Esta mañana, Laureano Gómez cayó a un silo y fue aplastado por el cereal. Rescatistas aún buscan su cuerpo. La empresa no dio explicaciones sobre lo ocurrido.
Martes 3 de octubre de 2017 19:30
Por la mañana temprano, Laureano se encontraba junto a dos compañeros realizando tareas de limpieza. El operario de la cerealera Bunge cayó en el silo 205 de la planta de Puerto San Martín y fue tapado por el cereal. Su cuerpo aún no fue encontrado.
La empresa publicó un escueto comunicado en el que no precisa los motivos que llevaron al fallecimiento del operario. Quien sí ensayó explicaciones fue el secretario del Sindicato de Aceiteros de San Lorenzo, Pablo Reguera. En una entrevista realizada por radio La Ocho AM 830 de Rosario el sindicalista aseguró que el incidente ocurrió luego de que el trabajador ingresó solo, sin permiso y sin los elementos de seguridad al silo en cuestión, y que "no se entiende qué quiso hacer". Reguera deslindó responsabilidades de la empresa.
La actitud pro patronal de Reguera no debiera sorprender a nadie. En primer lugar, porque es el responsable directo de las condiciones de precarización e inseguridad laboral que sufren los trabajadores del sector, para beneficio exclusivo de las patronales cerealeras.
Pero, además, Reguera tiene el triste mérito de haber mantenido como asesor del sindicato a Pedro "Pili" Rodríguez, quien oficiaba de abogado de la intendencia sanlorencina durante la última dictadura militar, y junto al coronel Rubén Osvaldo Cervera y el capitán Horacio Maderna asolaron el cordón industrial mediante la represión ilegal. Los tres fueron condenados por el secuestro, tortura y amenazas al dirigente gremial Manuel Casado. También por los enterramientos de desaparecidos en fosas comunes en el cementerio de San Lorenzo. Rodríguez fue Diputado (1995-1999) y Concejal (2004) en las listas del PJ.
Laureano Gómez tenía 35 años y trabajaba en Bunge desde el año 2009. Su caso recuerda al de Ramiro Burgueño, joven operario precarizado de Vicentín que falleció realizando tareas de limpieza en la planta que la firma posee en la localidad de Ricardone.
Las grandes empresas agroindustriales y exportadoras que facturan millones de dólares al año, baten récords en precarización y tercerización laboral de los trabajadores. Los "accidentes" laborales se repiten sin que las empresas modifiquen su operatoria ni aumenten la inversión destinada a higiene y seguridad laboral.