Según el informe de CEPA, el precio de la carne subió un promedio de 14,3% en marzo respecto a febrero. En los últimos 3 años y dos meses registra una suba de 82% por encima de la inflación. El pollo, como sustituto, viene subiendo a un ritmo mayor que la carne. Un mercado concentrado en pocas manos que quiere seguir aumentando sus márgenes de ganancia.
Viernes 14 de abril de 2023 11:35
Foto: Ámbito
De acuerdo a un informe del Centro de Economía Política (CEPA), el precio promedio de la carne vacuna registró una suba de 14,3% en marzo respecto a febrero. En términos interanuales, su precio se incrementó un 90,4%, es decir por debajo del aumento general de precios (IPC: 102,7%).
Sin embargo si se toma el período de enero 2020 a marzo 2023, la carne vacuna acumuló un aumento de 463% en mostrador, mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 371%, es decir una suba por encima de la inflación general de 82 puntos. La excusa del atraso en el precio que suelen esgrimir los empresarios de la carne en este caso no aplica.
Cuando se produce un aumento en los precios de algún bien, puede deberse a un descenso de la oferta de ese producto. Pero esta explicación tampoco puede ser utilizada por los grandes frigoríficos. En diciembre se registró una de las faenas más elevadas de los últimos 20 años: 1,2 millones de toneladas, y en el primer trimestre del año la oferta de faena aumentó 12,5% en relación al mismo periodo de 2022, siendo la más alta de los últimos 15 años (SENASA).
Un elemento a considerar es el maíz. Si bien éste constituye un factor en la formación del precio de la carne, éste registró un incremento por debajo del de la carne, de un 70 % interanual y su incidencia en el precio final de la carne vacuna se calcula en un 8%. Es decir, tampoco pasa por ahí.
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Sacando entonces los argumentos del atraso en el precio, una menor oferta de faena y el aumento en algún bien necesario para su producción, la posible explicación que resta es la intención de ese sector empresario de aumentar los márgenes de ganancia.Otro factor que contribuye, es el Dólar Agro, otorgado por Massa y el Gobierno a los sojeros y exportadores de productos primarios, entre ellos la carne, incentivándo al sector a acercar los precios locales a los que consiguen en dólares mediante la venta al exterior.
El mercado de la carne en Argentina está fuertemente concentrado. Un tercio de la faena está en manos de tan sólo 10 grandes frigoríficos, lo que genera las condiciones para la suba arbitraria de los precios para aumentar su rentabilidad. El informe de CEPA da un ejemplo en ese sentido. En enero, la firma Sáez Valiente y Bullrich vendió el 20/1 novillo a $290 el kilo y al viernes siguiente lo hizo en $ 445. Es decir un 53% en tan solo una semana. La misma maniobra hizo Colombo y Magliano aumentando el precio un 25% en dos días (de $360 a $450).
Las diez mayores empresas y grupos frigoríficos de la Argentina tienen un un nivel de participación del 28% sobre el total nacional: más de un tercio de la faena en argentina se concentra en un grupo reducido de frigoríficos, lo que marca un fuerte nivel de concentración en un eslabón fundamental de la cadena de comercialización de un bien tan importante para la población como la carne.
Suben los precios, bajan los salarios
Este viernes se conocerá el índice de inflación, que se calcula esté por encima del 7% (en la Ciudad arrojó un 7,1%), acercando el acumulado interanual a un 110%. Mientras tanto, los salarios e ingresos de las mayorías se siguen deteriorando en términos reales desde 2018. Junto a la vuelta del asado, se trata de otra de las promesas de campaña que el Frente de Todos, de Alberto, Cristina y Massa, no cumplió.
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Los salarios de toda la clase trabajadora estuvieron por detrás de la inflación durante todo 2022 según lo reflejó el Índice de salarios que publicó el Indec. Esa tendencia no se modificó durante los meses que van de 2023. Desde octubre de 2015 hasta el fin de 2022, el salario real de los trabajadores registrados se ubicó un 20,8% por debajo de octubre de 2015.
Es decir, quedó muy lejos de recuperar todo lo perdido como prometió el oficialismo en campaña electoral. En el caso del sector público, la pérdida de poder de compra en ese mismo período fue más profunda: un 25,4 %. Mientras que para los trabajadores no registrados del sector privado, la la caída del salario real entre octubre de 2016 a diciembre de 2022 fue de 35%.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario