A partir de la continuidad pedagógica en cuarentena por el Covid-19, compartimos la
historia de dos jóvenes estudiantes de San Nicolás:”No hay trabajo, no se puede
comer y todos están mal. Sin trabajo vamos a morir de hambre”.
Martes 19 de mayo de 2020 15:06
Las y los docentes de La Marrón venimos denunciando la situación que hoy viven
miles de chicos que enfrentan esta pandemia, agravada en muchos casos por la
pérdida de trabajo de sus padres, a pesar de los anuncios del gobierno y los ministros.
Entre ellos está Juan, un estudiante que está cursando sus últimos años de
secundaria. Juan nos comenta: “La situación se hace muy difícil. Como no hay trabajo no se puede comer y todos están mal (…) Sin trabajo vamos a morir de hambre y va a ser tan feo. Eso es lo que me preocupa a mí. No me imagino los que están muy mal, que no tienen para comprar un paquete de fideos o algo para comer.”
En cuanto a cómo ve el sistema de salud y la realidad de su familia, Juan nos
comenta: “Encima los médicos y enfermeros también están mal. Están salvando vidas y ellos están muriendo por no tener los elementos para cuidarse, pero los millonarios cada vez quieren más. Ya son así, por eso entre nosotros nos tenemos que ayudar, hay que hacerlo sí o sí. Hoy en día aunque te den los diez mil (del IFE), no hacés nada, pagas los impuestos y ya no te queda nada. Un alquiler está arriba de ocho mil. A mi papá lo echaron; trabajaba en Techint. Los terminaron echando a todos. No sé estos empresarios para qué quieren más plata, si cuando se mueran no se van a llevar nada. Mi papá ni los diez mil pudo cobrar, y quieren que la gente trabaje por diez pesos”.
Somos muchos los y las docentes que empezamos ayudar realizando colectas en las
escuelas, organizándonos desde abajo, tratando de seguir junto a ellos manteniendo y defendiendo la educación pública. Sabemos que más de la mitad de los niños y
adolescentes en nuestro país están por debajo de la línea de la pobreza. Pero como si esto fuera poco, los distintos gobiernos de turno siguen dando “salvatajes” a los
miserables de siempre. Techint y Acindar, Mercedes Benz, General Motors y
Ledesma, son algunas de las empresas que han sido beneficiadas con el desembolso
de casi la mitad del pago de salario. Mientras, nuestros estudiantes reciben un
miserable bolsón de productos totalmente insuficiente y de bajo nivel nutritivo.
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Agustina, también estudiante secundaria, entrevista para la Izquierda Diario a su
madre, Carolina, quien trabaja como enfermera, en una tarde como casi todas, donde se encuentran juntas entre tarea y realidad. Carolina nos comenta: “Pasé por varias instituciones por muchos años y eso me dio muchísima experiencia. Me dedique a trabajar de manera independiente en el ámbito domiciliario, siendo mi especialidad los adultos mayores y también la población en general.”
En cuanto a la cuarentena, “la estamos pasando lo mejor que se puede, cumpliendo
el aislamiento obligatorio, tomando las medidas precautorias correspondientes. De
todas maneras es una situación muy difícil y complicada para nosotros y el mundo.
Hoy estoy desempleada. Me afectó directamente esta pandemia, porque me quedé sin empleo por el aislamiento que tenemos que llevar. Los primeros días, un poco mejor, pero viendo que ya llevamos más de cincuenta días se complica mucho más, ya que uno necesita esparcirse, satisfacer necesidades básicas.”
Sobre el ingreso familiar de emergencia, continua diciendo que aunque lo pudo cobrar y tiene la asignación universal por hijo, que se depositó en el mes de abril, “realmente no alcanza, la canasta básica familiar esta por las nubes. Yo creo que los índices de 1,5 se quedan cortos, porque en realidad uno ve sobre precios, no solo aumentó sino que se pone un agregado más al valor, pagas un 50% más que antes de la pandemia y uno también tiene alquiler, servicios, pero no podemos con eso satisfacer el resto de las necesidades, el panorama no es muy desalentador, porque tengo vecinos adultos mayores, que están solos que necesitan ayuda, muchos conocidos que se quedaron sin empleo, algunos lugares han cerrado es eso como afecta a los demás y no solo a mí”.
Pero también nos expresó como vive desde su profesión la vida cotidiana: “Los
insumos los solvento yo. Tengo mucho conocimiento de lo que es el sistema sanitario, colegas que están en instituciones como geriátricos, y lamentablemente tengo que decir que en el tema de insumos estamos mal. Falta mucho equipamiento de protección para el personal de salud, medicamentos, jeringas descartables. En
realidad el sistema de salud argentino viene funcionando así. Siempre hay faltantes y hay muy buena voluntad por parte del personal, los médicos y enfermeras, para dar la mejor respuesta. Dentro de la crisis que hay, se está tratando de trabajar con lo que se tiene. Como dice el dicho, todo “lo atamos con alambre”. Pero las enfermeras hacen magia y dan hasta lo que no tienen, muchas veces poniendo desde su bolsillo, para ayudar al paciente, que es nuestra prioridad. Falta bastante para que el personal pueda trabajar de manera correcta y no diseminar el virus.”
Sobre las medidas que se vienen tomando, agrega: “Me parece que el tema de los
testeos no está bien. Hay muy pocos laboratorios que están haciendo algunos testeos. En realidad lo haría a toda la población. A nivel económico las medidas que se tomaron ayudan pero no están siendo suficientes, tenemos jubilados que están
cobrando dos pesos, personas que se están quedando sin trabajo, autónomos que son monotributristas y están sin trabajo. Las grandes empresas dicen que están trabajando con menos capacidad, toman menos empleados y hay suspensiones y despidos, aunque somos un país que viene de crisis en crisis en lo económico.” Además agrega: “Claramente tengo noción de las consecuencias a nivel mundial. Uno ve la TV, internet, escucha la radio, se informa de las cantidades, porcentajes, índices que hay de infectados, de mortalidad y de desempleo que se ve en cada país, y eso crea una incertidumbre. Yo creo que no hay desinformación sino mala información y exceso de información. En cada canal hay una versión de las cosas; lo grave es que nos dejamos llevar por lo que los medios nos venden. La información tiene que ser clara y precisa. Deberían enfocarse en medidas preventivas y como seguir en la vida laboral. Si bien los medios son variados y con muy buenos periodistas hay una connotación política en cada uno de ellos.”
Su hija Agustina sigue con la continuidad pedagógica, y sobre las clases online a los
chicos, Carolina manifiesta: “Dada la situación me parece que no había otra forma. Las clases virtuales están bien, el modo en que los profesores y el personal de las
escuelas se involucra me parece muy bien, lo que me parece es que no alcanzan a
cubrir los objetivos ni todos los contenidos y el gran problema es que no todas las
personas tienen acceso a internet, no todos tienen en su casa una computadora. De
hecho yo no tengo, y tampoco todos tenemos celular. A veces hay un solo teléfono en la casa, como es mi caso, no hay otro modo que se dicten las clases, pero hay una falencia tremenda a nivel social que se trata de ver cómo se puede llegar a llevar´.
Dejando un mensaje para todos los que lean esta nota continua: “A todas las mujeres que vienen luchando les digo que no bajemos los brazos. Hay que luchar y
fortalecernos. No es la mejor la situación: yo soy cabeza de hogar y vengo de una
familia de mujeres luchadoras; mi madre enfermera también. Y el mejor ejemplo es,
aun en las situaciones más adversas, no darnos por vencidas. Hay que seguir
luchando, dejando en claro que nuestros derechos están primero que cualquier otra
cosa”.
No podemos esperar que esta situación que comentan los estudiantes y sus familias lo resuelvan desde arriba los mismos que hoy apoyan a los grandes empresarios a costa de nuestras vidas, donde las mujeres, niños, adolescentes y jubilados son los más afectados, incluso la juventud precarizada, sufriendo abusos de la policía y maltrato. Por eso necesitamos la más amplia solidaridad con los que salen a luchar como la Red de Trabajadores Precarizados que se movilizaron el jueves en el Obelisco y en las principales ciudades como Rosario. Organizarnos en unidad con otros sectores de trabajadores para que esta crisis la paguen los capitalistas, es la tarea, la deuda es con nosotros y nosotras.
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