En el marco de la segunda reunión de la Comisión de Género se ha recibido el caso: el docente expuso que no estaba a favor del acceso de niños en las aulas.
Jueves 14 de julio de 2016
Desde la reciente creación de la Comisión de Género en la facultad, luego de un caso de abuso sexual en la UNT, se han recibido diversas denuncias de prácticas machistas naturalizadas en la universidad.
Se denunció que en una clase de Historia de la Educación, dictada por el profesor Daniel Yépez, ante la situación de una estudiante que cursaba con su hija el docente expuso que se oponía a que entren niños en los cursos porque la universidad no tenía condiciones para recibirlos. Producto de estas declaraciones la estudiante no ha vuelto a asistir a ninguna clase de la materia. Si bien no fue una expulsión explícita, indirectamente cientos de mujeres se encuentran negadas del acceso a la educación por las condiciones objetivas que presenta la Universidad.
Desde la Comisión de Género se ha votado solicitar al Consejo Directivo de la Facultad la sanción al profesor, que se garantice el acceso a todas las clases para la estudiante, que el Consejo se comprometa a garantizar todas las condiciones para que la misma pueda retomar la materia, de ser necesarias clases de apoyo, parciales y recuperaciones especiales, como también que no se le computen las faltas.
Faltan derechos, sobra machismo
Como mencionamos en una nota, estos casos traen de nuevo la pelea por la inclusión de jardines infantiles en la universidad, para garantizar el acceso a las mujeres que van a trabajar en ellas o a estudiar. El caso de esta última estudiante que fue expulsada casi indirectamente del aula sólo por tener un hijo, expresa la situación por la que pasan cientos de mujeres en los ámbitos educativos, sólo con la construcción de un jardín infantil en el establecimiento se lograría que muchas pudieran cursar y dejar a sus hijos e hijas en lugares seguros.
“Las mujeres deben quedarse en la casa limpiando y cuidando a los chicos”
Es la frase que, lamentablemente, aún se escucha cuando muchas de nosotras decidimos salir del rol que quiere imponernos la sociedad y tomar la educación o el trabajo como herramienta que nos permita independizarnos, desarrollarnos y crecer. Pero cuando salimos a la realidad al intentarlo se nos presentan mil trabas, que están ahí no por casualidad, sino porque vivimos en una sociedad patriarcal que ubica a la mujer en roles específicos para cumplir ciertas tareas y garantizar un orden social “productivo”. La Universidad cuando hace caso omiso a los derechos de las mujeres reproduce estas violencias cotidianas hacia adentro de la institución.
¿Dónde estaba el espacio de Orientación en Violencia de Género?
Las militantes de Pan y Rosas también denuncian un espacio que crearon las autoridades de la Facultad que no cumple en prevenir la violencia de género. Este hecho ocurrió hace meses: “Seguramente esa estudiante hubiera sabido dónde recurrir y denunciar este caso, si el espacio de las autoridades realmente se propusiera prevenir la violencia de género. El primer paso para que esto ocurra, es que la víctima se anime a denunciar, pero no lo puede hacer en un lugar que no sabe si quiera que existe, por responsabilidad de quienes dicen impulsarlo. No queremos ni una menos en las aulas”, afirman.
Y llaman a todas las estudiantes a sumarse a la Comisión abierta, que retomará sus reuniones luego del receso invernal, acercar denuncias, propuestas e ideas, para organizarse por los derechos de las mujeres en la facultad.