La emblemáticas desapariciones tuvieron su primer condenado, Mariano Luque, juzgado por el supuesto femicidio de Soledad Olivera.
Cecilia Soria @Ceci_Soria_
Miércoles 14 de junio de 2017 10:50
Desde el año 2012 Mendoza vibra ante la fuerza de las docentes lavallinas que salieron a decir lo que los poderosos y el Estado callan: las mujeres son desaparecidas.
Johana Chacón desapareció el 4 de septiembre de 2012 y Soledad Olivera en noviembre del año anterior. La localidad de Tres de Mayo se puso en alerta y con las docentes al frente, mientras la justicia permanecía indiferente, sus caras se multiplicaron por miles en volantes, carteles, murales y ganaron las calles.
Ha sido un largo recorrido el camino hecho por la comunidad de la escuela Virgen del Rosario, junto a todas las organizaciones de mujeres y políticas que decidimos acompañarlas. El Estado siempre miró para otro, nunca se tomaron las medidas necesarias para buscarlas. Y recién en 2015 se llegó al primer juicio donde Luque fue absuelto y no se aportó ninguna prueba de donde pueden estar las chicas. La bronca estalló contra Valerio, Uliarte y Bermejo, los jueces que garantizaron la impunidad, mostrando la verdadera cara de esta justicia machista, misógina y de clase.
Nuestra lucha siempre ha sido por la vida, para que las que no están vuelvan vivas, como se las llevaron, por Ni Una Menos
Esta semana hubo una nueva sentencia en el caso de Soledad Olivera. Mariano Luque fue condenado a 12 años de prisión por homicidio simple, un paso importante en la búsqueda de justicia. Aún no hay nuevos elementos para saber donde están, aunque pasaron casi 5 años desde que conocimos sus historias, no se ha investigado lo suficiente para tener rastros de las chicas, nunca el Estado hizo todo lo que podía por buscarlas. Por eso la lucha aún no termina, exigimos saber la verdad, seguimos peleando porque las chicas vuelvan vivas, como se fueron.
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Cuando le preguntaron a Silvia Minoli, directora de la escuela donde asistía Johana dijo “Yo no me puedo poner feliz de que alguien entre a la cárcel, yo me puedo poner feliz si hubiésemos encontrado a Soledad y Johana con vida”. Es lo que todas sentimos un poco. No vamos a parar, vamos a seguir el camino de lucha que demostraron las docentes lavallinas, las hermanas de Soledad, la familia de Gisela. Porque queremos que aparezcan vivas todas las nuestras. Nuestra lucha siempre ha sido por la vida, para que las que no están vuelvan vivas, como se las llevaron, por Ni Una Menos.
Justicia es saber la verdad, justicia es que aparezcan todas las desaparecidas, ese es el compromiso que reafirmamos junto a las docentes lavallinas. No nos dejen solas, no las dejemos solas.