A dos meses de la asunción de Alberto Fernández, su Gobierno no puso en cuestión el esquema de televisación del fútbol diseñado por el macrismo.
Sábado 15 de febrero de 2020 00:00
Luego de 4 años de que el fútbol dejara de ser gratuito y por TV abierta, el Gobierno de Alberto Fernández no tiene entre sus “prioridades” la devolución a la población del derecho al ocio del principal deporte en la Argentina.
Con Macri definitivamente el fútbol en nuestro país pasó a ser gerenciado y administrado por las grandes cadenas yanquis (Fox, TNT y ESPN). El macrismo estando de los dos lados del mostrador no quiso ser menos en su afán por devolverle lo “perdido” a su clase (empresarios) durante los años K y fue a fondo también en la obtención de ganancias para la empresas en base a asegurarles a éstas las transmisiones de los partidos de fútbol. Tal y como era durante los años 90 del menemismo en donde uno se tenía que conformar con mirar la tribuna por televisión.
Macri nos llevó a tener que pagar cifras exorbitantes en las facturas de cable para poder ver los partidos. Ni siquiera se conformó con la transmisión cerrada de los mismos (o sea, contratando una empresa de cable) sino que a su vez, además de contratar en primer lugar a la empresa de cable, es necesario pagar aparte el “PACK FÚTBOL”, un robo liso y llano a la población trabajadora (en la que más de la mitad no llega a cobrar más de 20 mil pesos mensuales) que posee como uno de sus pocos placeres el disfrutar de un partido de su equipo de fútbol.
Alberto Fernández llegó al poder con un discurso progre. Diciendo -entre otras- que sus prioridades iban a ser los más desprotegidos y desfavorecidos por el plan económico de Macri. Me pregunto ¿No es progresivo dejar sin efecto el robo que propinó el macrismo en cuanto a favorecer el negocio de empresas extranjeras con el fútbol y devolverle al pueblo su derecho al ocio?
Claramente las prioridades de Alberto son seguir cumpliendo las órdenes del FMI, toda su preocupación pasa por salvar las cuentas off shore de los bonistas y de los especuladores. Cualquier medida que toque un interés capitalista no está bien vista en estos momentos en los que el peronismo trata de ser complaciente con los buitres.
Es la única respuesta que se me ocurre para entender porque aún no se dejó sin efecto la política macrista en cuanto al deporte, en este caso, el más popular del país. Se trata de estar en sintonía fina con los pedidos del FMI y los EEUU. Se trata de asegurar las ganancias empresarias antes de garantizar el derecho de las mayorías populares. Las prioridades de Alberto no son muy diferentes de las de Mauricio.
Como conclusión, no quiero embellecer el Fútbol para Todos del kirchnerismo que fue un montaje para hacer propaganda oficialista (más allá de la progresividad de tener el fútbol gratis por tv abierta) pero es necesario retrotraer la situación al 2014 donde podíamos tener las transmisiones gratuitas.
El fútbol está cada vez más imbuido en una lógica de aumentar rentabilidad y ganancias. Para recuperarlo es necesario desarrollar una política independiente del Gobierno, una política que vea al deporte y al fútbol como un entretenimiento y no como un área de ganancia económica; conquistar un fútbol despojado de empresarios, dirigentes corruptos, barras, policías. Política que solo pueden desarrollar la clase trabajadora y las clases oprimidas mediante un gobierno obrero y popular, que se decida a avanzar en serio por un fútbol inclusivo y popular materialmente. Un fútbol con una perspectiva anticapitalista orientada a satisfacer el ocio y recreación del pueblo, es la única salida posible para terminar con los flagelos que matan nuestro querido deporte: la violencia y el negocio.