Un fallo del máximo órgano electoral de la Nación dejó virtualmente a Jujuy sin la otra parte del agotado bipartidismo patronal que se reparte el poder desde 1983.
Viernes 12 de agosto de 2016 00:00
A principios de la semana pasada se conocía el fallo de la Cámara Nacional Electoral (C.N.E.) por el cual se ratificaron los resultados de las elecciones internas del Partido Justicialista de Jujuy que habían ubicado al Vice Gobernador, el massista Carlos Haquim, como presidente de dicho órgano.
Las presentaciones de las listas del sector del ex gobernador, Eduardo Fellner, que denunciaban irregularidades en las mencionadas elecciones quedaron a un paso de ser descartadas por completo; ya que, sólo podrían recurrir a otras instancias de apelación y a decir de varios dirigentes pejotistas, no tendrían otro resultado.
Rápidamente, conocida esta resolución, Javier Hinojo, Presidente de la bancada justicialista de la Legislatura provincial salió al cruce señalando que “el pedido para la intervención a nivel nacional lo hicimos hace bastante tiempo y que ahora esperamos a que el Consejo Nacional partidario se reúna para que lo defina. Este pedido no tiene que ver con la persona que está frente al partido, sino con el rol que debe cumplir el partido. El justicialismo debe ser oposición, no creemos que tenga que estar en manos de Gerardo Morales. Vamos a cumplir con el mandato que nos dio la población y es el partido, es el que vamos a pedir al Consejo Nacional y en la vía recursiva”.
De igual manera Rubén Rivarola (PJ-FPV), Vice Presidente Segundo de la Legislatura también se manifestó respecto al fallo y dijo que la decisión la tomó la justicia, pero que falta ver la decisión política. "Vamos a viajar a Buenos Aires, ya hemos solicitado una reunión. No es la persona sino el rol que se toma dentro del Partido Justicialista. Yo no puedo aceptar que vayamos al PJ y digamos que es un solo esquema político radical y peronista, eso está totalmente equivocado. Vamos a cumplir un rol de oposición y no puedo permitir que los justicialistas vayan al partido y digan que van a trabajar junto con los radicales. Yo diría que toda esa gente se tiene que ir a la calle San Martín donde tienen la sede los radicales y que vayan a trabajar ahí, es imposible como justicialistas que aceptemos estos”.
En la 14ta Sesión Ordinaria de la Legislatura salieron a relucir las más evidentes muestras de que el pejotismo jujeño quedó diluido en una nebulosa confusa, por no decir, en una crisis muy importante del elenco de funcionarios-empresarios que gobernó la provincia desde 1998 con la llegada del Fellner al gobierno.
Las denuncias cruzadas entre miembros de los ahora dos bloques peronistas, el antiguo, el del Frente Para la Victoria-PJ de Fellner, Jenefes, Rivarola y Barrionuevo; y el nuevo, el del massismo jujeño que responde al Vice Gobernador, y a ex figuras del fellnerismo, como el diputado massista Pedro Segura (ex vicegobernador) y el diputado Marcelo LLanos (ex intendente) fueron de un cinismo mayúsculo. Ambas facciones se lanzan culpas compartidas y no reconocidas. Lo cierto es, que mientras discuten “quién es más peronista que Perón”, o quién no lo es y ocupa un lugar de representación partidaria, el ajuste sobre la clase trabajadora pasa y de una manera escandalosa.
El PJ jujeño está en un no lugar
Detrás de los pases de facturas, en realidad el desdibujado PJ de Fellner-Jenefes-Rivarola está en un no lugar. A nivel nacional sus diputados (Tentor y Snopek) se pasaron a primera hora al bloque de diputados del PJ que lidera Diego Bossio y Oscar Romero; y al igual que sus senadores, entre ellos Liliana Fellner, votaron la Ley de pago millonario a los fondos buitres o la Ley de Blanqueo a los evasores de los paraísos fiscales. Esta alineación con el oficialismo, sería parte de su estrategia de aportar una “oposición constructiva” que apoya las principales leyes del macrismo, alzando la mano también con el massismo.
Y en la provincia el ensayo de la misma “oposición constructiva” le aprobó las principales leyes al gobierno de Morales-Haquim, como el presupuesto, y luego su ampliación para la creación de nuevos ministerios, secretarías, coordinaciones, etc. que amplía el número de funcionarios con sueldos mayores a los cien mil pesos. Algo que ellos también comparten con sus dietas de miles de pesos como legisladores, o en los cargos que se reparte al partido “opositor” como en el Tribunal de Cuentas o en la Defensoría del Pueblo.
La situación del PJ fellnerista se torna más compleja, por un lado, cuando en las huestes del FPV de Cristina, en su “voluntad opositora”, un acuerdo con Sergio Massa no está descartado; y por el otro, como se cuecen en las internas de los diputados y senadores del FPV que preparan un nuevo “éxodo” hacia fuera del kirchnerismo.
En realidad si valiera la máxima peronista, “quién gana dirige y el que pierde acompaña”, al PJ fellnerista le corresponde ubicarse como primera minoría, detrás del massismo que fue el ganador de las elecciones pasadas, teniendo a Sergio Massa como el candidato a presidente más votado. Bajo el método del apriete, el gobernador Morales, colabora con el massismo jujeño, instruyendo a sus jueces para que libren causas contra el ex gobernador Fellner y sus ministros, a modo que acepten bajo punta de pistola su condición de minoría.
Pero dejando a un lado, la especulación por los espacios de poder, el interior profundo de la crisis de los funcionarios y empresarios que condujeron al PJ durante el fellnerismo, tiene como trasfondo que todos ellos representan el mismo proyecto patronal que el oficialismo conformado por el radicalismo y el massismo.
De ahí que se vuelva más difícil para este sector derrotado en el PJ recuperar espacios y negocios bajo la sombra del Estado, puesto que Blaquier como la cara visible del gran empresariado local de tabacaleros y multinacionales mineras, ya tiene en Morales-Haquim quien le administre sus negocios.
Y en esta misma línea, la oposición formal que podría prestar el PJ fellnerista en la legislatura (tal como lo hizo durante años la UCR de Bernis y Morales), queda desdibujada al estar el PJ mayoritario dentro del mismo gobierno.
En este marco, el régimen policial y antiobrero de Morales-Haquim que denuncian desde el PTS-Frente de Izquierda junto a amplios sectores de los DDHH, es el que festeja.