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Red Internacional
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Elecciones Estado Español. Una “casta” pierde y la otra gobernará con podemistas y municipalistas

En relación a las elecciones municipales del 2011, el PP ha perdido 2.441.535 de votos y 3.699 concejales pasando del 37,53% al 27.03%, y los gobiernos del ayuntamiento de Madrid y el de Valencia.

Martes 26 de mayo de 2015

Fotografía: EFE

Si a esto le añadimos que en las elecciones autonómicas que se han celebrado este mismo domingo 24 de mayo han perdido el gobierno de comunidades tan emblemáticas para los conservadores como es el caso de Madrid y Castilla-La Mancha, se puede decir, sin lugar a dudas, que el PP es el gran perdedor de estas elecciones.

Pero el Régimen del 78 no sólo se apoya en el PP sino también en el PSOE. Pues bien, a pesar de perder, en comparación con las municipales del 2011, 689.003 votos y 943 concejales, no sólo no se considera derrotado sino que se ha autoproclamado “el primer partido de la izquierda”, “el partido más votado de la izquierda”. ¿A qué vienen estos aires triunfalistas? A que va a entrar en gobiernos en ayuntamientos y comunidades gracias a los pactos que más que presumiblemente hará con podemistas y municipalistas. Así, no solamente no se pasokizará sino que se recuperará porque siendo el “primer partido de la izquierda” se hace imprescindible para gobernar en ayuntamientos y comunidades frente al PP. Además de participar en el gobierno del ayuntamiento de Madrid, tiene muchas posibilidades de gobernar en las comunidades de Baleares y Valencia. A estas comunidades hay que sumar la de Andalucía, que siendo el partido más votado aún no ha constituido gobierno pero ahora, por los resultados de Podemos, está al caer. De conseguir esto, el PSOE se consolidará como “el partido más votado de la izquierda” y empezará a esfumarse su sambenito de “casta”. La euforia contenida al evitar su ejercicio menguante le ha llevado a decir a su secretario general, Pedro Sánchez, que el PSOE quiere liderar un frente de izquierdas. Está claro que de ahora en adelante el PSOE recuperará algo del lenguaje socialdemócrata, aunque en lo programático no se olvide que es un partido al servicio de la burguesía financiera.

Se podría argumentar que es pronto para saber si la dirección de Podemos le va a dar el visto bueno a los pactos post-electorales con el PSOE. No, no es pronto para decirlo porque la dirección de Podemos tiene como estrategia política participar en las instituciones del Estado. Claro, les hubiese gustado, como han dicho, que el deterioro de los partidos del Régimen del 78 fuese más rápido pero a pesar de todo Pablo Iglesias ya ha afirmado que “es un orgullo y un honor haber sido la palanca del cambio”. “El orgullo y el honor” va a ser que Podemos va a gobernar en ayuntamientos y comunidades con un partido de la “casta”. Ese va a ser el desenlace político natural por tener la estrategia de ocupar las instituciones del Estado burgués ya que, según los dirigentes podemistas, fuera de ellas no hay vida.

El PP perderá el ayuntamiento clave de Madrid, que pasará a ser gobernado por Ahora Madrid y el PSOE. Si bien este ayuntamiento tiene un simbolismo político notable, no en vano es el ayuntamiento de la capital del Estado, también perderá el PP el ayuntamiento de Valencia. Y eso que en ambos ayuntamientos han sido los más votados, pero es tanta la degeneración corrupta y la chulería facha de los peperos que el partido que haga coaliciones con el PP es, automáticamente, un cadáver político. También el PP perderá las comunidades emblemáticas de Madrid y Castilla-La Mancha. Estas pérdidas van a dañar muchísimo al PP porque no en balde dos de las derrotadas son un símbolo político para la fachería pepera, Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal. No creo que esté en la agenda de Mariano Rajoy dimitir y convocar elecciones generales, pero lo que sí está en la agenda es que si el PP no sirve para gobernar dejará de ser útil para su fracción más reaccionaria que se saldría dando paso a un partido de la extrema derecha con base social.

La derecha aparentemente civilizada representada por Ciudadanos no ha obtenido los resultados esperados. Además, tienen un problema añadido, que se les está presentando en los medios de comunicación como la pata de apoyo natural del PP. Siendo esto verdad en la realidad sociológica, es de esperar que su líder, Albert Rivera, haga un cierto, al menos, desmarque de esta posición porque vincularse a un cadáver político no es muy estratégico si no se quiere morir.

En Barcelona CiU, el partido del Régimen del 78 en Cataluña, ha salido derrotado.

Barcelona en Comú, con Ada Colau al frente, ha obtenido 11 concejales, uno más que CiU. No obstante, para gobernar el ayuntamiento Ada Colau va a tener que hacer pactos, entre otros con el PSC, la marca catalana del PSOE, y con los sionistas de ERC. Posiblemente la municipalista Ada Colau se convierta en la alcaldesa ya que, como ella misma ha dicho, hablará con todos menos con CiU y PP.

En A Coruña la Marea Atlántica, “una iniciativa ciudadana”, dicho con sus propias palabras, que está conformada por Anova, una escisión del BNG, Esquerda Unida y Podemos, entre otras organizaciones, le ha ganado las elecciones al PP por cuatro votos de diferencia, aunque empatados a concejales, 10. Es una derrota del PP en toda regla porque a esto hay que añadirle que la marca del PSOE en Galicia, PSG, ha obtenido 6 concejales y el BNG 1.

Quien ha sufrido una derrota sin paliativos ha sido IU. Han desaparecido del ayuntamiento y de la comunidad de Madrid. Si bien sólo esto ya hubiera sido por sí mismo una derrota catastrófica, también han desaparecido de otros muchos sitios como ha sido el caso del parlamento de la comunidad de Extremadura. Sólo ha salvado los muebles en Asturias, donde ha quedado cuarta con 5 diputados. Se puede afirmar que en conjunto IU como referente de la izquierda está finiquitada, aunque restos suyos confluyen con otras organizaciones, como es en el caso de la Marea Atlántica, o se diluyen, como es en el caso de Podemos.

También han sido castigados EH Bildu en el País Vasco y el BNG en Galicia. En el caso de este último, sólo mantiene la mayoría en Pontevedra, con 12 concejales, donde inclusive subió un concejal. Pero en las otras ciudades más importantes de Galicia ha perdido concejales llegando incluso a quedarse fuera de Vigo y Ourense.

La escisión liderada por Xosé Manuel Beiras, Anova, ha sido el desencadenante de su pérdida de importancia política en Galicia, donde fue durante años la tercera fuerza política, tanto que en el Parlamento autonómico sólo estaban el PP, el PSG-PSOE y el propio BNG.

Las elecciones y la abstención (sigue siendo el partido mayor con más de 12 millones, el 35% del censo electoral) han demostrado una vez más el descontento social contra las políticas de precarización de la clase trabajadora y de la juventud que el PP ha implementado, siguiendo la estela del PSOE, ya que fue este el que empezó la contrarreforma laboral y el que votó con el PP la reforma del artículo 135 de la Constitución. Pero este descontento social sólo tiene ahora la alternativa política estatal del “mal menor”: fuera el PP aunque se tenga que gobernar con el otro partido de la “casta”.

Cuando se dieron las pasadas elecciones autonómicas en Andalucía ya dijimos que los votos que sacó allí Podemos hubiera sido una gran victoria para las “mareas”, los movimientos sociales y la clase trabajadora si las diputadas y diputados de Podemos se pusieran al servicio de las movilizaciones sociales y de las luchas defensivas que está dando la clase trabajadora. Hoy afirmamos lo mismo, si los 119 diputados autonómicos que ha conseguido Podemos, más todos los concejales podemistas y municipalistas, fuesen el altavoz en las instituciones del Estado burgués de las luchas obreras y sociales sería más que un éxito, una gran victoria.

Desafortunadamente la dirección de Podemos y de las organizaciones municipalistas, no sólo no serán los portavoces de esas luchas y movilizaciones sino que fortalecerán con sus pactos al PSOE, lo que es, desgraciadamente, una forma de revitalizar el Régimen del 78 que dicen combatir. Así, las esperanzas de los miles de votantes de Podemos, y de las otras candidaturas afines, que quieren un mundo basado en la justicia social, serán defraudadas.

Lo que se va a empezar a ver poco a poco es que Podemos no es ninguna alternativa política al Régimen del 78. Su dirección tuvo la oportunidad de aglutinar un movimiento de izquierdas que podría haber sido un buen sustento para prácticas políticas claramente enfrentadas con el Régimen del 78 para exigir lo que hasta ayer mismo era un grito social, un Régimen Constituyente sustentado en la justicia social. Ese sueño social hoy lo ha aparcado totalmente la dirección de Podemos.

Las expectativas de cambio que generó en su día Podemos se irán evaporando poco a poco, elección tras elección, según vayan comprobando en los hechos sus miles de votantes que gobernando con el PSOE, o permitiendo que este gobierne, no se puede cambiar la sociedad. Lo malo de todo esto es que la política de la dirección de Podemos ralentizó la toma de conciencia de los sectores más dinámicos de la clase trabajadora, de la juventud y de la mujer doblemente oprimida que, como la mayoría social, lo fiaron todo al triunfo electoral. Una vez más me veo en la necesidad de afirmar que la izquierda social tiene que pelear por construir un Frente de Izquierdas que levante un programa de medidas democráticas radicales y anticapitalistas que nos ponga en el camino de construir una alternativa política no sólo al Régimen del 78 sino al propio capitalismo, su base económica. El tiempo político que viene será propicio para esta tarea porque si las ilusiones electorales se irán esfumando por la prueba de los hechos, las necesidades sociales y políticas de las trabajadoras y trabajadores, de la juventud y de los demás sectores populares se incrementarán porque no sólo seguirán las políticas anti-sociales existentes sino que aumentarán los ataques de la burguesía. Un Frente de Izquierdas con la clase trabajadora conduciendo a todos los sectores populares sí puede cambiar el mundo. Construyámoslo.