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Red Internacional
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VIOLENCIA MACHISTA. “…le gustaba la vida social”: repudiable justificación de una violación grupal

Una Joven denunció haber sido dopada y violada sexualmente el domingo 18 de octubre por 5 hombres en Lima. Los implicados fueron detenidos y la fiscalía ha solicitado 9 meses de prisión preventiva para ellos. El abogado de uno de los violadores sostuvo que la víctima es responsable de su violación ya que “le gustaba la vida social”.

Zelma Guarino Militante de Pan y Rosas Perú y de la Corriente Socialistas de las y los Trabajadores

Jueves 22 de octubre de 2020

Estas declaraciones de Paul Muñoz - abogado de uno de los violadores- que utiliza como “argumento” para descalificar la terrible violación que, junto a otros cuatro individuos, llevo a la práctica su defendido, grafican con mucha claridad y crudeza, el sentido común machista que un sector importante de la sociedad peruana ha ido construyendo a consecuencia de estar envueltos en una cultura patriarcal muy arraigada que se sostiene - fundamentalmente - en las ideas religiosas que hacen ver a la mujer como un “sujeto pecaminoso” que estaría “acechando e induciendo permanentemente a los hombres al pecado de la carne”.

Estas visiones retardatarias y medievales propias de la religión, se encuentran reconocidas legalmente por la Constitución de 1993, la cual, en su artículo 50 señala que: “el Estado reconoce a la iglesia católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración”. Esto ha llevado a la enseñanza obligatoria del curso de religión en los colegios públicos, lo cual se replica en muchos colegios privados. Este curso se convierte en el mejor vehículo para reproducir estas ideas conservadoras en los estudiantes desde edades muy tempranas, con lo cual esta desvaloración de la mujer se va construyendo y naturalizando.

Esta idea de la mujer responsable de su propia violación, que se puede sintetizar en frases como: “ella se lo busco”, “ella se lo merecía” o “ella los provoco”, se encuentra muy naturalizada en nuestra sociedad, y es el trasfondo ideológico que pretende justificar “moralmente” la violencia física y psicológica que sufren miles de mujeres todos los días. Esto quedó evidenciado en muchos de los comentarios de los usuarios de redes sociales sobre este caso, los cuales terminaban por responsabilizar a la víctima, liberando de responsabilidad a los cinco violadores.

Es también, en esta visión de la “mujer responsable de su propia violación” que los efectivos de la policía nacional se valieron para declarar públicamente, apenas se visibilizo este hecho, que no había indicios materiales que demuestren que la joven habría sido violentada sexualmente, con lo cual daban pie a la idea que el acto sexual había sido con consentimiento de las partes.

En ese entender, en declaraciones a la prensa, el Jefe de la Dirección de la Policía de Lima Sur, dijo que los responsables habían manifestado que “los hechos se habrían dado de manera voluntaria”. Tuvieron que salir a la luz los resultados de los análisis médicos que mostraban que la joven victima si presentaba rastros materiales de agresión sexual y de haber sido dopada, para que los efectivos de la Policía Nacional varíen su discurso. Como vemos, culpabilizar a sus víctimas es reiterativo en los agresores, con lo cual buscan disminuir su responsabilidad penal, así mismo, es reiterativa también la conducta encubridora de la Policía Nacional ante hechos de violación y agresión a mujeres, los cuales se han incrementado significativamente en estos últimos tiempos.

Según informó la periodista Gladys Pereyra en el diario El Comercio, este terrible hecho de violencia machista no sería el único, ya que entre los meses de septiembre a octubre se habrían denunciado otras tres violaciones sexuales en grupo, es decir, en los últimos 50 días tendríamos la denuncia de 4 casos de violaciones sexuales grupales. El 2 de setiembre en Ayacucho, una mujer denunció haber sido víctima de violación por parte de tres hombres. Ese mismo mes, en Cusco, dos hombres fueron detenidos tras una denuncia de violación sexual contra una mujer. El 7 de octubre, una enfermera del Hospital de Santo Tomás de Cusco denunció por violación a cuatro compañeros de trabajo.

Sin embargo, y considerando lo difícil que suele ser para la victima denunciar su violación y más si esta fue grupal, lo más probable es que los casos de violaciones grupales en estos últimos dos meses hayan sido muchísimos más.

Como ya vimos, el Estado y sus instituciones legitiman, justifican y reproducen esta violencia persistente, cotidiana e invisible, acentuando estos (dis)valores, haciéndonos creer que es natural, lo cual no es cierto, ya que este tipo de actos de violencia contra las mujeres son consecuencia directa de la sociedad capitalista que se sostiene en la visión patriarcal para mantener sus relaciones de explotación y opresión. Es esa sociedad miserable la que tiene que perecer.

Ni el patriarcado ni la explotación capitalista van a caer si no los tiramos. Y esa convicción es la que nos empuja a organizarnos con la perspectiva de vencer.