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Red Internacional
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OPINIÓN. “Éste no es un plenario de señoritas”

Lo dijo Osvaldo Iadarola, secretario general del principal gremio telefónico, Foetra, en uno de los últimos plenarios de delegados, realizado en el marco del conflicto por aumento salarial.

Viernes 5 de agosto de 2016

Era martes 2 de agosto. En el anfiteatro de Foetra se desarrollaba el plenario informativo de delegados y delegadas telefónicas sobre el acuerdo salarial de este año. Entre consultas, dudas y cuestionamientos sobre los detalles del preacuerdo, tuvieron lugar algunos entredichos. Luego se escucha “maricón… violín”. El plenario sigue, los entredichos también, y ante las quejas por los gritos e insultos que vinieron después el secretario general, Osvaldo Iadarola, interrumpe: “compañeros, esto no es un plenario de señoritas”. Derroche de machismo en menos de cinco minutos.

Resulta hasta increíble que luego de importantes conquistas para la lucha por nuestros derechos, como lo fueron –aún con sus límites- la Ley de violencia contra las mujeres, de Matrimonio Igualitario o de Identidad de Género, siga siendo utilizada como insulto la palabra “maricón”. Por eso es que siempre decimos que la igualdad ante la ley no es, aún, la igualdad ante la vida. Queda mucho por recorrer.

El gremio telefónico tiene en su haber grandes conquistas, históricas luchas donde las mujeres fueron protagonistas. Durante la dictadura cívico-militar, en las salas de tráfico -donde mayoritariamente trabajamos mujeres-, las operadoras cumplían su jornada con militares al lado de sus puestos de trabajo que intentaban garantizar las comunicaciones. Cuentan también las compañeras y compañeros que vivieron aquellos años que cuando un telefónico era secuestrado por los milicos, las operadoras hacían huelga de brazos caídos hasta lograr su aparición. Cuentan también que, si no hubiera sido por esa valiente actitud, los desaparecidos telefónicos hubieran sido muchos más que 46.

Durante el conflicto contra la privatización, las mujeres también tuvieron un rol destacado, repitiéndose la imagen de los militares dentro de las salas de tráfico. Y más recientemente, fuimos cientos de trabajadoras las que, junto a nuestros compañeros varones, nos organizamos contra el fraude laboral de las pasantías y una vez que fuimos parte orgánica del gremio militamos día a día y fuimos (y somos) parte activa de todo conflicto contra la prepotencia de las empresas. Fuimos parte de las tomas de edificios, hicimos guardias nocturnas y los fines de semana, y también nos enfrentamos a las patotas organizadas por la patronal cuando nos quisieron desalojar para quebrar nuestra lucha.

El 3 de junio, por dos años consecutivos, miles de mujeres salimos a las calles de todo el país bajo el grito de ¡Ni una menos!, exigiendo nuestro derecho a estar vivas. Las miles y miles que marchamos mostramos nuestro hartazgo y repudio a la violencia contra las mujeres. Claro está que los femicidios son la expresión más brutal de esa violencia. Pero cuando repudiamos la violencia machista, también estamos diciendo que vamos a darle combate al machismo en todas sus expresiones y con él también a los gobiernos, la justicia y las instituciones que la perpetúan, la legitiman y la reproducen. Y creemos también que esa pelea, que damos día a día las mujeres también en nuestros lugares de trabajo, no es solo “tarea de mujeres”, sino que es una lucha que deben dar también nuestros compañeros varones.

El Secretario General de nuestro sindicato parece desconocer esta historia, que ha tenido a cientos de mujeres telefónicas como sus protagonistas destacadas. No nos llama la atención de una conducción burocrática como la que representa Iadarola, contra la que hemos tenido que dar incluso importantes peleas para que nuestros derechos como mujeres y como trabajadoras sean reconocidos.

Las trabajadoras telefónicas que nos organizamos en la Lista Violeta de nuestro gremio, opositora a la conducción actual, y en la agrupación de mujeres Pan y Rosas, luchamos día a día contra el machismo en todas sus formas, y también luchamos por cambiar de raíz esta sociedad. Lejos de las concepciones como las que sostiene Iadarola, no creemos que las instancias de organización en los sindicatos no sean lugares para “las señoritas”, sino todo lo contrario: nos organizamos en nuestros sindicatos y lugares de trabajo para que cada vez más trabajadoras alcen con nosotras esta voz. Y porque creemos que los trabajadores y trabajadoras no tenemos que pelear solo por mejorar nuestro salario y algunas conquistas laborales, peleamos también por recuperar los sindicatos para que estén al servicio de nuestra lucha y nos organizamos para desterrar de nuestra clase los prejuicios reaccionarios, como lo son la xenofobia y el machismo, que promueve este sistema para mantenernos divididos.

Recuperando las mejores experiencias que han dado en nuestra historia las trabajadoras telefónicas, nos organizamos para viajar al próximo Encuentro Nacional de Mujeres y exigimos a la Secretaría de Género de nuestro sindicato que se garanticen todas las condiciones para que cientos de telefónicas puedan participar también con esta perspectiva.