Una vez más miles de estudiantes se quedan sin cursar por problemas con la asignación de las materias. Son fallas del sistema, torpeza, ¿o hay algo más? Las camarillas de la gestión, sus agrupaciones estudiantiles a las órdenes, y el centro, al frente de un plan de desmantelamiento. ¿Los estudiantes podemos hacer algo?
Domingo 2 de mayo de 2021 14:43
Muchas facultades de la UBA sufren problemas edilicios o estructurales; Derecho por su parte se caracteriza por los constantes problemas de asignación y de cupos. En los últimos días miles de estudiantes entraron al campus para ver que ya no figuraban más en las materias que les habían asignado. El Consejo Directivo resolvió, “corregir” supuestos errores de asignación, desvinculando a los estudiantes de sus cátedras asignadas. Gravísimo.
Los estudiantes sin poder avanzar en la carrera por “macanas” de la gestión ya es una figurita repetida. Pero no es ningún accidente. Las no asignaciones y las bajadas de materias no son un error de sistema: son un producto de una política de abandono total.
La gestión, que es preponderantemente radical, pero que agrupa a las principales fuerzas políticas tradicionales, tiene objetivos muy distintos de los que tenemos los estudiantes. Las prioridades son los eventos públicos, las entregas de premios, los posgrados pagos para recaudar, y la repartija de cargos y secretarías (con sus respectivos presupuestos) a los amigos políticos. Queda en un segundo plano de importancia mantener una buena oferta de cursos, garantizar la accesibilidad de la carrera, la conectividad para poder atender de forma virtual, ofrecer condiciones dignas de cursada, pagarle a docentes, y básicamente todas las tareas fundamentales para mantener una verdadera educación pública accesible y de calidad.
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Si uno asiste a cualquier reunión del Consejo Directivo puede ver a los 16 consejeros votando un sin número de resoluciones y convenios que nada tienen que ver con resolver los problemas centrales de nuestra facultad. Hoy no da abasto la oferta de cursos, no hay un sistema de asignación acorde a la cantidad de alumnos, miles se quedan sin cursar, pero para la gestión es más importante un convenio de asesoramiento jurídico a iglesias evangelistas o jugar de anfitrión en los premios Konex.
Estos 16 consejeros, se dividen en 8 por el claustro docente, y 4 por el claustro estudiantil: 3 por La Nuevo Derecho en Juntos por el Cambio, y 1 por La Centeno en el Frente de Todos. En esas bancas han rotado La Franja Morada y La Cámpora. Más allá de las diferencias que puedan manifestar, están de acuerdo en una política general de continuar con los negociados turbios de los espacios de la facultad a expensas del presupuesto, de la calidad de la cursada, etc. Estas agrupaciones se reparten espacios y secretarías que manejan presupuestos altísimos (a veces millonarios) que muy rara vez vemos los estudiantes, que estamos acostumbrados a traer nuestro propio papel al baño.
¿Qué herramientas tenemos para revertir esto? ¿Cómo podemos hacer que la facultad invierta su presupuesto en becas, sueldos, servidores, mobiliario, e insumos de primer orden en vez de en más lujos para el posgrado? ¿Cómo podemos hacer que el dinero que entra de los espacios de la facultad vaya a los estudiantes? No es fácil, pero tenemos las herramientas. La organización estudiantil y las medidas de fuerza son la mejor forma de doblegar a los que quieren hacer negocios con nuestra educación. Es fundamental darnos asambleas y espacios democráticos donde decidir cómo avanzar para recuperar lo que nos corresponde a todos los estudiantes, y cortar la sangría de estudiantes trabajadores que tienen que abandonar.
Para organizarnos los Centros de Estudiantes solían ser el mejor espacio, pero sus conducciones los transformaron en fotocopiadoras, kioscos, y foros de recomendación de cátedras: los famosos “centros de servicios” que poco pueden y poco quieren hacer cuando hay una crisis seria. Más allá de si esas cosas hacen falta, o si las tenemos en otro lado, lo importante es tener un centro que pueda articular a los estudiantes, y nos ayude a organizarnos por nuestras necesidades, y por las causas que nos parezcan importantes.
Por todo esto, hoy tenemos dos tareas importantísimas. Organizarnos como estudiantes, todos los que podamos, para dar una pelea contra la gestión, sin caer en las trampas y desvíos que sus agrupaciones lacayas nos ponen enfrente. Y la otra, es recuperar nuestro Centro de Estudiantes para que sea un verdadero espacio democrático que canalice nuestros reclamos y perspectivas, y se transforme en un espacio de organización fuerte para luchar por lo que necesitemos e intervenir en la realidad.
Es material para otra nota más larga, pero es importante aclarar que nuestro Centro puede ser una palanca que ayude a destrabar montones de injusticias, como las que sufre hoy toda la juventud trabajadora. Los estudiantes de derecho tenemos recursos y capacidades que podrían hacer la diferencia en muchos lugares. En el reclamo de trabajadores portuarios, de los trabajadores de la salud, o los de docentes y estudiantes secundarios, y un enorme etcétera.
Punto aparte, armamos un formulario para ver este problema en particular. O podemos contactarnos desde nuestras redes