El Gobierno de Jujuy intenta mostrarse dialoguista cuando aún mantiene la persecución a luchadores y luchadoras. La Iglesia y la CGT condenan “la violencia”, pero cuestionan a quienes lucharon y luchan contra la reforma constitucional de Morales y el PJ.
Jueves 20 de julio de 2023 12:11

El Gobierno de Jujuy, la Iglesia y la CGT llaman a “pacificar la provincia”. Pero eso implica dejar intacta la reforma constitucional que votaron radicales y peronistas. Esa “paz” sería a costa de dejar de lado la demanda por la que viene luchando el pueblo jujeño.
En una reunión reciente, se encontraron el ministro de Gobierno y Justicia provincial; el obispo de Jujuy, Cesar Fernández, y el secretario general de la CGT provincial, Juan Carlos Martínez. Allí, el funcionario provincial reivindicó “el diálogo permanente con el Obispado de Jujuy y la CGT” y repudió el accionar de “los sectores que apuestan a la violencia”. El obispo de Jujuy dijo “estamos aportando lo que cada uno tiene que hacer para que podamos dialogar entre todos”. Y el titular de la CGT habló de un “diálogo sincero” y de “trabajar para que en Jujuy recuperemos la paz”.
Pero hablan de “paz” mientras se mantienen persecuciones a sectores que vienen enfrentando la Reforma. Recién este miércoles fueron liberados los tres detenidos en Humahuaca. Sin embargo, se mantienen causas contra todos ellos. Es una amenaza permanente que puede ser utilizada en cualquier momento.
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La “paz” de Morales y Rivarola
Álvarez García, ministro de Gobierno y Justicia, dijo también que “la idea de encontrar espacios comunes para reafirmar la paz que construimos los jujeños desde 2015”.
Esa “paz” fue, en realidad, un régimen político de persecución permanente contra organizaciones sociales, sindicales y sectores de oposición. Que tiene un Poder Judicial adicto que permite esas persecuciones. Ese régimen estuvo sostenido por un acuerdo permanente con el peronismo.
La “pacificación” de la Iglesia
La Iglesia católica, a través del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, se presentó ante la Corte Suprema de Jujuy para pedir adhesión a la “acción de inconstitucionalidad” contra la reforma constitucional. Como ya planteó, ese camino político es completamente funcional a Morales. Implica dejar la pelea contra la Reforma en un Poder Judicial -provincial y nacional- que está atado a los intereses de Juntos por el Cambio.
Además de avalar el “diálogo” del Gobierno, el obispo de Jujuy condena a quienes se mantienen luchando, acusándolos de “violentos”, con una reedición de la teoría de los dos demonios. En una entrevista radial dijo que “a raíz de esta reforma parcial de la Constitución provincial, mucha gente, una vez llevada a cabo, sintió que sus derechos se veían vulnerados. Eso trajo una conmoción social, hechos de violencia muy fuertes desde el 20 de junio, después la acción del Estado para reprimir esos brotes de violencia”.
En esa descripción falta la represión en Purmamarca, que ocurrió el sábado 17 de junio. Ese día empezó la “violencia”, desde el mismo Estado y perdió un ojo el joven Misael Lamas por las balas policiales. Además de dos periodistas, también fue brutalmente detenida Natalia Morales, diputada electa del PTS-Frente de Izquierda.
El obispo también dijo que trabajan “por una pacificación, bajando niveles de conflicto; buscamos entonces una mesa de diálogo y participación, donde surjan voces comprometidas con la paz social”.
La Iglesia vuelve a actuar como lo ha hecho muchas veces: se convierte en un factor para la desmovilización de los sectores populares. Llamando a la “paz” condena toda medida de lucha; criticando la “violencia” termina siendo funcional a los discursos del gobierno.
La CGT: borrada de la pelea contra la Reforma
La CGT se borró de la pelea contra la Reforma de Morales y el PJ. Solo llamó a un paro provincial de 24 horas cuando la misma ya había sido votada. Luego, tras la feroz represión del 20 de junio, lanzó otro paro de 48 horas. Sin embargo, en ninguno de los dos casos, se garantizó que el paro fuera efectivo.
Después de eso, la CGT directamente se llamó a silencio. Mientras siguió la pelea de la docencia por salario y el reclamo en las rutas por la parte de las comunidades originarias, la conducción de la central directamente abandonó cualquier medida de lucha o de solidaridad.
Además, diversos gremios salieron a atacar los cortes de ruta en una solicitada, diciendo que “atentaban contra la paz social”. Otro favor de los dirigentes sindicales burocráticos al Gobierno de Morales.
La “paz” de Morales y el PJ: una mentira
La Iglesia y la CGT avalan el llamado del Gobierno. Pero las comunidades denuncian que ese llamado es una mentira. No fueron consultadas antes de votar la Reforma que ya es un hecho. Lo que hay son persecuciones, hay causas armadas contra manifestantes. Hay que denunciarlas y pelear para que caigan. Hay que continuar la pelea contra las causas judiciales, como parte de la pelea contra la Reforma.
Morales no propone ninguna “paz” que no sea la resignación y aceptar sus ataques mansamente. Exige que los miles de jujeños y jujeñas que vinieron peleando contra la Reforma de la UCR y el PJ se rindan. Que dejen de luchar.