Ayer se realizó una nueva reunión paritaria en la que el gobierno ofertó un insignificante 1% más. Una burla. Mientras, las conducciones gremiales siguen sin convocar a asambleas resolutivas para lanzar un verdadero plan de lucha para defender el salario. En Cedems hasta sacaron un comunicado reafirmando la no convocatoria a las bases. ¿Cómo organizar la fuerza para enfrentar al gobierno?
Miércoles 16 de febrero de 2022 15:47
Ayer se realizó una nueva reunión entre el gobierno y las conducciones docentes. Según lo manifestado por el Ministro Sadir, la “nueva” oferta sería de un 1% más respecto al 19% ofrecido en la primera reunión. Una burla.
Las conducciones nuevamente se sentaron a negociar sin mandato de las bases. Llegando al colmo, como en ADEP que mientras se realizaban asambleas “informativas” en la Puna, su secretaria general estaba reunida con el gobierno. O, el de Cedems, donde su Comisión Directiva difundió un comunicado en el que reafirma el no llamado a asambleas, luego de la exigencia llevada al sindicato por delegados y delegadas de escuelas.
Frente a un gobierno que impone arbitrariamente paritarias a la baja desde hace cinco años, las dirigencias opinan que se puede negociar sin desarrollar la fuerza de los y las trabajadoras de la educación en unidad con otros sectores. El resultado es que ese tipo de negociación solo permite el ajuste y la pérdida salarial y fortalece al gobierno. Ni si quiera se acercan al limitado “golpear para negociar” del burócrata sindical peronista Vandor. La nueva máxima es “negociar para golpear (el bolsillo del trabajador)”.
¿Cómo y qué fuerza desarrollar para enfrentar al gobierno?
No se puede desligar el ajuste a los salarios de la nueva entrega que se está haciendo con el acuerdo con el FMI que legitima la estafa contraída en el gobierno macrista. Gobierno nacional y provinciales no tienen grietas en esto, y las conducciones gremiales son una pieza fundamental para que pase ese ajuste. Por esa toda exigencia de asamblea y plan de lucha debe ir ligada a rechazar el acuerdo del Gobierno con el FMI. ¿Qué espera la CTERA para pronunciarse y lanzar un plan de lucha nacional para poner en movimiento la fuerza de más de un millón de docentes?
En Jujuy, hay alrededor de 20000 trabajadores de la educación con realidades laborales desiguales. Por un lado, un sector de la docencia que accede a cargos y horas debe sobreexplotarse con dos o tres cargos diarios para poder tener un salario que alcance o supere por poco la canasta familiar y llegar a fin de mes. Por otro lado, miles de docentes quedan atrapados en la precarización creciente (programas socio-educativos o escuelas de verano, entre otros) o directamente no ingresan al sistema y están desocupados a pesar de tener uno o más títulos.
Las conducciones gremiales son las principales responsables de mantener y fomentar esta división (no sólo porque existen sindicatos por nivel y no un sindicato único), porque quienes están en condiciones de precarización o desocupados no pueden afiliarse a ningún sindicato. Lo que importa es la “caja”.
En este sentido, la conformación de las organizaciones gremiales se basa en la afiliación del sector que tiene cargos y horas estables y por ende, puede actuar como un factor conservador. Dejando de lado, a los docentes más jóvenes o recién recibidos que tiene menos derechos y posibilidades, pero que vienen protagonizando muchas de las últimas luchas del sector. Así, se practica un sindicalismo corporativo que fomenta la división que debilita las luchas de la clase trabajadora.
Esta configuración deja un terreno propicio para los gobiernos para fomentar el “divide y reinarás” y el enfrentamiento entre trabajadores. Pasó en el conflicto por el decreto 1807 y pasa frente al conflicto de los docentes que piden la continuidad de sus cargos tomados durante el 2021 en el marco de resoluciones “excepcionales” y bajo la figura precarizadora del ITL (interino término lectivo) que viola el derecho a la estabilidad laboral que plantea el Estatuto Docente.
Por eso, la exigencia de asambleas no es una formalidad, sino una pelea por poner en pie los espacios en los que los trabajadores de la educación podemos ir construyendo, en unidad, la fuerza necesaria para enfrentar el ajuste. Discutiendo y resolviendo los pasos a seguir, ganando confianza en nuestras propias fuerzas como forma de enfrentar la resignación a la que nos quieren llevar y coordinando en la lucha con otros sectores de trabajadores ocupados y desocupados sobre los que también recaen las medidas de ajuste.
Empezando por la defensa de nuestros derechos, se puede construir la fuerza necesaria para elevar las aspiraciones y expectativas, levantar la cabeza para poner en discusión los problemas de fondo: entre ellos, la pelea por un salario inicial y por un cargo igual a la canasta familiar (mientras seguimos peleando por establecer una cláusula gatillo mensual para que el salario no pierda con la inflación). Esto llevaría a que se liberen horas y cargos y que no haya sobre-explotación por un lado y desocupación o precarización por el otro y podría actuar como un propósito común de todos los sectores de la educación. Se podría proceder al reparto de horas de trabajo, trabajar menos y trabajar todos/as, trabajando 4 hs diarias frente a estudiantes y dos hs diarias de formación a cargo del Estado.
Insistimos con un debate muy necesario
Si tomamos el conflicto de los docentes que piden la continuidad de sus horas, una perspectiva sindicalista/corporativa lleva a errores que debilitan la fuerza de conjunto. Por ejemplo, la defensa del Estatuto y el orden de mérito es progresiva si se hace contra los ataques del gobierno (patronal) a nuestros derechos o puede transformarse en su contrario si lleva a enfrentarse a otros docentes que, por responsabilidad de las políticas del gobierno, tomaron cargos y horas bajo resoluciones especiales y pelean por no perder sus trabajos. ¿Son esos colegas los responsables de los ataques al Estatuto y al “sacrosanto” orden de mérito?
La Ministra Bovi, de manera cínica, esgrime esos argumentos para dar la baja de casi 1000 docentes en toda la provincia. Esa argumentación va acompañada de una ideología completamente meritocrática al esgrimir el valor del esfuerzo que lleva a tener más puntaje y por ende más mérito que un docente recién recibido. Desde esta lógica, lo progresivo termina de transformarse en conservador. Un debate a desarrollar que excede esta nota, es ¿Cómo lograr el crecimiento de puntaje en un contexto de mercantilización de las capacitaciones cuando se está años para ingresar al sistema y no se tiene trabajo para pagar la formación continua que se requiere?
Si la defensa del estatuto y el orden de mérito se piensa de manera corporativa desde un sector, por fuera de cómo aportar al desarrollo de una relación de fuerzas que parte de la unidad de la clase trabajadora, se cae en la paradoja de que se termina fortaleciendo por un lado (conflicto por la continuidad), al mismo gobierno que se lo enfrenta por otro (paritarias). De conjunto, enfrentar o no apoyar, en los hechos, el reclamo de los sectores más precarizados, lleva a debilitar una respuesta unitaria frente al gobierno que es nuestra patronal y eso repercute en una peor relación de fuerzas, ya que el gobierno si logra derrotar a quienes piden continuidad se fortalece para imponerse también en una paritaria a la baja.
Desde la agrupación 9 de abril, defendemos esta perspectiva con el fin de aportar a construir una relación de fuerzas favorable a nuestra clase, que no puede salvarse desde una ideología individual, sino desarrollando su potencial fuerza colectiva. Este nos parece un debate importante en el marco de la crisis del país que los de arriba quieren que la pague el pueblo trabajador. Y, además, porque no sólo es un debate con las burocracias sindicales que son las principales responsables de la división de la docencia, sino también porque es un debate en sectores del activismo, delegados, autoconvocados, agrupaciones y corrientes como los compañeros de la Marina Vilte, que son opositores a esas burocracias y luchadores, que no coinciden con el apoyo a la lucha de los sectores más precarizados que hoy pelean por su continuidad.
Desde esta perspectiva es que nuestra corriente nacional es impulsora de la organización unitaria de afiliados y no afiliados y la unidad con los sectores más precarizados de la docencia. Así, por ejemplo, en las seccionales opositoras a la conducción de Baradel, en la que nuestra corriente está en las comisiones directivas impulsamos comisiones en las que se organizan los y las compañeras que sufren la precarización.
Hoy, estas reflexiones y debates son necesarias para poner en pie una corriente de trabajadores de la educación realmente clasista (es decir independiente de los empresarios, de los gobiernos y sus partidos patronales), democrática y combativa que pelee por recuperar los sindicatos para transformarlos en verdaderas herramientas de lucha no sólo por la defensa de los trabajadores del sector, sino para el conjunto de la clase trabajadora y sectores populares. Esta perspectiva defendemos quienes militamos en la agrupación 9 de abril, impulsada por el PTS/Frente de Izquierda y te invitamos a sumarte.