Las trabajadoras y trabajadores de la educación protagonizaron una lucha histórica en Mendoza. Paros, movilizaciones y lograron la solidaridad activa del conjunto de la comunidad educativa. El rol de la conducción Azul Naranja. Los puntos de apoyo. La necesidad de organizar y fortalecer una oposición antiburocrática. Aquí, algunos elementos para pensar un balance de este primer round.
Virginia Pescarmona @virpes
Domingo 28 de agosto de 2022 22:28
Las y los trabajadores de la educación dimos una pelea histórica en Mendoza, como hace muchos años no se veía. Fueron cinco días de paro con un altísimo porcentaje de acatamiento, movilizaciones de decenas de miles de personas y un apoyo enorme de la comunidad educativa, que se expresó en un inédito paro de madres y padres en el que las familias encontraron una forma de dar su apoyo no enviando a sus hijas e hijos a la escuela y en la participación de otros gremios, organizaciones sociales y estudiantes en las movilizaciones, saliendo a la calle junto a sus maestras.
La unidad y la bronca se fue gestando al calor de una crisis social y económica que afecta a gran parte de la clase trabajadora. El acuerdo con el FMI, tal como se preveía, vino con ajuste y fue sobre nuestros bolsillos y la calidad de vida de nuestras familias: salarios de miseria, algunos por debajo de la línea de indigencia, y un recorte del gasto que se hace sobre los sectores más sensibles: salud, vivienda, educación. Esas escuelas, que se caen a pedazos, las habitamos docentes, celadores, estudiantes, padres y madres que no llegamos a fin de mes, por eso ante una crisis que nos pesa por igual, la unidad es la fuerza. En Mendoza sólo en los primeros seis meses del año los sueldos habían quedado veinte puntos por debajo del índice inflacionario y el sueldo inicial prácticamente por debajo de la línea de indigencia con $47.500.
La pelea por la apertura de paritarias, luego que el SUTE firmara un acuerdo a la baja en marzo (40% anual, en cuotas que iban quedando todos los meses por debajo del crecimiento del índice de precios), nació de la necesidad de hacerle frente a la crisis y pelear por ganarle a la inflación. Todo en el marco de una inmensa incertidumbre, con crisis y ajustes del gobierno nacional, golpes de los especuladores sobre el precio del dólar, tarifazos, etc.
Ante las primeras movilizaciones docentes del mes de junio, el gobierno llamó nuevamente a paritarias e hizo un ofrecimiento que no conformó porque no alcanzaba a cubrir lo perdido por la inflación proyectada en ningún caso, atacaba la escala salarial, perjudicando principalmente la zona y la antigüedad y dejándonos lejísimo de la canasta familiar. Además se abrió la discusión sobre esa extorsión antihuelga (que representa el ítem aula), el gobierno dijo que aplicaría enormes descuentos por los días de paro. La respuesta del gobierno a los enormes paros de julio y agosto fue cerrar unilateralmente las paritarias e intentar imponer el aumento ofrecido por decreto.
Y ante la firmeza de las escuelas que volvieron a votar paro, esta vez por 96 hs, el gobierno tuvo que llamar a paritar nuevamente. Incluso estuvo planteada la posibilidad de que el paro fuera por tiempo indeterminado. Había voluntad de lucha.
Pero la conducción decidió que el paro quede en suspenso a la espera de la nueva mesa paritaria, sin acciones de difusión y organización que continúen la preparación de la lucha entre tanto. En ese momento desde la Corriente 9 de abril/Lista Bordó dimos un debate: la espera no podía ser pasiva, había que continuar en la calle, movilizados, con carpas, mantener la organización en las escuelas, impulsar el fondo de huelga.
Pero la espera fue silenciosa y pasiva. Entonces, la incertidumbre y el silencio por arriba de la conducción, con un discurso derrotista de sus militantes por abajo, llevaron a que las fuerzas en las escuelas se fueran dispersando sin dirección. La acción y omisión de la conducción de la Azul Naranja favoreció que la mayoría de las escuelas consideren mejor aceptar la nueva propuesta, que incluía un mayor porcentaje de aumento en algunos ítems. El debate en las escuelas fue muy intenso y atravesado por la contradicción de tener que elegir entre la nueva oferta conseguida o volver al paro con una conducción sindical que no se mostraba firme para eso. Finalmente, en los plenarios se vio que la conducción sí tenía posición: votaron y justificaron la aceptación, a pesar de reconocerla “insuficiente”.
Esta controvertida posición de la Azul Naranja se mostró crudamente en departamentos como Malargüe, en el que la conducción departamental entera votó contra la totalidad de las escuelas que proponían el rechazo.
La conducción del SUTE dejó pasar una oportunidad histórica. No puso nunca en discusión la enorme precariedad de la conformación de los sueldos, con ítems no bonificables que van licuando la zona y la antigüedad, y dejando el básico en un número cada vez más testimonial, frente a bonos distorsivos y cláusulas de garantía que pulverizan la carrera docente. No informó nunca que los anuncios engañosos del gobierno, con porcentajes que sólo se aplican a algunos casos, hacían que la mayoría siguiera perdiendo con la inflación y el achatamiento de la pirámide salarial, mostrando una total complicidad del sindicato con esta política del gobierno.
Firmó un acta con la aceptación y en un acta complementaria, que no tiene ni la totalidad de las firmas de la mesa paritaria, avisó que haría acciones legales por los descuentos, al tiempo que pide que los millones descontados a miles de docentes y celadores que paramos, vayan a las escuelas. Naturalizando que con nuestros salarios se cubra una tarea que es responsabilidad del Estado y por la que venimos peleando hace años. No podía ser más contradictoria la posición al respecto. También el mensaje es que la lucha por el no descuento está perdida.
Algunas lecciones: “escuela de lucha”
En la provincia estuvo planteado, como nunca, el paro provincial para derrotar a Suárez y sus planes de ajuste. También estaba planteado decir: fuera Thomas, ante sus ataques públicos contra los y las trabajadoras de la educación.
Pero las conducciones sindicales burocráticas no podían permitir que se desarrollara ese estado de rebelión que se multiplicaba y la idea de la solidaridad y la unidad desde abajo para derrotar el ajuste de los gobiernos nacional y provincial.
Frente a una lucha de gran magnitud, en vez de aprovechar la enorme fuerza a favor de conquistar nuestras demandas, pusieron el freno.
La sensación de bronca se funda en que había fuerzas para ir por más, pero una a una las decisiones de la conducción del sindicato debilitaron la lucha y escondieron la realidad de la degradación de nuestros sueldos y condiciones de trabajo detrás de números y porcentajes engañosos.
Esto no genera sorpresa. Esta historia no es nueva. Y los que fueron responsables de bajar los brazos ante el Ítem Aula de Cornejo, hoy dijeron “hasta acá” frente a Suárez.
¿Es inevitable? No.
La conducción Azul Naranja y su falta de independencia política, por su filiación con el gobierno nacional, terminó conduciendo la lucha por el camino de la aceptación, a pesar que la propuesta no conforma a nadie. Lo mismo que hacen en cada provincia, en la CTERA y en la CTA.
Si hasta la CTERA, que viene de un largo proceso de ausencia ante el ajuste y la crisis tuvo que llamar a un paro nacional, porque Mendoza era parte de las 11 provincias en lucha: ¿Qué hubiese pasado si la pelea que estaba dando Mendoza era parte de un plan de lucha nacional en serio, junto a todas las provincias por salario y contra el ajuste?
Pero esta enorme lucha estuvo llena de experiencias de organización en las escuelas que se gestó desde abajo. El balance tiene varias aristas y hay pérdidas y ganancias.
El gobierno tuvo que hacer, lo que dijo que no iba hacer, y reabrió las paritarias por la fuerza de la lucha, la organización y la solidaridad extendida.
Allí donde hay delegadas, delegados y activistas anti burocráticos, luchadores, muchos referenciados con el FURS, se organizaron fondos de lucha, rifas, ferias y otras actividades junto a la comunidad para enfrentar los descuentos que se vienen. Ese proceso está en marcha.
Se mostró que la fuerza organizada podía imponer a la burocracia peronista de la Azul Naranja medidas que habían votado en contra, una y otra vez, frente a cada mandato de escuela que lo exigía. Por ejemplo, frente a la exigencia cada vez mayor de distintas escuelas para que el sindicato ponga sus recursos para la organización de los fondos de huelga, en algunos departamentos se votó la organización de ferias departamentales con este fin. Un antecedente, sin dudas, muy importante.
Estuvo planteado, con los votos divididos, la posibilidad de un paro por tiempo indeterminado, que expresó la voluntad de un sector de ir por medidas más fuertes para profundizar el conflicto.
Lo vivido en Mendoza este mes fue un primer round entre los trabajadores de la educación y el gobierno, frente a un ajuste e inflación que no cesan y bajos salarios que no se recomponen. Se retomó el paro como medida de lucha efectiva, colectiva, fuerte. Se desarrollaron movilizaciones verdaderamente masivas, históricas, en unidad con otros sindicatos, organizaciones estudiantiles, sociales, políticas. Se vio la organización de cuerpos de delegados en las escuelas, que organizaron, impulsaron las medidas, moralizaron al conjunto de la escuela, expresaron lo más avanzado de la voluntad de lucha. Las experiencias concretas de fondos de huelga, que expresaron la disposición a la lucha desde las escuelas, es un gran triunfo de este proceso.
Todos estos elementos hay que tomarlos en cada escuela como balance, para las próximas luchas que vamos a tener que dar frente al ajuste que nos imponen tanto el gobierno nacional como el provincial.
Quienes formamos parte de la oposición antiburocrática en el SUTE pusimos nuestras fuerzas para desarrollar la lucha y llevarla hasta el final. Pero se demostró también que tenemos que reorganizar una gran oposición antiburocrática que reivindique los principios y la experiencia clasista del FURS y que nos encuentre de forma coordinada con decenas de delegados en distintas escuelas y departamentos para llegar con más fuerzas a las próximas luchas.
Contamos con importantes experiencias y balances de la conducción FURS, que hoy se revalorizan al calor de ver el accionar de la dirección Azul Naranja.
Desde la Corriente 9 de abril/Lista Bordó fuimos parte de este proceso, interviniendo activa y ampliamente en las acciones, en los debates en las escuelas, en los plenarios departamentales y provinciales. Hemos propuesto medidas, dado nuestras opiniones, peleado en los mandatos nuestra perspectiva. Fuimos decenas, e incluso, junto a nuestros compañeros y compañeras en todo el país, visibilizando nuestro conflicto.
También batallamos contra las posiciones que opinan, amalgamando conducción con organización, que el sindicato “no sirve”. Se demuestra que necesitamos una organización fuerte, pero hay que pelear la orientación.
Desde este lugar y abriendo también las páginas de La Izquierda Diario, llamamos a toda la oposición y activistas anti burocráticos a dar sus opiniones, aportar al balance e intercambiar sobre las perspectivas que se abren luego de este conflicto, porque queda a la vista, que necesitamos recuperar el sindicato, profundizar y extender la organización en las escuelas, y prepararnos para el próximo round.
Virginia Pescarmona
Docente, Corriente 9 de abril/Lista Bordó, Mendoza