3.817 es la cifra actual de personas detenidas en Tucumán por violar la cuarentena obligatoria.
Lunes 13 de abril de 2020 20:10
En el marco de la cuarentena obligatoria, suman 3.817 la cifra total de las personas detenidas por violar el aislamiento obligatorio en la provincia. Solo durante el fin de semana fueron 475 los detenidos. Además, se contabilizaron un total de 1298 vehículos secuestrados.
Cabe destacar, como se conoció en los últimos días, aun cuando la cifra era inferior a la actual, el número ya superaba al total de presos pertenecientes a toda la población carcelaria de la provincia.
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Vemos que son reiteradas las razzias realizadas regularmente por la policía en los barrios. En la semana anterior, el fiscal Picón calificaba de vergonzosos los hechos debido al número de infractores. “¡Vergüenza! Habla de la falta de apego de los tucumanos por cumplir las normas y la indiferencia total hacia la vida de uno y de la de los demás”. “Es lamentable descubrir que aún hay un importante número de gente que no entiende la gravedad del problema”, dijo, a su turno, el subsecretario de Seguridad José Ardiles.
Ahora bien, por un lado, se desconoce en esta cifra las causas por las cuales las personas aprehendidas transitaban por las calles tucumanas. El número arrojado es una cifra vacía que nada dice de la realidad de esa gente, si quizá rompían el aislamiento por cuestiones de trabajo, de subsistir el día a día o cuáles eran los motivos. Vemos que las detenciones que se producen en los barrios populares no son noticia más que para evidenciar un número, pero no tienen un rostro ni nada nos dicen de las realidades que se viven en un contexto donde a la crisis sanitaria se le suma una crisis económica en la que las condiciones de las grandes mayorías se deterioran día a día. En Tucumán, son 400.000 las personas que trabajan en negro, desocupados y autónomos. En la completa informalidad, no existen permisos para transitar contemplados en el DNU. Entonces ¿cómo podrían justificar estos laburantes el hecho de tener que salir a la calle para poder comer?.
Por otro lado, hay noticias que sí tienen rostro, de los que sí conocemos los nombres, profesión y lugar donde viven, y en las que los protagonistas son merecedores de pedir disculpas públicas.
En estos días, en Tucumán conocimos 3 casos distintos: el del médico Ernesto Prebisch, que residía en Yerba Buena e insultó al portero que no lo dejó entrar al country luego de haber salido a andar en bici : “Tu viejo se va a cagar de hambre boludo, ¿vos no sabés quién soy? Yo soy médico de la cana, pelotudo, soy médico de la Policía”, les mintió Prebisch.
“Vos llegás y tenés que hablar con educación, porque a mi me enseñaron educación, váyase afuera”, le respondió con tranquilidad, mientras lo filmaba, uno de los vigiladores. Pero el médico fue más allá y se resistió. “¿Vos me vas a enseñar educación a mí? ¿Cuánto es 2 + 2?", ironizó el médico cuando se le pidió que se retirara.
El hecho se viralizó en las redes sociales porque uno de los porteros del barrio privado Los Azahares, en el municipio de Yerba Buena, filmó el agravio del médico contra él y su compañero.
Otro caso, tiene como protagonistas a dos funcionarios municipales de la ciudad de Lules, que jugaban al pádel en plena cuarentena. Habían organizado un mini torneo, a pesar del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Según trascendió de fuentes policiales, uno de los funcionarios sería Daniel Berrondo, director de Discapacidad de la Municipalidad. En tanto que otro sería Julio Chaya, director de Cultura del intendente Gallia.
Más tarde, el intendente de Lules, Carlos Gallia, anunció a través de las redes sociales que los dos funcionarios de su gabinete están a disposición de la Justicia.
Por último, Alejandro Vallejo, funcionario de la Oficina de Oficiales de Justicia de los Tribunales provinciales de Tucumán, salió a correr dentro del country en el que vive, Los Azahares ( que es el mismo del doctor Prebisch) , y un vigilador le sacó una foto. Acto seguido, el funcionario judicial emitió la siguiente amenaza: "Escuchame administrador, o cambiás los porteros que hay o si no, te voy a seguir molestando a vos hasta correrte pa’l pingo. No puede ser que yo no pueda salir a la calle a buscar a mi perro porque ya piensan cualquier cosa. Decile a tus porteros que no se metan conmigo... No son quiénes para sacarme una foto", advirtió en un audio de WhatsApp.
En otro de los mensajes de voz, subido a Twitter por la periodista Paola Ramírez, añadió: "Al que pasó recién, que a ese lo tengo entre cejas, lo voy a hacer correr pa’l pingo a ese. Le voy a armar una causa penal y lo voy a hacer correr pa’l pingo. Así que pido por favor: no me rompan el pingo. Dedíquense a cuidar, a informar quién viene y a levantar la barrera. Nada más".
En los tres casos arriba mencionados, los protagonistas pidieron disculpas por los "exabruptos". Mientras en las barriadas populares, la policía hace cumplir la cuarentena a los tiros, en otros lugares a los infractores se les pide por favor y se les da lugar para disculparse por "sobrepasarse" con las palabras.
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El gobierno endurece medidas y penas, pero por supuesto esto no aplica a los barrios privados. Quienes sufren día a día el hostigamiento y persecución de las fuerzas represivas, potenciado ahora bajo la justificación de la cuarentena obligatoria, son los barrios pobres. Hemos visto en los últimos días, numerosos operativos policiales brutales llevados a cabo en los barrios. La policía de Tucumán, las fuerzas federales y el Ministerio Público Fiscal, vienen desplegando operativos de control en los que los agentes de la policía no dudan en imponer la cuarentena a los tiros.
La cuarentena también es una cuestión de clases sociales, por esto hay que repudiar el brutal despliegue de las fuerzas represivas en el territorio nacional. Mientras a algunos les piden por favor y los acompañan a sus casas, a otros los golpean, les piden coimas y ejercen todo tipo de abusos.