Reseña del libro Todos Nosotros de Kike Ferrari, un escritor que nos hace vivir una aventura épica, que es evitar el asesinato de León Trotsky en 1940 de manos del sicario Ramón Mercader.
Sábado 12 de octubre de 2019 21:23
Columna de cultura de Nadia Ruge en Pateando el tablero, La Izquierda en radio, miércoles de 13 a 15 hs por Jujuy FM 101.7
Todos nosotros es la última novela de Kike Ferrari. Aquí el escritor nos hace vivir una aventura épica, que es evitar el asesinato de León Trotsky en 1940 en México, para salvarnos a todos nosotros.
Nos va revelando de a poquito la increíble historia de un grupo de jóvenes rockeros, metaleros, militantes, que quieren cumplir un sueño.
Es una novela política. Escrita de una manera en la que los protagonistas van sumando sus voces para contar cómo lo que parecía una fantasía y un deseo loco se convierte en realidad: todos creen que la historia habría sido muy distinta si León Trotsky no hubiera sido asesinado en 1940, a manos del español Ramón Mercader. Y uno de ellos, el gordo Felipe, que entre otras cosas es un genio de la informática, construye una máquina para viajar en el tiempo e impedir el asesinato de Trotsky.
Esta novela discute con el tiempo y trabaja sobre la obsesión constantemente atravesada por lo político: “No hay nada como estar atrapados por esta obsesión: apagar la vida de un tipo que se llamó Ramón Mercader del Río. Nuestro cielo. Y nuestro infierno.”
Ferrari nos propone volver a lo colectivo como única manera de construir otra sociedad, la que soñamos. Para cambiar la historia de una vez. Nos invita a no olvidarnos del sentido de la camaradería.
Además de ser el ideólogo del plan trotsko para “apagar la vida del asesino de Trotsky” y torcer el destino de la clase obrera, Felipe “El Gordo” Caballero es el motivo por el que amigos desperdigados en el tiempo y en el espacio se entrecruzan. Y Mario, en el rol de mejor amigo del protagonista, será quien reúna sus relatos en su documental “Proyecto Coyoacán”.
¿Qué entendemos por imposible nosotros? ¿Qué es imposible para uno?
Nunca pensaron, imaginaron, un viaje en el tiempo? ¿Nunca se preguntaron qué podría haber sido si…?
Felipe decía: “está muy sobrevalorada la realidad, Mario, igual que la Historia.
No es trotsko eso. La revolución es romper los límites de lo posible, ¿cómo nos vamos a dejar aplastar por algo tan banal como el tiempo?”.
La novela se anima a “poner todo en estado de pregunta”, a valerse de la duda como herramienta revolucionaria. El lector, yo en este caso, me convertí total y absolutamente en una más en esta aventura y elegí creer,leer y jugar en serio.
¡Por más delirante que parezca!, El Gordo promete que el plan será posible gracias a su Máquina. “La muerte nos encuentra convencidos de la victoria”, dice un Felipe que se percibe a sí mismo como muchos, no individualmente y por eso se designa en plural.
Ferrari distingue, de manera responsable, política, emocionante y terrible, el potencial de un evento del peso insoportable de la historia; y nos recuerda y nos convence, de que todos somos fundamentales, todos nosotros.
Distinto a lo masivo, en lo colectivo hay tanta fe como en un salto al vacío. Hay dolores singulares que al ser compartidos se presumen capaces de lograr lo imposible
Los lugares que pinta Kike Ferrari corresponden a los bajos fondos porteños:
Una sala de ensayo, un departamento roñoso en Almagro, un local de la Juventud del MAS en los 80, el barcito de la esquina de Virrey Ceballos y Estados Unidos. Asambleas, huelgas, proyectos truncos. Motorhead, AC DC, Iron Maiden, Judas Priest, Black Sabbath.
El universo estético de Todos nosotros no solo describe imágenes o sonidos, si no también el recuerdo de una época combativa de “la hermandad proletaria del metal”. Memorias, nostalgias, heridas, algo de lo que fuimos y somos hoy.
“¿Cómo viajan los recuerdos hacia atrás?”, pregunta Kike Ferrari, quizás a él mismo, quizás a nosotros.
Y entonces seguís leyendo y estás en agosto de 1940, en Coyoacán. Lo que ocurrirá ahí, que no voy a contar, toma la forma de duelo en al menos dos sentidos: el duelo a muerte que pretende salvarle la vida a Trotsky es el mismo que puede darle al duelo por la muerte de Felipe Caballero el color de la honra.
Todos nosotros duele porque sabe que “lo único real es la muerte”. Kike Ferrari encuentra el punto final de su novela en el momento exacto, justo donde dicen que “no podemos pensar en que un solo golpe vaya a mover el amperímetro de la historia”, y los infinitos mundos imaginarios del ¿qué hubiera pasado si…?
Nos invaden cuando ya terminamos el libro.
Y nos topamos de nuevo con la realidad, emocionados, creyendo que vivimos esa aventura a flor de piel, de ideas, todo, etc. porque el cuerpo cambia después de leer esta novela. Y nos predispone a pensar y re pensar creativamente lo colectivo. A soñar. Y creer en esos sueños.
A reafirmar nuestra convicción inquebrantable de hacer lo imposible, nuestra convicción de que, como dijo Lenin: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.” No dejen de leer todos nosotros.
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