Nuevos hechos de violencia ocurrieron el sábado 18 en Salta y a partir de ellos, curiosas afirmaciones.
Martes 28 de octubre de 2014
Los hechos. Durante el partido entre Mitre y Central Norte una facción de la barra del cuervo (CN) cortó el alambrado, amenazó con entrar al campo de juego y provocó la suspensión del partido. Horas más tarde, una balacera perpetrada sobre la puerta del vecino del presidente del club, Gabriel Savino, sirvió de amenaza para destapar la olla y el “sálvese quien pueda”. Fue una seguidilla de declaraciones que muestran el entramado de intereses que giran alrededor del fútbol y más allá de él.
Inició El Partido el vicepresidente de Central Norte, Héctor de Francesco, quien luego de una reunión con el Ministro de Seguridad de la provincia, Alejandro Cornejo, soltó la polémica frase que buscó “desligar” a la dirigencia de la barra brava: “Nosotros dejábamos 300 entradas a disposición en la Comisaría 5° y cada barra retiraba un poco, pagando un precio de $ 30 cada una”.
El dirigente intentó usar ese argumento para destacar que “nadie entra gratis” a la tribuna, pero lo cierto es que la entrada más barata para un “no socio” y adquirida en boletería tiene un valor de $60, $45 para socios, mientras que por $30 solo ingresan menores, mujeres y jubilados que estén asociados al club. Con esto deja en claro que hay una entrada “subsidiada” al 50 % para los barras, otorgada ni más ni menos que por la misma policía.
Pero el juego continuó. Según Walter Torres, comisario a cargo de la Comisaría 5°, la idea fue propuesta por un grupo de dirigentes de Central en una reunión que tuvo lugar antes de comenzar el torneo con el secretario de Seguridad, Carlos Cayetano Oliver, personal de la Policía y representantes de dos facciones de la hinchada cuerva: la “Barra Norte” y “Agrupación Unida”.
Y agregó: “La idea fue del presidente de Central Norte de vender ellos las entradas en la comisaría para garantizar la seguridad”. Desde prensa de la policía explicaron que la idea consistía en generar, paralelamente, “un acercamiento de Central y su hinchada con la policía, para que no haya incidentes”.
El comisario Torres intentó despegar a la institución de esta irregularidad y añadió: “No sabemos quién se hacía cargo de la diferencia, nosotros solamente cedemos un espacio físico de la comisaría para que se vendan las entradas”.
Por su parte Sergio Chiban, presidente de la Liga Salteña de Fútbol, dijo no ver la jugada, despegando a la entidad de cualquier responsabilidad al respecto. Y aclaró que lo único que hacen es controlar la rendición de plata producida por cada institución: “El club viene y nos rinde la plata correspondiente acorde a la cantidad de entradas vendidas, puede venderlas como quiera y al precio que quiera siempre y cuando después rinda la plata que corresponda”.
Como respuesta a los hechos de violencia, el ministro de Seguridad de Salta, Alejandro Cornejo, dijo que conformará un grupo de elite para marcar y quitarle la pelota a las barras y sentenció: "Vamos a investigar absolutamente todo, caiga quien caiga. Que sepan que vamos a ir a fondo. Para eso vamos a armar un equipo de trabajo específico que investigará hasta llegar a las cabezas de todo esto". Curiosa forma si el secretario de Seguridad se reúne con ellas.
Finalmente, el DT y nuevo precandidato a presidente por el kirchnerismo (el sexto) y actual gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, antes de viajar hacia el coloquio de IDEA (evento empresarial), reflexionó: “La violencia es algo que lamentablemente está en el marco de la sociedad y particularmente ha encontrado en el fútbol un lugar de expresión”. El mister buscó rechazar con un pelotazo la responsabilidad de su gobierno sobre todo lo que ocurre y presentar a la violencia en el fútbol como consecuencia natural debido a la violencia en la sociedad. Y es que, al igual que la Secretaría de Seguridad, la policía de Salta es una institución del Estado y como tal, responde a la gobernación, al poder político/económico y a cuanto negocio turbio se pueda llevar a cabo.
Por eso nada de ello es natural. Así lo demuestra el caso de Luciano Arruga donde la policía organizó el delito en los barrios, como también el narcotráfico en varios casos en Córdoba y Santa Fé. Como es también parte de las redes trata, tan extendida en Salta, al igual que los femicidios (es la provincia con más casos en toda Argentina). O como lo demuestra el asesinato de Mariano Ferreyra donde Estado, empresarios, policía, burocracia sindical y barras bravas como fuerza de choque (en este caso la barra de Defensa y Justicia), operaron conjuntamente para intentar terminar con la lucha de los trabajadores ferroviarios.
En todos los casos mencionados hay participación, complicidad y responsabilidad por parte del Estado, la policía, los empresarios (dirigentes en el negocio del fútbol en ese caso), la burocracia sindical y las barras bravas.
Ahora, si se quiere llegar a la cabeza de todo esto y buscar el responsable de La violencia en la sociedad, caiga quien caiga, hay que empezar por el Estado, entendido por los marxistas como “la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa” y terminar con la estructura en la cuál se sustentan los negocios legales, en torno a la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de la clase trabajadora, y sobre la que se monta toda una serie de negocios ilegales como el que estamos viendo acá (además de la venta de entradas, está la venta de drogas, el estacionamiento, la venta de comida y bebida, pases de jugadores, etc), toda una trama de intereses que tejen y sustentan estos actores.
Por eso, no será este Estado (el de la burguesía), siendo juez y parte, quien resuelva el problema de la violencia porque es él y sus instituciones represivas las que garantizan el orden social de sus negocios y el de una sociedad dividida en clases sociales en pugna (burgueses vs proletarios) a veces velada, a veces abierta como hoy sucede con los trabajadores de Lear que siguen luchando por su reincorporación y para que la crisis no sea descargada sobre sus espaldas. No será el Estado quien vaya hasta el fondo de la cuestión, hacerlo sería auto-incriminarse y eso no sucederá. Seremos los trabajadores y el pueblo movilizados, organizados en forma independiente y peleando, entre sus banderas, por el acceso sin restricciones a todo deporte con fines recreativos. Son los trabajadores los verdaderos interesados en terminar con “el partido”, ese que juegan unos pocos para hacer sus negocios a costa de explotación, miseria y miles de muertos y desaparecidos. Para ellos el fútbol es tan solo fuente de riquezas y un instrumento para enceguecernos y oprimirnos mejor, así fue el mundial 78 y así lo usa el gobierno hoy.
Luchemos contra este sistema de explotación que reduce al deporte y al fútbol (pasión de multitudes) a un coto de caza, luchemos por un gobierno de los trabajadores para poder decir al fin: “la pelota no se mancha”.