Quedan pocos días para que se conmemore un nuevo 8M, y este año los desafíos por delante son enormes. Si queremos conquistar nuestros derechos tenemos que poner nuestra fuerza en las calles, junto a las mujeres, los trabajadores y la juventud.
Jueves 7 de marzo de 2019
Para nadie es indiferente que el avance de la derecha a nivel internacional, ha traído consigo múltiples ataques homofóbicos y crímenes de odio hacia la diversidad sexual. Ya lo vimos en Brasil con el asesinato de dos mujeres trans y el ataque a una lesbiana luego de la primera vuelta en las elecciones.
Así mismo, a través de sus dichos se observa que no han dudado en salir con su discurso homofóbico, Trump señaló que el género debe estar basado en lo biológico, Bolsonaro ya le quitó derechos a la comunidad LGTBI en Brasil, e incluso el mismo Papa salió a decir que la identidad no se puede “maquillar” o “disfrazar”.
En Chile el escenario no es muy diferente, los ataques siguen como se vio recientemente con Carolina, joven lesbiana que fue brutalmente golpeada por su orientación sexual, o por ejemplo aún siguen en tramitación leyes como el matrimonio igualitario o la adopción homoparental, donde si bien esta ultima ya se aprobó en la Comisión de Familia, la derecha no ha dudado en armar un bloque contra esta hacia la votación en la Cámara de Diputados.
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Por otro lado, los puestos de trabajos a los cuales accedemos son los más precarizados, no existen cupos laborales trans y constantemente somos víctimas de discriminaciones, ya sea por nuestra forma de vestir y no cumplir con los estereotipos y roles socialmente impuestos o simplemente por la orientación sexual.
Mientras, las agrupaciones como el MOVILH o Iguales continúan con su estrategia de marchas carnavalescas por hitos o haciendo lobby parlamentario, sentándose con los gobiernos de turno creyendo que de esa manera podrán “ampliar nuestros derechos”, como lo hicieron incluso hace algunas semanas, sentándose con la derecha a revisar la Ley Zamudio.
Y es que a la clase empresarial, los gobiernos, el Estado y sus instituciones como la Iglesia, no les interesa que como diversidad tengamos más derechos o se acaben los crímenes de odio, por el contrario, siguen sosteniendo y reproduciendo la homofobia y el odio para seguir manteniendo una de sus principales instituciones, la familia, la cual tiene la función de seguir reproduciendo la ideología de la burguesía, los roles históricos que siempre han querido imponer, y además que “la familia bien constituida” les es servil al reproducir y garantizar que la mano de obra que necesitan para mantener y acrecentar sus ganancias siga produciendo día a día.
Vimos hace unos días lo que ocurrió con Arlén, una joven trans que pudo matricularse en el Liceo 1 luego de que las autoridades de la institución le habían cerrado la puerta en la cara. Ante esta situación, el gobierno, el alcalde Alessandri y la ministra de educación Marcela Cubillos, dijeron estar a favor y se abanderaron del triunfo, lavándose la cara cuando son los mismos que se han opuesto a nuestras demandas como la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario y hoy se oponen al derecho de adopción homoparental.
El triunfo no es del gobierno, ni de la derecha que ha sostenido la homotransfobia durante años. El triunfo es de los años de movilizaciones y debates que, mujeres, jóvenes y diversidad sexual, hemos puesto en las calles por tener derechos mínimos como a la educación o a un trabajo estable, y nos muestra que sí sirve luchar.
El Estado es responsable de los ataques que vivimos día a día como el de Carolina o Daniel Zamudio, de las discriminaciones y desigualdad, es por esto que si bien es necesario avanzar en más derechos, para acabar con la homofobia hay que transformar esta sociedad capitalista y patriarcal de raíz, echando abajo cada una de sus instituciones, pero para lograr esto solo lo conseguiremos en unidad con mujeres, jóvenes, pueblo mapuche, inmigrantes y principalmente la clase trabajadora, ya que son quienes pueden golpear donde más les duele, sus ganancias.
Por eso, no basta con marchas-carnavales dos veces al año ni con diálogos que no llegan a nada, sino que la única forma de conquistar nuestros derechos y avanzar a una sociedad libre de miseria, opresión y explotación es enfrentando en las calles a la derecha, los empresarios y al capitalismo junto a todas sus instituciones reaccionarias.
Es por esto que este 8 de marzo debemos marchar, pero no en unidad con quienes el Frente Amplio hace pactos y alianzas con partidos que históricamente nos han traicionado o que buscan reivindican figuras como la de Isable Plá, la misma que comparó el aborto con la esclavitud, como la ex Nueva Mayoría y el PC, sino que en un bloque independiente de la Nueva Mayoría y en unidad con lo demás sectores oprimidos y explotados de la sociedad, ya que solo con esa gran fuerza podremos enfrentar a la derecha, sus gobiernos y sus reformas.
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