La vacuna contra el Covid-19 producida por el laboratorio estadounidense fue aprobada incluso antes que la Sputnik V, fabricada en Rusia y que llegará al país en los próximos días.
Miércoles 23 de diciembre de 2020 10:15
El día siguiente a que despegara el avión de Aerolíneas Argentinas rumbo a Rusia para traer las primeras 300.000 dosis de la vacuna Sputnik V, producidas por el laboratorio Gamaleya, para comenzar a ser aplicadas en el país, la ANMAT emitió un comunicado en que el que afirma: “autorizó bajo la modalidad de registro de emergencia la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 de la firma Pfizer S.R.L.”.
La “Comirnaty/BNT162b2", como es identificada de manera técnica, "presenta un aceptable balance beneficio-riesgo". La aprobación es por un año y su venta está condicionada bajo receta. La vacuna seguirá un “Plan de Gestión de Riesgo”, donde se realizará un seguimiento y control del funcionamiento de la misma.
La misma ya comenzó a aplicarse en los Estados Unidos y el Reino Unido. El Gobierno, sin embargo, aún no alcanzó un acuerdo con este laboratorio para su compra.
Una parte significativa de las pruebas fase 3, previas a la producción masiva de esta vacuna en el mundo, habían sido realizadas en Argentina, en el Hospital Militar Central, en la Ciudad de Buenos Aires, con alrededor de 6.000 voluntarios.
Además, el Gobierno aprobó en los últimos meses la ley de vacunas, que incorpora entre otros elementos la prórroga de jurisdicción, lo que habilita a que en caso de registrarse inconvenientes con las mismas, sean los tribunales elegidos por los laboratorios donde se realicen eventuales juicios.
Según trascendió, todo esto no sería suficiente para Pfizer, que busca imponer mayores condicionamientos aún. Distintos medios dan cuenta de que el gigante farmacéutico rechaza el artículo 4 de la ley mencionada. La misma establece que Pfizer no sería responsable por sus dosis en la Argentina ”con excepción de aquellas (acciones) originadas en maniobras fraudulentas, conductas maliciosas o negligencia”. Buscan que la inmunidad sea total, sin importar los riesgos que pueda ocasionar la vacuna.
Mientras los laboratorios imponen sus condiciones para negociar, el virus sigue expandiéndose a lo largo del planeta, con su consecuente saldo de contagios y fallecidos. Un enorme negocio a costa de la vida de millones de personas.