Represión con balas de goma y pintura. Violencia contra jóvenes y sus hijos a la entrada y salida del recital de Skay y los Fakires, ante una medida arbitraria de no dejar ingresar al público al predio del club Deportivo de Vaqueros, aun teniendo entrada.
Martes 26 de septiembre de 2017 10:47

Dado la persecución policial que últimamente está teniendo lugar en los diferentes recitales de rock en Salta, a través de las redes sociales se había llamado al público a llevar su DNI para asistir al recital de Skay y los Fakires, que tuvo lugar el sábado pasado. Fue a la noche en la localidad de Vaqueros, cercano a la capital de Salta.
Grande fue la sorpresa de mucha gente que, a pesar de tener la entrada en mano o el dinero para comprarla, no pudo asistir al recital en el club deportivo de Vaqueros porque la Policía no permitió el ingreso de más personas, aún sin haber colmado la capacidad del predio.
Esto, según los organizadores del evento, fue “un atropello de la Policía” una decisión tomada por “seguridad”, y que “el predio estaba habilitado para que ingrese toda la gente que se quedó afuera.”
Por lo tanto, la Policía actuó arbitrariamente dejando cientos de personas afuera del recital y sin recibir una respuesta por parte de la organización para revertir la situación. Decepcionados, varios jóvenes y sus familias, se quedaron pacíficamente a escuchar la música desde afuera, haciendo el aguante y bailando. Sin embargo, la Policía empezó a empujar a la gente “la estamos tratando bien” le decían a una joven mientras la empujaban, mientras, otro joven fue tirado al piso y no fue pisado, por solidaridad de los demás.
No conforme con eso, aparecieron más uniformados con armas, cachiporras, escudos y cascos para seguir con la represión, tirando balas de pintura y de goma y más tarde gases lacrimógenos. Varias personas fueron heridas, la Policía no paró ni en vista de la presencia de niños. Una pareja que había ido con su hijo dio testimonio: “no nos dejó entrar la Policía, teníamos las entradas”, y una chica agrega: “Sentí miedo y que corría por mi vida como en una guerra”.
También en Facebook hay varios testimonios:
“…Cómo lloré de bronca con mi entrada en la mano y mi nene al lado mío! Me hicieron pasar una noche horrible y, para colmo, exponiéndonos entre los tiroteos que ellos solos armaban (...)”,
“Un Asco la policía de Salta, muchos pibes quedaron llorando afuera con la entrada en mano (…) ni hablar de la represión de la cana a la salida! Balas de gomas gases lacrimógenos (…)”
No solo reprimieron en la puerta de entrada, sino también la policía montada obligaba a las personas a retirarse del río, un lugar público y a la pregunta de qué ley se estaba infringiendo sólo respondían que había que retirarse. Otras personas no tuvieron la misma suerte y fueron heridas con las balas de goma.
La Policía, para evitar el escrache, procedió a borrar la evidencia de lo sucedido. Un joven trabajador que había viajado de Jujuy contó que lo esposaron diciéndole: “qué sacás fotos vos”; lo subieron a una trafic, quitándole la memoria de la cámara y rompiendo el lente de la misma y a él lo dejaron en la ruta a unos kilómetros del pueblo de Vaqueros.
El Gobierno de Urtubey (otrora kirchnerista), en consonancia con las medidas de criminalización de la juventud por parte del Gobierno de Cambiemos, del que es aliado viene profundizando las medidas represivas y de amedrentamiento hacia la juventud, por lo que éste hecho es parte inherente a su política amparada en un reaccionario código contravencional.
Estar en un recital de rock, no es un crimen. ¡Es necesario desnaturalizar la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad sobre la juventud y los sectores populares!