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Red Internacional
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Tribuna abierta. Una marcha política

El ajuste son más que números. Tras los recortes y ataques del gobierno de Javier Milei que afectan directamente a la comunidad LGBT+, este 2 de noviembre tenemos que ser miles en las calles y unirnos todos los que estamos luchando; porque la marcha del orgullo es, más que nunca, un pronunciamiento político.

Miércoles 30 de octubre 14:49

“Es una marcha politizada” escuchamos cada año cuando se acerca la fecha para la Marcha del Orgullo LGBT+.

Si repasamos la historia, veremos que el propio origen de la marcha fue político, en donde la fecha elegida para su realización no solo era para coincidir con la fundación de la organización “Nuestro Mundo”, la cual fue la primera agrupación para la defensa de los derechos de los homosexuales en la Argentina.

La fecha también evitaba climas fríos más hostiles, qué pudieran perjudicar la salud de las personas afectadas a causa del VIH/ SIDA. Era una época donde la terapia antirretroviral, junto con la ley 23.798 promulgada con este fin aún estaban bajo una aplicación muy endeble.

En la actualidad, siendo los últimos meses del 2024, la marcha más que nunca no debe ser solamente un pronunciamiento político, sino también un llamado a la comunidad LGBT+ hacia la lucha abierta por nuestros derechos.

A pesar de lo poco que se habla sobre el tema en específico, el brutal ajuste llevado a cabo por el régimen de Milei junto con una política represiva e intolerante hacia el feminismo y la diversidad sexual, ya han tocado directamente al corazón de la comunidad LGBT+.

El anuncio más reciente, es el del recorte de casi un 76% para el presupuesto destinado a la respuesta al VIH, Hepatitis, ITS y Tuberculosis. Lo que equivale en números a aproximadamente 9150 tratamientos menos de terapia antirretroviral (TAR), sin contar los casos que van a sumarse durante el año próximo, o de las personas que pasen a depender del ya saturado sistema de salud público.

Así mismo políticas como el cierre del INADI, el despido de trabajadores y trabajadoras trans que habían ingresado por la ley nacional de cupo, o la indiferencia y silenció oficialista ante el triple lesbicidio de Barracas (en el que fueron asesinadas Andrea Amarante, Pamela Cobbas y Roxana Figueroa) dan claramente a entender la postura del gobierno frente al tema.

Sin ir más lejos, la semana pasada fueron deliberadamente expuestas las posturas de comunicadores libertarios, refiriéndose a quienes asistimos a la marcha bajo términos como los de “sodomitas”, "retrasados” o a la marcha misma donde “el SIDA vuela en el aire”.

Bajo este contexto en donde ya no se puede ignorar el ataque directo hacia la comunidad LGBT+ como prácticamente una política de estado, es momento de activar y de unir fuerzas junto con todos los sectores en lucha contra el gobierno de Milei.

Cada punto a la alza en el índice de pobreza y en la desocupación, son solo números para Milei. La realidad es que son personas que pierden acceso a la comida, a sus medicamentos, a la vivienda. Alteraciones que al final del año se reflejarán en vidas que se perderán.

La misma ecuación aplica al recorte hacia la respuesta del VIH,y hacia los despidos de las y los trabajadores trans. Son vidas que están en riesgo a causa de la decisión de personajes nefastos qué terminan representando a lo más rancio de la casta política argentina, la misma casta que dicen combatir.

Y mientras estos números brindan un panorama oscuro tanto en la actualidad como en el tiempo a corto plazo ¿Que hacen las supuestas fuerzas opositoras en el Congreso Nacional? Pues el Peronismo dirime su interna pensando recién para el 2025. A su vez, el Radicalismo otorga sus votos a cambio de favores políticos.

¿Cuántas vidas a causa del ajuste perderemos para Octubre de 2025?
¿Cuántas vidas equivalen a un cargo político? Ya sea por omisión u acción directa, el Peronismo y el Radicalismo terminan siendo colaboradores en el ajuste y la represión.

El ajuste, el hambre y la represión son ahora. Y quienes luchan desde abajo, lejos de las burocracias sindicales, las internas dilatorias y el colaboracionismo, son trabajadores y estudiantes que saben que hoy es el verdadero tiempo de resistir.

Sin ir más lejos, la lucha del Hospital Bonaparte vuelve a ser ejemplo del camino a seguir, en donde ante la amenaza inminente de cierre como medida de ajuste, las maricas y travestis fuimos a bancar la parada. Ni más ni menos porque el Bonaparte es un lugar de contención y cuidado, un refugio para la salud mental de una comunidad que vuelve a ser golpeada por un régimen cishetero y patriarcal, no solamente vaciando sus bolsillos sino también atropellando sus derechos.

Primero fue con las y los jubilados, luego con la salud, después con las universidades. Ahora el recorte dejó de ser gradual para las políticas de estado hacia la comunidad LGBT+. Milei directamente viene a ras de guadaña con un recorte que amenaza los tratamientos antirretrovirales, distribución de preservativos y reactivos para testeos.

Es más que obvio que la lucha debe ser en unión e intersectorial. En solidaridad, desde, por y para las y los de abajo.Y en esta Marcha del Orgullo del 2024 debemos ser miles en las calles, no solo reclamando por nuestros derechos, sino también para defenderlos, pronunciando nuestro hartazgo de sobrevivir en lugar de vivir.

Contra el ajuste y represión de la extrema derecha. Para ponerle un fin definitivo a las políticas y crímenes de odio. Por quienes seguimos luchando, y en memoria de quienes no están más…

El orgullo y con orgullo, en la auténtica unidad de las y los trabajadores.

Hoy más que nunca, la marcha del orgullo será política.