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Red Internacional
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“CAMBIEMOS”. Reaccionario: el macrista Lipovetzky quiere la pena de muerte para resolver crímenes

El diputado, que integra la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Baja, propone regresar a la ley del talión contra la “inseguridad”. Eso sí, dice, también “habría que solucionar el tema social”.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Miércoles 15 de noviembre de 2017 16:11

Foto Ámbito Financiero

El último lunes fue publicada por el diario Hoy de La Plata una entrevista al diputado nacional de Cambiemos Daniel Lipovetzky. Allí el legislador habló, entre otros temas, de la llamada “inseguridad”. Inevitablemente hizo referencia al asesinato de la niña de 12 años Abril Bogado en un asalto en la localidad platense de Ringuelet, ocurrido pocos días antes.

“El asesinato de Abril es realmente terrible”, dijo el diputado. Y agregó una reflexión menos obvia: “Cuando veo al asesino de Abril pienso que en esos casos se debería poder aplicar la pena de muerte”. Y se lamentó de que eso, en Argentina, no esté permitido.

La respuesta no mereció ninguna repregunta del entrevistador. Por eso siguió: “Además, por lo menos, deberíamos agravar las penas para este tipo de crímenes y realmente que esos tipos se pudran en la cárcel”. Aunque reconoció que desde el Gobierno ya se han “ido endureciendo las penas”.

Parece que Lipovetzky se dio cuenta de lo que terminaba de decir y enseguida buscó matizar su convencida adhesión a la ley del talión. “No es que con eso sólo vamos a resolver el tema de la inseguridad”, aclaró, “en el caso de La Plata con más razón, que tiene un problema social importante y eso afecta a la inseguridad”.

Soldado del sentido común

No especificó el diputado a qué llama puntualmente “problema social”, sacando vagas referencias al crecimiento de las villas y a la ausencia un “perfil de desarrollo”. Tampoco se lo preguntaron. Por eso siguió. “La Gobernadora tomó la decisión correcta, que es mandar más fuerzas de seguridad a apoyar a los platenses en esta situación tan difícil que vivimos, con una inseguridad muy alta y muy grande. Pero también tenemos que pensar en que hay que trabajar la mejora de la situación social de la ciudad”.

“Tenemos que resolver el tema social porque eso también es un caldo de cultivo para generar más delincuentes”, concluyó Lipovetzky en su entrevista al diario Hoy. Es decir, el “tema social” como causa de los males que aquejan a “la gente” y no como una consecuencia directa de políticas económicas que perjudican la vida de millones de personas.

Dicho sea de paso, gatillo fácil, torturas en cárceles y comisarías, desapariciones forzadas y otras realidades sufridas por el pueblo trabajador nunca son parte del repertorio verbal del diputado del PRO.

Lipovetzky, alfil mediático del macrismo y una de las voces cantantes de Cambiemos en Diputados, es un invitado regular de los programas de televisión, de los diarios y las radios. Pero sus intervenciones, lejos de toda luminosidad, se caracterizan por una formidable capacidad de transformar generalidades, lugares comunes y ambigüedades en parlamentos duraderos y pseudoargumentaciones.

Pero sería un error confundirse a Lipovetzky con un improvisado o, peor, con un ignorante. Todo lo contrario. Si a él lo mandan a batallar en los medios, incluso en espacios opositores como C5N, es porque tiene con qué y sabe cómo usarlo. Por eso cada vez más se lo ve cruzarse al aire con otros dirigentes políticos o sociales, defendiendo rabiosamente la versión cambiemita de la realidad.

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Derecho y humano

Vale recordar que Lipovetzky preside la comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados, que a su vez es secretario de la de Legislación del Trabajo y que integra como vocal otras comisiones, entre ellas la de Derechos Humanos y Garantías.

Precisamente como miembro de esta última comisión se sumó al grupo de diputadas y diputados que viajaron a Esquel a mediados de octubre para tener reuniones y recabar información sobre la causa de la desaparición forzada de Santiago. Como se escribió en este sitio por entonces, hubo quienes aseguraron que su misión no fue apoyar el reclamo de aparición con vida de Maldonado y mucho menos solidarizarse con la lucha mapuche, sino tener un registro directo de lo que hablaban y discutían quienes sí lo hacían.

Entre sus últimas apariciones rimbombantes se destacan, precisamente, las referidas al Caso Maldonado. Mientras el joven estuvo desaparecido Lipovetzky decía que “hay que trabajar para que aparezca con vida Santiago”. Pero cuando el cuerpo sin vida de Maldonado apareció flotando en el Río Chubut, el diputado prefirió no hablar del “fracaso” de su Gobierno en la “búsqueda”. Por el contrario, una semana después de que apareciera el cadáver diría con precaria jactancia que “se descartó que estuviera desaparecido porque lamentablemente apareció muerto”. Así, sin importarle siquiera que aún no se conozcan los resultados de data de muerte y otros complementarios de la autopsia.

Con esa misma honestidad brutal, en otra oportunidad (reciente) el diputado Lipovetzky buscó argumentar en favor de la talla moral de su espacio político para juzgar moralidades ajenas y sentenciar quiénes pueden ocupar una banca parlamentaria y quiénes no. Felizmente la jugada (querer hacer votar la exclusión del diputado De Vido por “insuficiencia moral”) no alcanzó su objetivo y ahora no puede ser usada contra la izquierda que exige justicia para Santiago Maldonado, por ejemplo.

A principios de mes el diputado volvió a hacer declaraciones para la tribuna. “Esperemos que esta sea la última prórroga, porque los pueblos originarios están esperando tener la certeza sobre sus derechos sobre las tierras que ocupan”, dijo Lipovetzky en relación a la Ley 26.160 sobre emergencia territorial indígena. Sin embargo por esos días se sumaba a la ola estigmatizadora y criminalizadora de los miembros de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, orquestada en las usinas oficialistas para beneficiar al terrateniente Benetton.

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PROmuerte

Desde diciembre de 2015, además de sus giras mediáticas, Lipovetzky presentó unos 60 proyectos de ley, de resolución y declaraciones en la Cámara Baja. Pero entre los proyectos presentados son ínfimos los referidos a problemáticas relacionadas con los derechos humanos, tanto los violados en el pasado como los cercenados en el presente.

El punto sería hasta anecdótico si no tuviera como contracara una manifiesta postura que raya con el aval a las violaciones a los derechos humanos. El pasado 26 de abril, Daniel Lipovetzky presentó un proyecto de declaración en Diputados que proponía declarar de interés de esa cámara el evento “Argentina celebra a Israel – 69 años de innovación, creatividad y libertad”, organizado por la Organización Sionista Argentina.

En los fundamentos del proyecto el diputado confundió (nada inocentemente) “sionismo” con “judaísmo” y terminó lanzando loas al Estado teocrático, colonialista y genocida de Israel, aprovechando la conmemoración de su fundación.

Tal vez a Lipovetzky le sirva como excusa que ese proyecto, además de él, lo firmaron diputados del Frente para la Victoria y del massismo. Pero está claro que su desprecio por los derechos humanos (su actuación en el Caso Maldonado no deja margen a dudas) es directamente proporcional a su visión de cómo se deben resolver algunos problemas en Argentina y en el mundo.

Tal vez la verdadera intención de Lipovetzky no sea reglamentar realmente la pena de muerte en Argentina. Quizás utiliza esa idea (y varias otras) para socavar cualquier tipo de consenso social alrededor de los derechos humanos y alimentar un sentido común reaccionario en pos de fortalecer al Estado capitalista y hacerlo más represivo y criminal contra la población que sale a reclamar lo que le corresponde.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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