Mientras el peronismo de los gobernadores no arranca, Bertone y Uñac respaldaron una hipotética candidatura presidencial del opoficialista Juan Manuel Urtubey. El peronismo bonaerense, en busca de construir la confluencia. De San Luis a Hurlingham, el perdón a los traidores y el intento de “modernización”.
Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran
Lunes 2 de abril de 2018 14:13
La reunión del “peronismo de los gobernadores”, anunciada con bombos y platillos por los grandes diarios empezó a desdibujarse. La cumbre convocada por Pichetto para el 6 de abril en Gualeguaychú (ciudad que vio nacer a la Alianza Cambiemos) aparece virtualmente vaciada.
Lo que había sido presentado como la contracara del Encuentro de la Militancia celebrado en San Luis se quedó sin asistentes para la foto. El propio Gustavo Bordet, gobernador de la provincia de Entre Ríos, se encargó de asegurar que el no tuvo nada que ver en el armado de la juntada. Urtubey, uno de los nombres pesados que se contaban dentro de los invitados, avisó con casi dos semanas de anticipación que se bajaba.
Te puede interesar: Mirando la billetera: el "peronismo de los gobernadores", por ahora más promesa que realidad
Ninguno quiere quedar “pegado” a un espacio definido que tenga proyección nacional, sino más bien todo lo contrario: cada gobernador atiende su juego y apuesta a “provincializar” la discusión. La cumbre de Pichetto, encabezada por el anfitrión entrerriano Pedro Guastavino, reunirá a los senadores del Bloque Justicialista y tendrá un perfil opuesto a la cumbre celebrada en San Luis, en el marco del Encuentro Nacional de la Militancia, que contó con la numerosa presencia de dirigentes del kirchnerismo y el dato saliente de la participación de Hugo Moyano.
Previamente, los gobernadores habían vaciado la reunión del Consejo Nacional del PJ presidida por José Luis Gioja, actual autoridad nacional del partido. La única mandataria provincial que dio el presente fue la catamarqueña Lucía Corpacci.
Ni con los de Gualeguaychú ni con los de San Luis
Los gobernadores prefieren escaparle a cualquier definición tajante que los encuadre en algún sector de la oposición y se mueven por las suyas. La razón está en la dependencia que mantienen los gobiernos provinciales con la caja del Gobierno nacional. La misma relación de dependencia que existía con el kirchnerismo, que logró con el látigo y la chequera mantener bajo su control a las distintas alas del vasto mundo peronista. Hoy esa caja la maneja otro y, en última instancia, ellos no tienen la culpa, aseguran dentro del mundo de los “goberna”.
Ese mismo conservadurismo es el que explica también el deseo de varios de ellos (hasta 12 llegan a contar los más osados) de desdoblar las elecciones y despegar la elección provincial de la nacional. El cálculo electoral se basa en la experiencia de las elecciones pasada, cuando en las provincias que lograron escaparle a la discusión nacional obtuvieron buenos guarismos y por el contrario, donde se nacionalizó la elección, como Salta o Córdoba, el macrismo se terminó imponiendo.
Sin embargo, mientras cuidan el terreno en sus provincias, un dato se coló entre los que miran hacia 2019. La gobernadora de Tierra del Fuego, Roxana Bertone, anduvo de visita por Salta y respaldó una hipotética candidatura de Juan Manuel Urtubey. “Necesitamos un candidato a presidente que piense la Argentina completa, que la conozca, que la haya recorrido, que tenga esa visión de las economías regionales, por eso yo me entusiasmo con Urtubey para 2019”, aseguró la exkichnerista.
El otro que elogió al mandatario salteño fue el gobernador de San Juan. “Reconocemos a Juan Manuel, que lleva diez años conduciendo los destinos de su provincia. Una persona joven, con capacidad, expectativa y futuro”. La ponderación por parte de Sergio Uñac estuvo acompañada por su afirmación de que él optará por competir para un segundo mandato. “Es lo que corresponde y a lo que me comprometí con San Juan”. Uñac era considerado dentro de los nombres de los gobernadores jóvenes con aspiraciones presidenciales, y sus declaraciones parecen correrlo de ese camino y ser un guiño para Urtubey.
De San Luis a Hurlingham
Una palabra guía a los distintos sectores que vienen de protagonizar el Encuentro Nacional de la Militancia en San Luis y el Congreso del PJ bonaerense en Hurlingham: confluencia. La dispersión tras las derrotas de 2015 y 2017 cerró un ciclo en el distrito que hasta entonces comandó el exintendente de La Matanza Fernando Espinoza. Las nuevas autoridades surgieron entonces de un acuerdo entre los intendentes de la primera y la tercera sección, con un esquema en el que alternarán la presidencia Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría).
Desde ese entonces los esfuerzos de ambas cabezas bonaerenses pasan por repatriar dirigentes que se habían alejado y unificar voluntades en esta nueva etapa. Precisamente fue el intendente de Esteban Echeverría quien en diálogo con Radio 10 afirmó el viernes pasado: “Ojalá tengamos una gran interna abierta, con los mejores candidatos que tenemos, candidatos importantes, y que sean los argentinos los que puedan elegir el mejor candidato opositor a este gobierno”.
“Estamos trabajando por lo bajo, con una agenda de reuniones, de charlas y, también, trabajando en el contenido de nuestro partido, de la propuesta que vamos a tener para los bonaerenses de aquí al año que viene” aseguró sobre el rearmado peronista y puntualizó la apuesta para la provincia, donde afirmó que hay “una cantidad importante de intendentes bonaerenses que son un semillero importante para que, de ahí, puedan salir los o las candidatas a gobernador y vice respectivamente”.
Las fotos veraniegas que mostraron a Menéndez en Pinamar junto a Sergio Massa y las reuniones que convocaban a dirigentes como el kirchnerista Agustín Rossi y Felipe Solá eran sólo los primeros pasos de estos acercamientos. Dos meses más tarde, Solá fue nombrado primer congresal nacional en el Congreso de Hurlingham (en una lista que contiene además a Diego “sanguchito” Bossio). Allí no estuvo Massa a pesar de haber sido invitado, pero sí envió una carta en la que habló de “reconstruir la confianza al interior del movimiento” y destacó a la “nueva generación de intendentes que intenta todos los días transformar la realidad”.
El PJ bonaerense viene además de anunciar el lanzamiento de Incluir, un instituto de formación para cuadros y militantes en busca de prepararse hacia el 2019. “Queremos que sea un think tank del peronismo bonaerense” aseguró Menéndez, quien designó a Francisco Echarren a cargo de la iniciativa a la cual considera “la pata modernizadora del partido”. Echarren es uno de los jóvenes intendentes, al frente de Castelli, y viene de integrar la Subsecretaría de Tierras, Vivienda y Hábitat de la gobernación de Vidal. “Viene la batalla de ideas y me voy a ir” afirmó antes de dejar su cargo, el cual asumió en diciembre de 2016 asegurando que lo “sedujo la voluntad política de Vidal”.
El perdón a los traidores y el intento de “modernización” son dos de los rasgos que permiten presentar un peronismo más moderado, que abandone la liturgia que consideran “excluyente” de los sectores medios y que permita competir con esa base que le arrebató el macrismo.
2019: único propósito del peronismo
Todos los esfuerzos del peronismo hoy pasan por resolver sus internas para competir en el 2019 o bien cuidar sus relaciones con el gobierno para garantizar su reelección en sus provincias.
Sin embargo, eso no le impide jugar un papel importante a la hora de garantizar la gobernabilidad macrista, tal como lo hicieron en los últimos dos años. En ese lapso, los servicios y el transporte aumentaron 1600%, hubo más de 200.000 despidos y el salario siguió perdiendo contra la inflación.
La “confluencia” peronista supone obviar todos los hechos que permitieron al macrismo gobernar con minoría en el Congreso. La última expresión de eso la dio la llamada reforma previsional, en diciembre pasado. En esa ocasión, el peronismo de las provincias fue fundamental para aportar el quórum en Diputados. Sin eso, no se habría votado ese fenomenal robo.
Mientras sectores de los trabajadores enfrentan al ajuste macrista, con despidos, techos en las paritarias y precarización laboral, el peronismo ofrece como horizonte…esperar a 2019.
Juan Domingo Perón sentenció alguna vez que el año 2000 encontraría a los peronistas “unidos o dominados”. Mientras lo primero es una incógnita, la subordinación a la rosada y la negociación con quienes garantizaron la gobernabilidad del macrismo es, por ahora, la única certeza.