×
×
Red Internacional
lid bot

Santa Fe. Tuberculosis: preocupa la propagación

Alfredo González

Alfredo González @Alf_Gonzalez_

Martes 23 de septiembre de 2014

En Santa fe, la tuberculosis es una enfermedad muy presente. Según el Ministerio de Salud, la incidencia es de aproximadamente 17 casos por cada 100.000 habitantes, un incremento anual de más de 500 casos, la mayor parte de ellos en Rosario. A estos deben sumarse casos que aún no tienen diagnóstico o que se han perdido para el seguimiento antes de que se confirme dicho diagnóstico. Esta cifra, aunque viene en descenso, marca un panorama preocupante.

Pero más preocupante aún es que entre los trabajadores de la salud es un secreto a voces que estas cifras están "subestimadas". Médicos especialistas en tuberculosis y trabajadores de centros de salud, que pidieron reservar su identidad, denunciaron a Izquierda Diario que los informes al Ministerio "se pierden". Que los números publicados no coinciden con su experiencia cotidiana. A esto se suma la falta instalaciones acordes en gran parte de los hospitales públicos; en los hospitales se internan de forma cotidiana pacientes con diagnóstico probable de tuberculosis, pero faltan habitaciones de aislamiento respiratorio. No se trata de dejar a un paciente solo en una habitación y colgar un cartel en la puerta, el aislamiento respiratorio requiere un sistema de ventilación con presión negativa para proteger al personal de salud y a los demás pacientes del contagio. La tuberculosis es una enfermedad producida por el Mycobacterium tuberculosis, un patógeno que, en la mayor parte de los casos, se transmite a través de las secreciones respiratorias de personas ya afectadas. Se trata de una enfermedad tratable, que puede ser curada en la mayor parte de los casos, pero que requiere un diagnóstico temprano para evitar su diseminación y prevenir sus consecuencias más graves.

Es una enfermedad íntimamente relacionada con la pobreza, al punto de que sus tasas de incidencia son consideradas como un indicador de desarrollo social para la OMS. El motivo de esta relación con la pobreza es simple: la transmisión de esta enfermedad requiere hacinamiento (es decir, convivir de forma continua con gente infectada en espacios reducidos) y su desarrollo marca un acceso tardío o deficiente a los servicios de salud, que impide un diagnóstico temprano. Muchos pacientes persisten con síntomas durante mucho tiempo.

Tanto por falta de conocimiento de la infección (son escasas las campañas de información sobre la enfermedad que alerten a la población en nuestra provincia) como por cuestiones sociales (pacientes que trabajan en negro y no pueden "pedir el día" para ir a hacer un control médico, o no pueden dejar de trabajar a pesar de conocer su diagnóstico). Así, la transmisión se perpetúa. A pesar de ser una enfermedad tan presente, en nuestra provincia la tuberculosis está invisibilizada. A tal extremo que este año generó un gran revuelo el probable diagnóstico de tuberculosis en una alumna de una escuela de la Zona Sur de Rosario, aunque este diagnóstico se presenta en centenares de personas todos los años. En la provincia en que fluye el "oro verde" de la soja, dónde las patronales reciben subsidios millonarios, los pobres, los que viven hacinados y con un acceso deficiente a los servicios de salud se contagian de esta enfermedad en silencio. Mientras se destapan escándalos de proxenetas y narcotraficantes con altos cargos en nuestra provincia, la epidemia silenciosa de tuberculosis sigue pisando fuerte en los barrios.