×
×
Red Internacional
lid bot

Ensenada. Por primera vez en el Astillero se sanciona a un jefe por violencia de género

A Eugenia Evrett la amenazó de muerte un jerárquico del Astillero Río Santiago. Junto a un grupo de compañeras lo denunció públicamente en toda la fábrica. Logró una sanción inédita para el agresor.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Lunes 11 de abril de 2016 10:35

Foto: Nora Buich junto a Eugenia Evrett

Hace un mes este diario conversó con Eugenia Evrett, docente de la escuela que funciona dentro del Astillero Río Santiago de la localidad bonaerense de Ensenada. En ese momento las amenazas de las que había sido víctima y el trato amable que la gerencia y la conducción del sindicato mantuvieron hacia el agresor todavía la conmocionaban.

Hoy está más relajada. Pero sobre todo satisfecha, por haber dado una pelea que al principio parecía imposible. Tras un mes de lucha codo a codo junto a un grupo de compañeras (y con el acompañamiento de los obreros de la Agrupación Marrón) siente que valió la pena pegar el grito y no dejarse avasallar. También fue fundamental, confiesa, el asesoramiento de una abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH).

Mirá también: Astillero Río Santiago: violencia de género y encubrimiento institucional

Un largo mes de espera

Eugenia conversó nuevamente con La Izquierda Diario. Esta vez lo hizo junto a Nora Buich, compañera de trabajo y una de “las locas” (así bautizadas por algunos) que se pusieron a la cabeza de la denuncia contra el agresor Daniel Mihdi, jerárquico de la sección Comercio Exterior del Astillero. Entre mate y mate hablaron del “triunfo” que significa la sanción a Mihdi y de lo que viene.

“Desde que nos presentamos en la gerencia de Recursos Humanos y nos prometieron darnos una respuesta no nos quedamos de brazos cruzados y seguimos volanteando en la fábrica para meter presión y hacer que cumplan”, arranca Eugenia, retomando la historia donde había quedado en la entrevista anterior.

  •  ¿Cómo viviste este mes y pico en el trabajo?
  •  Fue difícil. A los dos días de empezar las clases Mihdi me hizo una denuncia ante la inspectora donde presentó un recurso de amparo por “posibles agresiones y maltrato” de mi parte hacia su hija, que cursa conmigo. A eso le siguió una serie de notas de su esposa contra mí, que envió a la escuela durante tres semanas. Ante cada nota yo tenía que ir a la dirección a hacer un descargo.
  •  Es como si hubieran decidido redoblar la apuesta
  •  Sí. El día que me amenazaron de muerte ella me dijo “te voy a perseguir todo el año”. Bueno, parece dispuesta a hacerlo. En una de las notas decía que yo maltrataba a la nena. Ahí me angustié mucho y decidí licenciar las horas de esa clase. Intuía que la cosa se iba a complicar si seguía el hostigamiento. Y aunque seguí al frente del resto de las horas eso interfirió en todo.
  •  ¿Qué decían las autoridades del ARS?
  •  Aceptaron mi decisión pero seguían sin dar una respuesta de fondo. Ni siquiera le informaron a mis alumnos que había tomado una licencia, generando más confusión. El director de la escuela le pidió a la gerencia que me pusieran un reemplazo pero le dijeron que “no hay recursos”.

    La gerencia de la empresa se tomó un mes para resolver la sanción a Mihdi, dándole ese plazo para que haga su descargo sobre la denuncia. Pero ni a Eugenia ni a sus compañeras les informaron que lo haya hecho.

  •  ¿Cómo te enteraste de la sanción a Mihdi?
  •  Desde el jueves anterior algunos compañeros me venían anticipado que iba a salir. El lunes 4 a la mañana estaba dando clases y me llama el vicedirector para decirme que ya estaba el memo de la empresa confirmando la sanción. Al otro día se hizo oficial.
  •  ¿Qué sanción recibió?
  •  Recursos Humanos ordenó suspenderlo el 7, 8 y 11 de abril, prohibiéndole la entrada y tomar cualquier tipo de tareas. Esos tres días figurarían como ausentismo, con lo que hay un fuerte castigo económico también. Pero en el memo que me mostraron, del que no me dieron copia, no figura ni la causa ni los fundamentos de la sanción, cosa que creo que debería estar. Ese memo lo mirás dentro de diez años y no se va a saber por qué lo suspendieron. Y no da lo mismo que te suspendan por llegar tarde que por ejercer violencia.

    Ganaron “las locas”

    Si bien Eugenia no está “alegre” por todo lo sucedido, que se haya sancionado por primera vez en la historia del ARS a un jerárquico, y encima por ejercer violencia de género, tiene un sabor especial.

    “Lo logramos las cinco que nos movilizamos. Yo sola no lo hubiera podido hacer. No es alegría lo que se siente, obviamente, pero sí la gratificación de que se hizo lo que se debía hacer y que lo logramos con esta lucha”, reflexiona.

  •  Además Mihdi estaba siendo protegido desde la gerencia
  •  Claro. Acá hay un condimento especial y es que tuvieron que sancionar a un jerárquico del que se decía que tenía un “legajo intachable”. En el ARS a los operarios se los suspende todo el tiempo y olvidate de que les den 30 días para que hagan su descargo. Cuando le dieron ese tiempo yo pensé que era para dilatar todo y hasta capaz creyeron que yo iba a bajar los brazos.
  •  ¿Sentís que con esto hay un antes y un después en el ARS?
  •  Y, nunca había pasado algo así. Desde la misma dirección me dijeron que nunca hubo una sanción de tres días a un jefe. Más allá de las opiniones personales sobre si lo que hizo Mihdi fue violencia de género o no fue importante que se haya instalado la discusión en todo el ARS. Sobre todo porque a partir de esto salieron a la luz un montón de casos contados por compañeras y compañeros. Incluso quedó en claro que no era tan intachable el legajo de Mihdi, sino que en realidad nadie lo había denunciado antes.
  •  ¿Qué te dijo tu papá, que también trabaja en el ARS?
  •  Mi viejo hace 39 años que trabaja en la fábrica. Cuando se enteró no lo podía creer. Se asombró de que se haya sancionado un jefe y encima por algo así.

    Nora también hace años que trabaja en la escuela del Astillero. Y además es militante de la Agrupación Marrón de ATE de la fábrica. Para ella “si bien es cierto que en tantos años dimos peleas muy importantes en el Astillero, esta era distinta”.

  •  ¿Por qué “distinta”?
  •  Primero por que era un caso de violencia de un jefe a una compañera. Pero además porque la propia fábrica es distinta a lo que era hace años. Un compañero de La Marrón me dijo algo interesante: “¿te das cuenta que esta es una empresa hecha para hombres?”. Y tiene razón. En los últimos años fueron apareciendo mujeres en todos los lugares del Astillero, ya no solo en administración o en la escuela. Entraron compañeras a trabajar en producción, hay hasta soldadoras. Hoy somos unas 300 mujeres. Y eso cambió la fábrica, haciéndola crujir en varias cuestiones. Algunos quieren que permanezca tal cual era antes. Pero ya no puede ser así.
  •  ¿Sentís, como Eugenia, que esto marca un antes y un después?
  •  Sí. El mismo compañero me dijo que nosotras habíamos instalado una discusión que antes no existía sobre las cuestiones de género. No solo por un caso de violencia concreto como éste, sino más en general. Estamos en una fábrica en la que yo misma escuché de boca de supervisores que la producción baja porque las mujeres se toman el “día femenino”. Incluso tenemos “delegadas de género” votadas por las trabajadoras pero que, a cambio de algunos privilegios, terminan respondiendo a lo que dice su agrupación y no a quienes deberían representar.
  •  ¿Es cierto que eras la única que creía que a Mihdi lo iban a sancionar?
  •  Sí (risas)... Quizás fue porque era la que más preguntaba y a la que más le contaban de las discusiones que se habían abierto en la fábrica. Y también porque, de alguna manera, creo que acá hay una “tradición”. Estoy convencida de que nadie empieza de cero. Nuestra lucha tiene que ver con una larga historia de mujeres que derribaron prejuicios y situaciones. Podría no habernos ido tan bien con lo de la sanción pero nuestro aporte con esta lucha iba en ese sentido.
  •  De todos modos nunca esperaron de brazos cruzados
  •  Para nada. Durante este mes hubo todo tipo de mensajes y había mucha presión sobre Eugenia. Por eso cerca de cumplirse el mes quisimos recordarle a toda la fábrica que las autoridades debían una respuesta. Repartimos un volante a modo de carta desde las docentes denunciando que acá los derechos no se cumplen para todos. Y creo que ese mensaje llegó claramente a la gerencia.

    "Legajo intachable". Daniel Mihdi, sancionado por ejercer violencia de género y amenazar de muerte a una docente de la escuela del ARS

    La “Justicia”, otro obstáculo

    Cuando Eugenia Evrett se acercó a la abogada del CeProDH María Luz Santos Morón buscaba un asesoramiento ante muchas dudas. Un mes después confiesa que el acompañamiento excedió esas cuestiones legales.

    “Fue de una ayuda importantísima Luz”, reconoce Eugenia. “Nos acompañó desde el primer día, dando una pelea para agilizar trámites que son totalmente lentos y burocráticos. De hecho gracias a ella ya declararon dos testigos voluntarios mientras que el juzgado aún no llamó a nadie”.

    Santos Morón patrocina a Eugenia en la causa penal contra Daniel Mihdi y su esposa Cintia Vedia por amenazas de muerte e intimidaciones.

  •  ¿En qué estado está la causa?
  •  Se presentó ante la UFI n°3 de La Plata una ampliación de la denuncia que Eugenia había hecho en la Comisaria de Ensenada. Pedimos medidas urgentes de protección para evitar nuevas situaciones de violencia. Hasta el momento se estableció un rondín policial pero no se resolvió la restricción perimetral, pese a que ya han declarado testigos afirmando los hechos.
  •  ¿Frente a estos casos la justicia es más “lenta” que de costumbre?
  •  En realidad lo que queda en evidencia es el carácter patriarcal de la justicia. Hace casi dos meses que se radicó la denuncia y aún no se resolvió una medida protectoria elemental como la restricción perimetral. Pero vamos a seguir insistiendo porque no es un caso más de amenazas sino que se enmarca en una relación de poder, por ende desigual entre agresor y agredida, dentro del ámbito laboral.
  •  ¿Es cierto que se intentó minimizar el hecho proponiendo una mediación?
  •  Es que para la justicia penal éste un delito menor. No parecen ver que es un hecho de violencia de género, que expresa la larga cadena de violencias que sufrimos las mujeres en todos los ámbitos. Propusieron como al pasar una mediación para cerrar la causa, argumentando que como era una cuestión dentro del lugar de trabajo era difícil que no se crucen. Pero con eso revictimizan a Eugenia y al mismo tiempo el Estado evade su responsabilidad. Proponer una mediación mientras no dan protección inmediata es naturalizar la violencia machista.

    La propuesta de mediación para Eugenia es inadmisible. “Me dijeron que me iban a llamar para una reunión de conciliación, pero yo no tengo nada que conciliar”, sentencia.

    Un jalón para seguir la larga lucha

    Las tres entrevistadas coinciden en que este caso puede ser el puntapié inicial para una lucha mayor.

    Para Eugenia, incluso, haber logrado la sanción para Mihdi reivindica su propio trabajo como profesora. “Creo que ahora cualquier padre de alumnos va a ir a la escuela a hablar con los docentes sabiendo que no puede hacerlo violentamente. Acá el agravio no solo fue contra una mujer sino contra una docente. Y la imagen de nuestra profesión hace tiempo viene denigrada. Por eso este logro tiene un significado mayor”.

  •  ¿Cómo cayó la noticia en la escuela?
  •  Desde el 19 de febrero recién esta semana pude recuperar la sonrisa y estar tranquila en el trabajo, contenta con los chicos y sin los nervios de entrar al aula sin saber lo que podía pasar. La mayoría de los compañeros lo recibieron muy bien y me felicitaron.

    Nora comparte la sonrisa y se permite analizar más en perspectiva este logro. Incluso habla de la idea de impulsar una comisión de mujeres dentro del Astillero.

  •  En estos días venimos preguntándonos “¿y ahora qué?” Con todo lo que escuchamos en este tiempo se abrió la discusión de la necesidad de poner en pie una verdadera comisión de mujeres, conformada por muchas más compañeras que las tres delegadas de género que hay hoy. Hay que ir más allá de solucionar tal o cual problema puntual (que hay que hacerlo). Tenemos que ir más a lo profundo.
  •  ¿Qué tareas tendría esa comisión?
  •  En este tiempo hubo compañeras que vinieron a decirnos que las suspendieron con cualquier excusa. Una compañera nos dijo que teniendo un esguince le dieron corticoide y la obligaron a seguir trabajando. ¿No debería haber una enfermería especial para las compañeras mujeres? Hoy esas cosas se empezaron a hacer más visibles. Sobre todo en sectores como el Comedor o la Guardería, donde el personal es mayoritariamente femenino y donde hay mayor explotación que en el resto del Astillero. Si esa comisión de mujeres existiera y funcionara de forma permanente, como lo hace la Mesa de Delegados, tendría esas cuestiones como prioritarias. E incluso debería servir para sacar nuestra lucha afuera. Por ejemplo hoy debería estar apoyando el conflicto de las auxiliares de Educación, muchas de las cuales son madres, tías o abuelas de nuestros alumnos.

    Sin ser parte del personal del Astillero, Luz sabe de qué hablan Eugenia y Nora. “Como dicen ellas, si es la primera vez que en esta fábrica se tomaron medidas concretas contra la violencia machista en el ámbito laboral, por la denuncia y organización de las trabajadoras, el paso dado es muy importante”.

  •  Obviamente el encubrimiento institucional, sobre todo a un jerárquico, es común
  •  Totalmente. La patronal junto con las burocracias sindicales en la mayoría de los casos hacen oídos sordos frente a estos atropellos. Para ellos son “cuestiones privadas”, “aisladas” o “menores”. Pero ellos mismos las legitiman.
  •  Viéndolo desde afuera, ¿creés que este caso trasciende las puertas del Astillero?
  •  Desde ya. Si bien la suspensión no resuelve de fondo la violencia contra las mujeres en los lugares de trabajo, la sanción a Mihdi muestra que si las mujeres se plantan la violencia no pasa. Este primer paso es un antecedente muy importante que excede las puertas del Astillero. Es un antecedente para todas las trabajadoras que no soportan más el maltrato, la violencia, el hostigamiento y el acoso.

    La larga conversación llega a su fin. Pero la promesa de seguir de cerca el caso y de difundir lo que haga falta en próximas notas, queda sellada entre mates y sonrisas.

    La última reflexión queda a cargo de la propia Eugenia.

  •  A veces parece lo más fácil callarse, agachar la cabeza y silenciar estas situaciones. Pero cuando se logra dar la pelea, junto a otra gente, y encima lográs estos frutos, la gratificación es importante.
  • Daniel Satur

    Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc

    X