Una radiografía de la situación de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual en Salta, la provincia que gobierna el compañero de fórmula de Lavagna.
Jueves 13 de junio de 2019 11:43
El gobernador salteño Juan Manuel Urtubey cerró un acuerdo con Roberto Lavagna para presentar formula conjunta en las próximas elecciones nacionales, como su candidato a Vicepresidente. De esta forma se confirmó a su vez la desaparición de Alternativa Federal, el espacio que supo nuclear al mismo Urtubey, Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y Juan Schiaretti.
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En un discurso recientemente se refirió a la situación de las mujeres en la provincia, destacando la creación del Polo Integral de la Mujer y del Observatorio de Violencia Contra las Mujeres. Pero la realidad de las mujeres es brutal: Salta encabeza el ranking de tasa de femicidios y es quinta en lo que respecta a los embarazos de adolescentes.
No sólo se trata de violencia contra las mujeres, sino una brutal discriminación y violencia contra los sectores LGBT que van de la mano con el accionar de la Policía de Salta, a cargo del gobernador Juan Manuel Urtubey, y amparada por una Justicia cómplice.
Salta y los celestes en el poder
Salta adhirió al Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo recién en mayo del 2018, luego de terribles casos como el de la niña wichi violada en 2016 y a quien se le negó la posibilidad de interrumpir el embarazo.
La marea verde que recorrió todo el país logró tirar abajo el decreto 1170 que regimentaba el acceso a los abortos no punibles por el gran peso de las iglesias. Ponía un límite de tiempo para esta interrupción, algo contrario tanto al Código Penal como al fallo FAL de la Corte Suprema de Justicia. "Su protocolo" fue uno de los más restrictivos poniendo en riesgo la salud física y psicológica de la persona gestante, obligando además a una mujer a hacer una denuncia policial o una declaración jurada antes de realizarse la práctica médica.
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Aunque al calor del debate en el Congreso respecto el derecho a la interrupción legal del embarazo se mostró finalmente a favor de la despenalización -con atinado sentido de la oportunidad-, el gobernador salteño no puede ocultar el cinismo que lo caracteriza: en 2008 impuso la educación religiosa obligatoria en las escuelas públicas y hasta diciembre de 2017, cuando la Corte Suprema de Justicia determinó que era ilegal el dictado de religión en horas de clase, no garantizó siquiera formalmente la aplicación de la ESI.
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Pero no es todo. En la familia Urtubey parece haber división de tareas, porque de hecho, fue el senador salteño Rodolfo Urtubey, su hermano, quien realizó una lamentable exposición para justificar su voto contra la legalización del aborto. Según él, “no era oportuno, conveniente, o necesario avanzar en este proyecto”. Suena muy familiar a declaraciones recientes de otro candidato a presidente, Alberto Fernández.
El senador nacional fue más allá y dijo en su intervención que “la violación está clara en su formulación, aunque habría que ver algunos casos en los que la violación no tiene un componente de violencia sobre la mujer. En los casos de abuso intrafamiliar no hay violencia, pero no se puede hablar de consentimiento. No es la violación clásica”. Un desprecio sin límites por la vida y salud de las mujeres.
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En "Salta la linda", el ex gobernador del kirchnerismo, que supo estar muy cerca de Cristina Fernández durante su gestión, ya dio sobradas muestras de ese desprecio que le merecen las mujeres, jovenes y familias trabajadoras de la provincia. Las últimas estadísticas del Indec arrojan de hecho que en 2018 la pobreza aumentó al 37.7%, se perdieron mil puestos de trabajo en las industrias locales y el trabajo no registrado trepó al 46,5% y es el segundo más alto del país. Las mujeres, como también muestran los datos, son las más afectadas, junto a la juventud. Y son, precisamente, las que más sufren las consecuencias de los abortos clandestinos.
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Al cumplirse un año de la media sanción de ese proyecto, luego frenado por la Cámara de Senadores, una cuestión queda clara: los derechos y las vidas de las mujeres no pueden esperar ni ser prendas de cambio en los armados electorales, donde avancen los legisladores "celestes". Es urgente la legalización del aborto así como la implementación efectiva de la ESI en todo el país, contra la injerencia de las cúpulas de las iglesias.
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