Ayer declaró como testigo la hermana de Luciano Arruga. Fue el segundo día del juicio por torturas a Luciano, ocurridas el 22 de septiembre de 2008, cuando fue detenido ilegalmente por efectivos del destacamento de Lomas del Mirador de la Policía Bonaerense.
Miércoles 6 de mayo de 2015
Ayer presencié la segunda audiencia del juicio que se está llevando adelante por torturas a Luciano Arruga, cuando el 22 de septiembre de 2008 fue detenido de manera ilegal en el destacamento de Lomas del Mirador y estuvo privado de su libertad más de ocho horas. El ahora ex policía Julio Diego Torales, quien en ese momento estaba a cargo del destacamento, junto a otros dos agentes aun no identificados torturaron a Luciano con golpes, insultos y amenazas.
Esta violencia policial hacia Luciano no empezó ese día, venía de semanas y meses y no cesó hasta el 31 de enero de 2009, cuando Luciano, que tenía 16 años cuando salió de su casa de Lomas del Mirador, La Matanza, fue nuevamente detenido, golpeado en la misma comisaría y no se supo más de él hasta octubre del año pasado cuando fue hallado su cuerpo.
Tras una tensa espera, cerca de las 11 horas, los jueces del Tribunal llamaron a declarar a Vanesa. Y al empezar su testimonio ante la justicia no se puede menos que sentir bronca, odio y una tristeza que te hacen brotar las lágrimas ante la violencia policial, amparada por la justicia y los políticos patronales, que traman una verdadera conjura contra la juventud y los pobres, estigmatizándolos como “delincuentes”, cuando en realidad, como demostró Vanesa la Policía Bonaerense, no la de La Matanza, sino toda la institución, los intima y aprieta para hacer de mano de obra barata, es decir, los obliga a robar para ellos, dejándoles zonas liberadas y si te negás, como Luciano: “te detengo, te golpeo, te torturo, hasta que aflojas y sino…”
Y esto es parte del modus operandi de la Bonaerense y de todas las policías que descargan toda la brutalidad contra los que no tienen voz, pibes como Luciano, que viven en barrios donde están hacinados en casas precarias, sin agua, gas o cloacas, y que para sobrevivir no queda otra que salir a trabajar, changuear lo que se pueda y con eso ir tirando hasta el otro día, sobreviviendo.
Luciano era parte del más de millón de jóvenes que no trabajan, ni estudian en la provincia de Buenos Aires, a los que no les llegó la inclusión de la década kirchnerista, pero que padecen la militarización de los barrios. Y los que impulsan la baja de la edad de imputabilidad, en ese momento con su abanderado, el falso ingeniero Bloomberg, al cual el kirchnerismo le votó todas las leyes de mayor represión que éste pedía.
Hoy Cristina y Scioli, con el aval y apoyo de Massa y Macri, profundizan esta militarización de los barrios, llenando de policías, gendarmes y prefectos los barrios, “para luchar contra la delincuencia”, delincuencia que ellos protegen y organizan, como el Comisario Mayor de La Matanza que era el jefe de una banda de narcotraficantes del distrito, y tantos otros ejemplos.
Por eso el testimonio de Vanesa es un alegato contra la impunidad de ayer y de hoy, un alegato que desnudó la impunidad de la policía, el maltrato y la violencia sistemática hacia los jóvenes del barrio y la connivencia de jueces, punteros, intendente, gobernadores de los partidos políticos patronales, tanto del FPV, como de Massa y Macri.
Alegato que es enarbolado por dos mujeres: la mamá y la hermana de Luciano, que hicieron que este caso no quedara en la impunidad. Ellas, acompañadas por los familiares y amigos, por los organismos de derechos humanos, sindicatos y partidos de izquierda y miles de jóvenes que siguen reclamando castigo a los culpables, decimos nuevamente “yo sabía, yo sabía, a Luciano lo mató la policía” y “atención, atención: no es un policía, es toda la institución”.
Ariel Iglesias
Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.