Los días 21 y 22 de diciembre se desarrolló en Paraguay la segunda huelga general de la presidencia de Horacio Cartes, quien asumió el poder en 2013. Esta huelga general es también la segunda que se da en más de 20 años, siendo la primera la de marzo de 2014.
Miércoles 23 de diciembre de 2015
Fotografía:EFE/ Andrés Cristaldo
La última huelga general que se había dado anterior a las dos mencionadas sucedió en el año 1994, durante el gobierno de Juan Carlos Wasmosy, empresario que se enriqueció durante la dictadura de Alfredo Stroessner con la construcción de la represa de Itaipú, y que luego se afilió al Partido Colorado.
Corría el año 1994 y Paraguay estaba en el ocaso de una crisis social y bancaria, la de 1995, donde varias instituciones financieras literalmente se robaron los ahorros de miles de trabajadores al ir a la quiebra. A la suma de esta difícil situación, el gobierno de Wasmosy, un “empresario exitoso” deseaba liberalizar diversos sectores de la economía y de servicios básicos, y defendía las ideas más rancias del neoliberalismo, dejando de lado a los sectores sociales más excluidos, los trabajadores informales y los campesinos.
El paralelismo entre los gobiernos de Wasmosy y de Cartes es tentador, siendo ambos hijos de negocios ilegales, defensores de una agenda neoliberal que busca favorecer a la oligarquía que de una u otra forma siempre manejo los hilos de poder en Paraguay.
Tal vez, la gran diferencia que marcó a ambos gobiernos fue el despertar estudiantil universitario, y el renacimiento del movimiento secundario durante el año 2015, quien como un viento de tormenta vino a renovar las luchas sociales que se vienen desarrollando desde hace varios años, y en su mayoría llevadas adelante por el sector campesino, ya sea de pequeños productores o de sin tierras.
Entre las principales demandas de la huelga general se encuentran el 7% del PIB a la educación, una reforma universitaria real, libertad sindical, control de precios de la canasta básica y reajuste salarial del 25%, entre otras cosas.
Durante la “primavera estudiantil” que sacudió a la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y a otras universidades del país se obtuvieron grandes logros, y se acumuló para proseguir con luchas más prolongadas, como la reforma universitaria, y una educación más accesible a todos los sectores de la sociedad, en particular a las clases trabajadoras.
Durante esta huelga general se observó una colaboración importante entre el sector trabajador urbano, el sector campesino, y el sector estudiantil, tanto universitario como secundario. Con estas alianzas que inevitablemente se están dando entre actores que buscan justicia, el gobierno de Cartes y la oligarquía paraguaya tendrán un año 2016 movido por reclamos y movilizaciones.