha.

Y luego, más violencia, ya no sólo eran los cohetones por aquí y por allá, pequeños grupos porriles amenazando y empujando a mis compañeras, siguen aventando cohetones, algunas no entienden, ¿por qué unas feministas atacarían a una organización de mujeres con cohetones y golpes? Mis compañeras de acero, no responden a las agresiones, la frustración de las otras se eleva y empiezan a golpearnos.

Saco mi celular para grabar y documentar el ataque porril. Una de las porras lo toma y sin más lo roba. ¡Sí, una porra acaba de quitarme mi principal herramienta de trabajo! Como todas las maestras en tiempo de pandemia, el celular es mi herramienta para contactar y apoyar a mis alumnos. Ese celular cuya reposición me costará al menos 10 días de trabajo.

Intento recuperar mi celular, pero la rabia me invade pues volteo y mientras me roban a mí, otra de las porras acaba de lanzar un cabezazo cobarde a mi camarada. Echo un vistazo y todo es caos. Una compañera está desorientada pues recibió recién un golpazo con algún artefacto de plástico, otras están enfrentando los intentos por romper nuestro contingente, de fondo se escuchan los “taser” que usan a modo de intimidación.

Su mensaje es “mejor no salgas, porque si no es la policía seremos nosotras las que las golpearemos”. Pues a las policías con uniforme y estas porras que cambiaron el jersey por el pasamontañas, les decimos lo mismo: ¡No dejaremos las calles, no dejaremos de luchar! En este país de los más de 13 feminicidios diarios, de las desaparecidas, de las presas por abortos… la rabia puede más que el miedo que nos intentan infundir… Y pues sí, con nosotras no van a poder.

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