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Chaco. Caso Strzyzowski: Marcela Acuña culpa del crimen a su hijo y se siente una “inocente” presa política

La esposa de Emerenciano Sena se pregunta en una carta: “¿Por qué, si fue César responsable, nos incriminan a nosotros?”, en referencia al femicidio de Cecilia, esposa del joven Sena. Además de soltarle la mano a su hijo, dice que con su esposo sufren “una causa armada” porque son “socialistas” y aliados de Capitanich y CFK.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Miércoles 5 de julio de 2023 11:37

Marcela Acuña es, además de una histórica dirigente social comprometida con todo tipo de negocios con el Estado del Chaco, la suegra de Cecilia Strzyzowski. Es más, se presume, por las pruebas volcadas al expediente en el que se investiga la desaparición y probable femicidio de la mujer de 28 años, que la misma Acuña participó del crimen que tiene ribetes tan espeluznantes que las novedades que se llegan a conocer no paran de conmover a la población.

Luego de que el jueves pasado el Equipo Fiscal Especial (EFE), a cargo de investigar el caso, anunciara en conferencia de prensa que ya están probados parte de los hechos y, por eso, se pidió la prisión preventiva de los siete detenidos; empezó a circular la imagen de la carta escrita a mano por la madre de César Sena, ambos acusados junto a Emerenciano Sena de ser coautores del femicidio. La carta está fechada el mismo jueves 29 de junio, cuando según ella ya llevaba “17 días de huelga de hambre x razones humanitarias”.

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Carta marcada

La esquela de Acuña tiene dos objetivos. Por un lado, despegarse del crimen deliberadamente. Para ello, acusa directamente a su hijo de 19 años, esposo de Cecilia. Por otro, asegura que ella y Emerenciano son víctimas de una persecución política a través de una causa armada, lo que iría en línea con un ataque opositor a Jorge “Coqui” Capitanich y a la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, con quienes confirma su alineación política.

Causa, cuanto menos, impresión la “dureza” de la carta estando de por medio un crimen tan brutal cometido en su propia casa, al que Acuña sólo se refiere como un hecho “repudiable desde todo punto de vista”. Una rigidez que se disipa al hablar de su propia situación, llegando a autocalificarse como “una mujer torturada”.

Escaneo de la carta de Acuña
Escaneo de la carta de Acuña

La carta arranca diciendo que están presos con Emerenciano “siendo inocentes; con una causa armada desde el Partido Judicial y radicales. No hay que confundir, una cosa es el hecho del FEMICIDIO DE CECILIA (única frase puesta en mayúscula, NdR), repudiable desde todo punto de vista, y otra cosa es el querer inculparnos desde una fiscalía que sin pruebas, nos tiene, no solo encerrados, paseándonos como trofeos con esposas como delincuentes, sino que nos mete en una causa con una carátula que no se sostiene hacia nosotros con pruebas, solo con supuestos”.

Enseguida acusa directamente a su hijo, al preguntarse: “¿Por qué, si fue César (mi hijo) responsable, nos incriminan a nosotros?” Y se responde que cree que eso es “por muchos motivos, principalmente la grieta que vivimos como Patria, nosotros somos parte de una generación nueva junto a Emerenciano. Hemos dado dignidad junto a un proyecto nacional y popular que nos permitió hacerlo, no solo a nosotros, sino a cientos de dirigentes que iniciaron, de alguna manera, el camino de la autogestión”.

Según su coartada, “encontraron el punto exacto” para atacar “en serie a Emerenciano, a lo que él significa, y a Capitanich, en un escenario electoral, donde lo que tienen son los grandes medios a su favor, y una Justicia de calzoncillos flojos que, indudablemente, influenciados por los grupos económicos que manejan los grandes medios, no dudó en encerrarnos y prenderse a los desmanes del falso periodismo, sumado a las redes ilícitas de difamación, los cuales son muchas”.

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Acuña, no sin algo de razón, acusa a la oposición de la UCR por tomar “el dolor de un pedido por bandera política”. Pero lo hace para defenderse de un supuesto ataque contra ella y su esposo, autodefiniéndose como “los Rojos” que injustamente estarían presos “por ser piqueteros, por ser socialistas (sic), por haber tenido a mi padre detenido por razones políticas, por haber levantado la bandera cubana con la Argentina (...) por haber hecho Emerenciano más de 400 casas y estamentos públicos, sin empresas; por haber creados bibliotecas, centros de recreación, y tanto más”.

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Llama bastante la atención que en todo su relato no dé ningún indicio que la coloque a ella como realmente inocente del femicidio de Cecilia. Ni datos ni lugares ni fechas que permitan sacarla de la escena del crimen. Sin embargo, durante varios párrafos insiste con la persecución de la que sería víctima directa. “Somos inocentes y aquellos que actúan con malicia, que Dios los perdone, han generado mucho dolor y eso todo Dios ve. No se usa el dolor ajeno para posicionarse en una sociedad que cree en los medios de comunicación”.

“Terminan de hacerme firmar la Prisión Preventiva, de seguro será un logro para el fiscal que el 1 día que me conoció me dijo ‘no vas a hacer lo que vos querés’…. amenazante delante de policías, antes que estalle esta comedia Dantesca organizada por él y su grupo mafioso que quieren ver a Emerenciano derrotado, preso, y a torturar a una mujer como yo por haberse sentido desafiado”, dice Acuña sobre el final de su carta.

Y deja el cierre para mencionar a la vicepresidenta Cristina Kirchner, a quien incorpora como víctima de la persecución política que estaría detrás de su situación judicial. “Además de la Prisión Preventiva; (el fiscal) ordenó que no tenga acceso a determinados libros; entre ellos dos que me trajo mi hija, uno de “Montesquieu” y otro sobre el Proyecto Nacional y Popular donde se levanta la figura de Cristina Fernández de Kirchner, nuestra vicepresidenta; al parecer son libros prohibidos para mí (...) todo es NO por orden del Fiscal de Género Cáceres Olivera, hasta Cristina Kirchner”.

La carta termina con las consignas: “Una Acuña lo dice todo. Sigo con mi huelga | Libertad a Emerenciano domiciliaria ya!!”

Cecilia Strzyzoswski
Cecilia Strzyzoswski

La verdad aunque les duela

Hay quienes al leer esta carta no dudan de que Acuña y Emerenciano sean probablemente los verdaderos responsable de casi todo lo ocurrido. Un rasgo propio de la psicopatía es la capacidad de generar sufrimiento ajeno sin culpa, la frialdad ante ese sufrimiento y la declamación de inocencia aún ante las evidencias.

Pese a los esfuerzos exculpatorios de la mujer, hasta el mismo gobernador Capitanich (socio político de la familia y hasta padrino de bodas de Emerenciano y Marcela) afirmó que los fiscales están investigando bien y que a quienes están imputados les debe caer todo el peso de la ley.

Tal como se viene afirmando desde este diario, hoy lo primordial es que el Estado le explique a Gloria Romero, madre de Cecilia, como al resto de la sociedad chaqueña y argentina qué pasó realmente con la esposa de César Sena y quiénes son todos los responsables. Sin margen para la duda o las especulaciones. La familia reclama justicia por el brutal femicidio y el Estado se la debe garantizar.

Aún falta saber si los restos óseos (algunos calcinados y otros triturados) hallados en dos rastrillajes en zonas de influencia de la familia Sena pertenecen a Cecilia. Los fiscales Jorge Cáceres Olivera, Jorge Gómez y Nelia Velázquez esperan los resultados de pericias que se están realizando en la provincia de Córdoba. Si no lo son, se abrirá la hipótesis de que hay otra persona muerta dentro de la misma trama criminal. Más macabro aún.

Y también resta que todo el país conozca a fondo todos los vínculos políticos y económicos entre Capitanich y esta familia. Es por todos conocido que Emerenciano y Marcela encabezan una verdadera “empresa” de enriquecimiento ilícito bajo el camuflaje de un movimiento social (del que sus bases, trabajadoras y trabajadores de los barrios, son sus mayores víctimas). Pero eso sigue manteniéndose oculto. Y en esa vidriosa relación de los Sena con el poder se funda, al menos en parte, la intocable impunidad que habrán sentido al momento de terminar con la vida de Strzyzowski.

Lo que es cierto es que Cecilia desapareció y que el matrimonio, su hijo y cuatro colaboradores de confianza están presos porque todas las pruebas abonan la hipótesis del femicidio cometido en la casa de la familia mientras casi todos ellos estaban presentes. Nada de eso puede borrarse, mal que le pese a Acuña.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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