Su crimen revela un entramado de impunidad que incluye a policías, jueces y políticos. Hoy familiares y amigos, junto a organizaciones políticas, marcharan nuevamente para exigir justicia.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Viernes 26 de febrero de 2016
Un 25 de febrero, de 2006, Paulina salió a festejar con amigas que había aprobado una materia. Estudiante de Comunicación, tenía 23 años y era madre de una niña de 5 años. Ya en la madrugada, Paulina y una amiga se tomaron un remise desde la zona del Abasto. Ella se bajó en La Rioja al 400 y Paulina continuó hacia la casa de César, su novio, en Estados Unidos al 1200. Fue la última vez que se la vio con vida.
Desde un primer momento su padre Alberto, por ese entonces un funcionario en el área de Juventud del gobierno de José Alperovich, denunció su desaparición. Como siempre, la investigación policial y del fiscal Alejandro Noguera se centraron en la víctima y la hipótesis de una fuga.
Días después, el 11 de marzo, se encontraron los restos pertenecientes, como se confirmaría posteriormente, a Paulina en la ruta 341 a 30 km de la capital. Según la autopsia se trató de muerte por asfixia. Pablo Baillo, ministro de Seguridad, se permitió afirmar, “quiero que quede en claro que aquí no hay impunidad ni protección para nadie, como sucedía antes”. Diez años ha sucedido todo lo contrario.
“Quiero resaltar que el crimen de mi hija Paulina está impune por las inacciones del clan Alperovich-Rojkés-Manzur; ellos protegieron a los encubridores y a los asesinos, y los siguen protegiendo”, declaró Lebbos en una reciente conferencia de prensa. Señaló como encubridores –“lo hemos denunciado en mayo de 2006– a los “altos funcionarios del Poder Ejecutivo, del Ministro de Seguridad y de la Jefatura de Policía”
En septiembre del año pasado el juez de Instrucción Víctor Manuel Pérez elevó a juicio oral la causa por encubrimiento a los imputados Eduardo Di Lella (ex secretario de Seguridad), Héctor Brito (ex jefe de la Regional Norte), Hugo Sánchez (ex jefe de Policía), Luis Barrera (ex subjefe de Policía) y los policías retirados Hugo Rodríguez y Roberto Gómez.
El Poder Judicial también tiene un capítulo en el encubrimiento. El primer fiscal, Noguera, fue fotografiado al salir de la casa de Alperovich, por lo que fue separado. El ex fiscal Carlos Albaca, a cargo de la causa desde abril de 2006 y 2013, contribuyó a entorpecer la investigación y la realización de pruebas fundamentales como el ADN o el cruce de llamadas. En tiempo record, Albaca logró juntar los aportes para poder jubilarse en agosto de 2014, con el 82% móvil, evadiendo un proceso de destitución que iniciaría la comisión de Juicio Político de la Legislatura. De Mitri, el ministro fiscal que lo apoyó, también se jubiló. El alperovichismo en la Legislatura ya había desestimado un pedido de juicio político.
“Los hijos del poder”
“Sin dudas, los asesinos de Paulina pertenecen al entorno del poder”, fustiga Alberto Lebbos. En septiembre de 2015, el juez Peréz le negó el sobreseimiento a Gabriel Alperovich, uno de los hijos del ex gobernador, y Sergio Kaleñuk, hijo de Alberto Kaleñuk por ese entonces secretario privado de Alperovich. Según el magistrado existen testimonios que sostienen la hipótesis de “los hijos del poder” y fiestas privadas en Raco o en El Cadillal.
En octubre de 2014 Gabriel Alperovich se presentó voluntariamente ante la Justicia para realizarse un ADN que se cotejaría con pelos encontrados en los restos de Paulina. Sin embargo la pericia no se pudo concretar porque las pruebas no estuvieron bien conversadas durante estos años. En aquella oportunidad, Alperovich hijo afirmó que no conoció a Paulina pero que no podía afirmar que Kaleñuk hijo tampoco la conocía.
Kaleñuk padre falleció hace unos días. Fue jefe regional de la Gendarmería en los 90, jefe de Policía del gobierno de Miranda en 1999. En el 2000, acusado de venta de mercadería decomisada, estuvo prófugo un mes y cuatro meses en prisión preventiva. Al momento del crimen de Paulina era el secretario privado de Alperovich. Durante la mañana del 26 de febrero del 2006 Kaleñuk realizó varias llamadas con el secretario de Seguridad Di Lella y el subjefe policial Barrera, y la custodia de Alperovich. A su abogado le había advertido que la conversación estaba siendo monitoreada por “ellos”.
De manera directa, los tres poderes intervinieron para que reine la impunidad en torno al caso.
Homenaje y marcha
Como cada 26 de febrero Alberto Lebbos, acompañado de organizaciones sociales y políticas, encabezará un acto central en plaza Independencia a las 20. Por la mañana se realizará un acto en la plazoleta Miguel Lillo, en la zona del Abasto. Previo al acto en plaza Independencia se realizarán intervenciones artísticas y una radio abierta a partir de las 17.