El Vaticano expresó en un documento que los homosexuales tienen "dones y atributos para ofrecer". Los medios de Argentina y el mundo titulan “fuerte señal de apertura” cuando siguen rechazando el mínimo derecho al matrimonio igualitario. El presidente de la Federación Argentina LGBT declaró: ¿Alguien se imagina acaso a los grupos afrodescendientes celebrando que les permitieran viajar en la parte de atrás de un colectivo?"
Tomás Máscolo @PibeTiger
Pablo Herón @PhabloHeron
Miércoles 15 de octubre de 2014
Fotografía: EFE
Fotografía: EFE
El documento que surgió de las reuniones de obispos de todas partes del mundo junto al papa Francisco causó revuelo. El mismo se pregunta si la comunidad cristiana está preparada para recibir a homosexuales garantizándoles un espacio de fraternidad, establece que no se puede equiparar la unión homosexual al matrimonio entre un hombre y una mujer, y aclara que la Iglesia tiene especial atención por los hijos de parejas del mismo sexo.
Las declaraciones del papa Francisco con respecto a la homosexualidad han variado en estos últimos años. No hace mucho tiempo escandalosas frases retumbaron en los medios de comunicación de cara a la votación de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina. El para ese entonces cardenal Bergoglio, acusando a la normativa de “herir gravemente la familia”, llamó a una “guerra de Dios”.
Una vez designado como Sumo Pontífice, sus declaraciones con respecto a la homosexualidad se volvieron discretas y con aire comprensivo. Hace un año declaraba: “¿quién soy yo para juzgar a un gay?”. El documento posterior al debate del Sínodo, llamado "Relatio Post Disceptationem" (la relación tras el debate), pretende lavarle la cara a la Iglesia, dándole una nueva imagen en relación a la cuestión homosexual.
En el apartado “acoger a las personas homosexuales” los obispos y el Papa vuelven a aclarar que “las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer”, reafirmando su postura contra el matrimonio igualitario. Se cuestionan de forma retórica si la comunidad cristiana está preparada para aceptar a las y los homosexuales sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio.
Párrafo aparte merece el tratamiento que le da la Iglesia a los hijos de parejas homosexuales. Sobre esto, aclaran que tienen atención especial hacia estos niños. Paradójico, si se tiene en cuenta que históricamente ha encubierto y defendido a los curas acusados de pedofilia, como el conocido caso de Julio Grassi o el de Rubén Pardo.
Este revuelo eclesiástico no es más que un juego discursivo del cual Bergoglio vendría a ser el autor intelectual. La Iglesia históricamente ha sido la ferviente defensora de la familia tradicional y el matrimonio heterosexual monogámico. Esta es la razón por la que han considerado a quienes ejercen orientaciones sexuales por fuera de la heteronorma, así como a quienes no se ajustan a las normas sociales de los géneros, como enfermos o desviados. Para esta institución milenaria y oscurantista, la sexualidad solo tiene como fin último la conformación de la familia, obteniendo como contrapartida un discurso de represión a todo atisbo de sexualidad basada en el libre deseo y no en la reproducción.
Así es como la Iglesia hace uso de su influencia presionando para evitar que se aprueben leyes progresivas para las y los LGBTI, y las mujeres, negándose a que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Demostró esta postura ante las sanciones de las leyes de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género. Así también lo hizo con la reforma del Código Civil y Comercial, que fue la máxima expresión del poder de presión y de la alianza entre el Vaticano y el kirchnerismo, que le entregó el cuerpo legal en mano para que lo amolde a la moral clerical. Estos cambios de los relatos de la Iglesia Bergogliana, encubren el oscurantismo clerical.
Ecos del Sínodo de la familia
El debate en torno al Sínodo extraordinario de la familia generó la respuesta de un sector dentro de la Iglesia, así como las réplicas y respuestas del activismo LGBTI.
En el propio seno del Vaticano el cardenal Muller declaró, asegurando que les estaba dando voz a muchos fieles, que “la Iglesia no puede reconocer a las parejas homosexuales”.
La Comunidad Homosexual Argentina contradictoriamente declaró que “desde la enunciación (del documento) es sin dudas un paso adelante”, marcando el problema de que el catecismo define a la homosexualidad como una desviación de la naturaleza sin hacer mención a la estigmatización y discriminación, como por ejemplo las declaraciones de Curto.
Desde la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), Esteban Paulón declaró: “Si bien el documento se plantea como un mensaje más abierto hacia las personas de la diversidad sexual, claramente ratifica que no ha habido cambios doctrinarios en relación al matrimonio, de hecho se establece que las familias válidas son las de hombre y mujer. Aunque reconoce que las personas homosexuales estamos en parejas, que han sido útiles para brindarnos apoyo mutuo, quitándole cualquier visión de afecto, de amor.” Para finalizar agregó, “nuevamente nos condena. Plantea que hay discusiones de primera para los heterosexuales, y a nosotros nos reconocen algunos derechos, validando y legitimando la discriminación.”
La doctora en filosofía de la UBA, lesbiana y feminista,Virginia Cano dijo para la redacción de La Izquierda Diario: “Quizás Francisco no sea quién para juzgar a un gay, como él dice, pero nosotrxs, tortas, maricones, bisexuales, prostitutxs, aborterxs -entre otrxs-, sí seamos quienes para juzgar una de las instituciones más misóginas, hetero-cisexistas, y patriarcales de nuestra historia humana, demasiado humana.”
También Martin Lanfranco, activista LGTBI nos relató: ¨Me parece hipócrita y de un cinismo solo esperable de parte de una institucion como la Iglesia. (...) Es más de lo mismo. Nos toleran nos aceptan siempre y cuando seamos acríticos y pasemos a formar parte de su audiencia. Es un cambio de marketing¨.
El periodista de Radio Nacional Rosario, Martin Paoltroni afirmó: “Francisco es Bergoglio, el mismo que convocó a una guerra santa por el matrimonio igualitario, las discusiones de la Iglesia están 200 años atrasadas (…) la sociedad civil realizó avances mucho más grandes y respetuosos de los derechos humanos.” Además agregó, “continúan subordinando las relaciones e identidades no heterosexuales”.
Tomás Máscolo
Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.