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Red Internacional
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Tucumán. Sin clases en las escuelas: ¿quién cuida a los chicos?

El domingo 15 de marzo el presidente de la nación Alberto Fernández anunció la suspensión de las clases en todas las escuelas del país. Aclaró que no eran vacaciones y llamó a disfrutar de quedarse en casa. ¿Qué sucede con las millones de personas que no pueden gozar de la licencia? ¿Hay alternativas?

Lunes 16 de marzo de 2020 22:33

La medida anunciada por Fernández comenzó a regir este lunes. El presidente explicó que apuntaba a contener el crecimiento rápido del virus para evitar un colapso del sistema de salud pero que no evita su desarrollo. Es decir, una medida necesaria pero muy limitada, que acarrea un alto impacto en las familias trabajadoras que no puede gozar de una licencia por los altos niveles de precarización laboral del país. Especialmente para las mujeres, que somos quienes absorbemos casi todo el trabajo de cuidados no remunerado.

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Daniela es docente en escuelas privadas, y a pesar de que en Tucumán la docencia no debía concurrir, a ellas las convocaron igual. “Se complica mucho porque imagínate que los chicos no van a la escuela, pero si vos no tenés quién te lo cuide ¿cómo haces? Y los kiosqueros, el que hace fotocopias, el vendedor ambulante ¿Qué van a comer hoy? es terrible toda esta situación, no se están contemplando esas madres que no tienen licencia. A los trabajadores en negro no se los respeta”.

Gabriela no tiene trabajo y cría sola a su hije de 5 años. Nunca consiguió un trabajo estable y dice que estudiar, trabajar y ser madre “es una odisea”. Changas de niñera los fines de semana, cuidado de adultos mayores, cocinera, moza, promotora. “Por éstos días de la cuarentena le pediré a mi viejo que se lo lleve una semana, de paso me alivia el bolsillo hasta que consiga algo”.

Como desarrollamos en Ideas de Izquierda la crisis sanitaria implica un riesgo mayor para las mujeres por dos motivos: ser mayoría en las tareas de cuidados. En Argentina somos el 70% en el área de salud, principalmente en enfermería y limpieza, y el 80% de les que asumimos las tareas de cuidados no remunerados en las familias, según cifras oficiales. Tareas que se incrementan proporcionalmente a las deficiencias de un sistema de salud devastado por los recortes y la privatización de áreas enteras de cuidados.

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Cecilia es trabajadora de la salud. Se sintió más tranquila con la medida, pero que a la vez le generó muchos inconvenientes. “Mi marido es trabajador independiente y como a mi no me dieron licencia se tuvo que llevar a mi hijito con él, en la calle, en otros ambientes, muy expuesto. Me genera mucha preocupación. Es un problema que no podamos quedarnos en casa ninguno de los dos. Los abuelos tampoco son una opción, son personas mayores de 60 años, inmunodeprimidas, también somos nosotros los que tenemos que asistirlos”. También nos contaba que por indicación del Ministerio de Salud tampoco han licenciado a poblaciones de riesgo, solamente le han dado cambio de funciones.

Mientras los medios de comunicación se sumaron, en su mayoría, a las campaña gubernamentales para conducir la responsabilidad de dar respuesta a la pandemia hacia las acciones individuales, sosteniendo que el sacrificio del aislamiento social es un acto valiente y la única respuesta salvadora a la situación, por ejemplo dándonos consejos para no enloquecer dentro del hogar, el malestar, la angustia y la incertidumbre no deja de emerger en los debates en los medios de transporte, las colas en los bancos, y hasta en los propios hospitales.

La izquierda viene proponiendo discutir medidas urgentes en el Congreso. Frente a la crisis estructural de la salud pública, los recursos del país no pueden ir a pagar la deuda externa. Las personas que tengan hijes o abuelos a cargo tienen que poder contar con licencias pagas para afrontar el cuidado, sean trabajadores en blanco o precarios. Se tienen que prohibir las suspensiones y los despidos, a la vez que garantizar un subsidio a todas aquellas trabajadoras y trabajadores por cuenta propia que se vean afectados.

El estado tiene que brindar los test de detección en la cantidad necesaria sin restricciones para efectivizar realmente las medidas de aislamiento y el sistema de salud privado ser integrado a un sistema único dirigido por el estado, al igual que los laboratorios para producir alcohol en gel, guantes, barbijos que puedan proveerse.

La ganancia de los capitalistas no puede estar por encima de la salud y la vida de la población.