Este viernes 4 de diciembre, se llevará a cabo la octava edición de la marcha del orgullo en la provincia. Luego de importantes debates, en el marco de una crisis que se profundiza, sobran razones para salir a las calles por los derechos del colectivo LGTB y las disidencias sexuales.
Domingo 29 de noviembre de 2020 11:56
Por estas fechas, las calles del centro tucumano se inundaban de los colores de la bandera LGTBI+, como símbolo de la histórica lucha de este colectivo. Pero este año, particularmente, la Comisión organizadora de la marcha del orgullo en la provincia estuvo atravesada por un debate clave: se llevó a votación si la marcha se realizaría como todos los años saliendo a las calles. Esta propuesta se vio favorecida en la votación. Sin embargo, el bloque del Frente de Todos, se negó a mantener lo votado y definió de manera arbitraria, imponiendo otra votación para llevar a cabo acciones virtuales en combinación con algunas actividades presenciales. Partidos de izquierda y organizaciones trans que confluyen en este espacio plantearon su desacuerdo.
El bloque del Frente de Todos está compuesto por distintos partidos y agrupaciones como el PCR, MPE, 100% Diversidad, Cubo de la Verdad, K Tucuman Peroncha y militantes de organizaciones de DD.HH de la provincia. Los argumentos en contra de la movilización, se basaron en el contexto de pandemia.
Ante esto, en semanas posteriores, un sector de la Comisión organizadora, compuesto principalmente por partidos de izquierda y organizaciones del colectivo trans, convocó a una reunión abierta en la que por unanimidad de acuerdos, se organizó una marcha presencial. Esto tuvo como desenlace la expulsión de dichas organizaciones de la comisión, llevada a cabo por parte de las agrupaciones peronistas.
Mediante votación, se expulsó a las organizaciones y partidos de izquierda, como también a organizaciones como ATTTA y el CETRANS. La comisión organizadora de la marcha del orgullo en la provincia, se caracterizó todos estos años por estar unificada. Pese a las diferencias políticas existentes, se reconocían problemas en común, que ameritaban la unidad para golpear con un solo puño. Además, un punto importante era el acuerdo que sostenía la independencia política ante el oportunismo de los gobiernos de turno. Pero lejos quedaron esos tiempos.
Sobran las razones para salir a las calles
En Argentina, la crisis desencadenada a partir de la pandemia, impactó fuertemente y puso sobre el tapete todos los problemas previos que atravesaban las personas LGBTs. Las personas trans en particular atravesaron intentos de desalojos (como miles de familias que se encuentran peleando por una vivienda en distintas provincias), vieron también dificultado su acceso a la salud y sufrieron la falta de ingresos producto de la falta de trabajo.
La desigualdad estructural a la que están sometidas y la falta de políticas públicas, son una constante en todo el país. Según el último informe disponible elaborado por ATTTA, sólo el 18% de travestis y trans tuvieron acceso alguna vez a un trabajo formal.
Si bien, en Tucumán en el mes de julio se aprobó a nivel municipal una ordenanza que dicta que un 1% de la administración municipal sea ocupado por personas trans. Previamente en el Poder Judicial de la provincia también fue aprobado con el mismo porcentaje, teniendo como piso un puesto en cada convocatoria. Pero, es evidente que este porcentaje resulta insuficiente, además la implementación debería ser extensiva hacia todo el sector público y privado.
Respecto al acceso a la educación, el posible cierre del Centro Educativo Trans de Puertas Abiertas, es una gran preocupación para el colectivo en Tucumán. Este centro depende del Plan Fines, desfinanciado de manera abrupta por el Ministerio de Educación a nivel nacional. En el área de Salud, el faltante de hormonas es una constante, e impedimentos de todo tipo para recibir asistencia en el sistema público.
Dos transfemicidios sucedieron en la provincia en menos de tres meses. Vanesa Solórzano y Alejandra Power, fueron los nombres que nos pusieron en las calles nuevamente para reafirmar que ¡sin las trans no hay una menos!, señalando la responsabilidad del Estado.
Es así como la expulsión de las organizaciones mencionadas, esconde una clara maniobra por medio de la cual los sectores de la comisión afines al gobierno nacional, pretenden alinearse con este en su intento de mantenernos encerrados en nuestras casas mientras la crisis económica se profundiza día a día. A lo largo y ancho del país, se vienen llevando a cabo manifestaciones desde distintos sectores debido a la crisis sanitaria, económica y social ya insostenible. El gobierno del Frente de Todos votó sin ningún tapujo el presupuesto 2021 cargado de ajustes.
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Salir a las calles este año, implica exigirle al Gobierno de Manzur y al Gobierno Nacional que dé respuestas ante la ausencia de políticas del Estado para mejorar las condiciones de vida de la población trans. También la implementació de la Ley de Educación Sexual Integral Laica y Científica en la provincia. Los gobiernos usan la historia, luchas y conquistas del movimiento LGTB para lavarse la cara mientras se abrazan con sectores reaccionarios como la iglesia, es necesaria la inmediata separación de la Iglesia y el Estado.
Porque sabemos que las leyes conquistadas hasta el momento, no nos garantizan aún la igualdad ante la vida. Este viernes 4 de diciembre nuestra cita está en las calles (respetando el uso de barbijos y el distanciamiento), por todos nuestros derechos y por nuestras reivindicaciones históricas por las que peleamos las disidencias sexuales.