El ingreso irrestricto a facultad de Medicina puso en debate su potencial impacto negativo en la calidad de atención médica. Sin embargo optamos por debatir esta situación.
Miércoles 17 de agosto de 2016 00:00
Leé la primera parte de la nota.
Cuando los argumentos se transforman en hipocresía
Los firmantes en la nota de La Gaceta dicen los siguiente: “el derecho a la salud se encuentra por encima de todo otro derecho en cualquier escala de valores”… la masividad no sólo atentará contra la calidad educativa y por ende con la calidad de atención que brindará el médico al graduarse, sino que violará principios bioéticos básicos durante el proceso formativo, fase en la cual los docentes somos responsables de garantizar el respeto al pudor, la voluntad y autonomía del paciente” y luego agregan que las competencias que se necesitan alcanzar se logran gracias a “quienes en el hospital público prestan generosamente sus cuerpos y sufrimientos para el entrenamiento del estudiantado”. Interesantes palabras para contextualizarlas en la realidad.
Hablar del derecho a la salud es hablar de la accesibilidad. Hoy en día el sistema sanitario está atravesado por las leyes del mercado, es decir que todos los especialistas en sistemas sanitarios hablan de “medicina de oferta y la demanda”, de “seguros privados”, de “costos y beneficios”, que son la expresión política y económica de que la salud ha dejado de ser un derecho para transformarse en una mercancía.
El avance neoliberal ha profundizado la perspectiva del ejercicio liberal de medicina, donde ha dejado de ser una garantía estatal para ser una garantía personal. Documentos como “Invertir en Salud” del Banco Mundial ha signado a las políticas sanitarias neoliberales. Basta con observar que las obras sociales han perdido capacidad instalada para consolidar convenios entre la burocracia sindical y los sanatorios privados.
El fortalecimiento del subsector privado en detrimento del público es una expresión de que la salud se transformó en una mercancía, como lo explica Maitena Fidalgo en su análisis del desarrollo de la medicina prepaga(8). En este contexto hay que agregar que las industrias farmacéuticas figuran como las empresas con mayores ingresos(9).
La industria ha prostituido el ejercicio de la medicina elaborando fármacos con el único propósito de aumentar sus ganancias, y que hoy en día es la principal institución que manipula a los médicos. El sistema sanitario ha llevado a la pauperización de los profesionales de la salud, que se transformaron en mano de obra barata y descartable tanto para el Estado como para la medicina privada.
Hablar del derecho a la salud es hablar de las condiciones en la que está configurado el sistema sanitario a favor de la medicina privada. Es hablar de la industria farmacéutica que establece en las ventas de los medicamentos el lucro de la enfermedad. Callar estas problemáticas y utilizar la rabia contra la posibilidad de que un joven proveniente de los sectores más vulnerables tenga la oportunidad de ser médico, es un acto de hipocresía.
La educación médica en la actualidad
Si consideramos que un estudiante de medicina no tiene garantizado los elementos que hacen a la continuidad del estudio como por ejemplo las fotocopias, los viáticos de un hospital a otro, el almuerzo debido a la elevada carga horaria lo que también hace a la carrera incompatible con cualquier trabajo. Sin profundizar en estos temas, es importante mencionar el proceso de aprendizaje basado en el actual plan de estudios, para analizar si hay una relación coherente con lo planteado en La Gaceta por los 83 médicos y profesores.
La carrera de medico tiene 7 años en total, las materias clínicas troncales, donde los alumnos comienzan a establecer relaciones con los pacientes enfermos, son las que se cursan a partir del tercer año. Según los detractores del ingreso irrestricto, afirman que el aumento del número de estudiantes impactaría de forma negativa en el aprendizaje de la relación médico-paciente. Pero antes de abordar este tema, es importante señalar las características que tiene este aprendizaje en la facultad de medicina.
Con respecto a la cantidad de alumnos, según el informe Anuario 2013, la facultad de medicina contaba ese año con 7.494, de los cuales egresaron 426 (5,6% del total), además de 426 profesores, en una relación de 40 alumnos por cada docente. Comparando estas cifras con otra facultad de materias experimentales como la de Bioquimica, Quimica y Farmacia, con mayores ingresantes, se observa que tienen porcentaje similar de alumnos que se egresan por año, pero contaban con una proporción de 22 alumnos por cada profesor. Es decir que el déficit de profesores no es nuevo.
Por otro lado, Semiología es la primera materia clínica del cursado, donde se aprende los signos y síntomas de las principales enfermedades, y en donde un alumno se introduce a la entrevista con el paciente. Lamentablemente es una materia que dura solo seis meses de la carrera, de donde surge la pregunta si ¿es justo y necesario seis meses de aprendizaje de la principal materia clínica de la carrera? Sin mencionar que Clínica médica I y II, Cirugía I y II, y Pediatría también son semestrales. Además, materias como Microbiología, Parasitología, Neurología, Oftalmología y Otorrinolaringología son intensivas, con un cursado que dura seis semanas.
Muchos médicos que se reciben no se sienten en condiciones óptimas de ejercer la medicina y eligen continuar su formación en alguna residencia de especialidad o posgrado. Los que optan por trabajar como médicos recién recibidos lo hacen por una necesidad económica bajo el yugo de la explotación de las clínicas privadas, las guardias de emergencias en hospitales y ambulancias.
La relación médico-paciente y los principios bioéticos
Con respecto al aprendizaje de la relación médico-paciente es necesario distinguir el reduccionismo que hacen los firmantes de la nota, quienes sostienen, indirectamente, que la misma se aprende en la carrera de grado y no en el ejercicio de la medicina. Niegan que la misma se trata de una relación en constante transformación basada en el respeto hacia la individualidad de cada enfermo.
Lain Entralgo, quien se ocupó de combatir al reduccionismo biológico de los médicos se refiere de la siguiente forma a la relación terapéutica entre el médico y el paciente, “la terapéutica medica está fundada en la intuición amorosa que el medico hace del destino a la vez propio y comunal del enfermo y está enderezada a otorgarle consuelo, consejo y conducción por obra de coexistencia con el paciente”(10). Por lo tanto el aprendizaje y fortalecimiento de la misma es un proceso continuo que se va enriqueciendo durante el ejercicio de la medicina, donde el medico coexiste con el paciente. Aprendizaje que no puede limitarse al cursado de materias que se dictan en pocos meses.
Los principios bioéticos son avasallados constantemente sin depender del ingreso irrestricto. El ejercicio de la medicina sin disponibilidad de recursos óptimos, sin espacio físico, sin tener en cuenta la realidad económica de cada paciente en su accesibilidad a determinada medicación, son los motivos por los cuales se atenta diariamente los principios de autonomía, beneficencia y justicia. Estas situaciones empeoran por la falta de presupuesto para la salud y no porque haya más alumnos aprendiendo a ser médicos.
Lo que se esconde detrás de los detractores del ingreso irrestricto es el temor al debilitamiento del modelo medico hegemónico y a la pérdida de los privilegios de exclusividad de acceso a la facultad de medicina, que tiene un sector de la sociedad que aspira a mantener una educación confinada a una elite.
(8) Fidalgo, M. Adios al derecho a la salud. El desarrollo de la medicina privada. Espacio editorial. Buenos Aires 2008
(9) Datos disponibles en merco.info/files/2015/10/148/resultados-merco-empresas-ar-2015.pdf
(10) Lain Entralgo, P. “La acción medica en la historia” en Medicina e Historia. Ediciones Escorial. Madrid 1941