En el Frente de Todos y Juntos por el Cambio se definieron los candidatos con resultados dispares. El Frente de Izquierda realizó una elección que es un punto de apoyo para seguir cosechando adhesiones políticas.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Lunes 13 de septiembre de 2021 01:30
Con los resultados provisorios sobre la medianoche, alrededor del 99,09% de mesas escrutadas, el escenario electoral tucumano tiene trazadas sus primeras coordenadas. De acuerdo a la Secretaría Electoral, votó más del 78% del padrón, un punto porcentual más que en las PASO de 2019. El protocolo por el covid-19 llevó a importantes filas en muchas escuelas, con demoras significativas para votar. Además hubo escenas y denuncias por el ’acarrero’ de votantes y el despliegue de los aparatos de los partidos tradicionales.
Las PASO tucumanas tuvieron el condimento de estar atravesadas por la pelea por la gobernación en 2023. Esto se expresó en la interna del Frente de Todos (FdT), de Juntos por el Cambio (JxC), con el resto de las listas de la oposición por derecha. En la vereda del frente a las campañas por aspiraciones personales y de privilegios estuvo el espacio de la izquierda, representado centralmente por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU).
Manzur gana la interna peronista pero sin hegemonía
La fórmula gobernante llegó fracturada, tanto Juan Manzur como su vice Osvaldo Jaldo presentaron lista propia en la interna del Frente de Todos. Manzur se puso como precandidato a senador suplente en la nómina que encabezó Pablo Yedlin y que postuló a la ministra Rossana Chahla en Diputados. En la interna del FdT, la lista “Lealtad peronista” obtuvo más del 61% para el Senado (289.863 votos) y más del 60% Diputados (289.662 votos) y se impusó sobre la lista “Todos por Tucumán” que presentó el jaldismo y que cosechó el 38,73% (182.982 votos) para la precandidatura de Antonio Ruiz Olivares para el Senado; y 39,62% (190.124 votos) para el propio Jaldo como primer nombre en la nómina a Diputados. De conjunto, la interna del FdT se llevó casi el 50% de los votos.
Manzur se proclamó el jefe de campaña y trajo a ministros y funcionarios nacionales para apoyar su lista, incluso con saludos de Máximo Kirchner y Sergio Massa, más reuniones con popes sindicales. Su triunfo sobre Jaldo era previsible pero no se corresponde a la “paliza” prometida por el séquito que rodeó al gobernador durante estas semanas. Aunque Manzur apeló al canónico “el que gana conduce, el que pierde acompaña”, no puede borrar que Jaldo delimitó un peso político propio para nada despreciable. La ruptura de la fórmula gobernante escaló con diversos episodios y se abren interrogantes sobre cómo se encarará la campaña “unitaria” -Jaldo queda en el segundo lugar de la nómina a diputados- para las generales de noviembre. Más allá, está la incógnita sobre el equilibrio de poder hacia el 2023, donde no hay hegemonía tajante de Manzur en el pejotismo, en el marco de una derrota para el Frente de Todos en 17 provincias.
Recambio en la oposición macrista-radical
Como espejo de la interna nacional, el macrismo y el radicalismo fueron dispersos en tres listas de Juntos por el Cambio. Una de ellas motorizada por un aliado de peso, el peronista Germán Alfaro, que tuvo el respaldo de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich; otra encabezada por José Cano y Silvia Elías de Pérez, que tuvo el apoyo de Mauricio Macri y Elisa Carrio; y una tercera por los intendentes Mariano Campero y Roberto Sánchez, que tuvo el respaldo de Alfonso Prat-Gay.
Hubo sorpresa y la lista de Campero-Sánchez obtuvo el 41,25% de los votos de la interna (138.859 votos) y se impuso en Diputados. Un poco atrás quedó la lista de Alfaro-Ramiro Beti 38,51% (129.645 votos) y mucho más atrás el dúo “Cano-Silvia” con 20,22% (68.063 votos). De conjunto, JxC aglutinó el 34,78% (336.567 votos) en Diputados. Pero las novedades también ocurrieron la categoría de senador, dónde Alfaro se impuso con el 41,14% (140.884 votos), cerca quedó Campero con 39,69% (135.933 votos) y más alejado Cano con el 19,16% (65.621 votos) El triunfo de Alfaro y Sánchez es una de las novedades y profundiza la puja en JxC hacía el 2023, con un núcleo duro de la UCR relegado a un tercer lugar y dardos cruzados.
Los ganadores intentan convencer una posibilidad de que el voto opositor al FdT gane peso pero debe superar los escollos de contener a toda la interna de JxC (35,25% del total, 342.438 votos al Senado) y el resto de las listas. El voto opositor derechista también tuvo como opción a la lista de Ricardo Bussi (superó el 7%, muy detrás de votaciones previas) y hubo opciones de "centro" como el Frente Amplio (2,65%) y el Frente Grande (0,48%), con un historial que oscila entre el oficialismo y la oposición macrista.
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Desafíos para el Frente de Izquierda
Hacia la izquierda, en el Frente de Izquierda Unidad se presentaron dos listas: la 1A integrada por el PTS, PO e IS con las precandidaturas de Alejandra Arreguez y Martín Correa; y la Lista 10R integrada por el MST. Tanto en senadores como en diputados, la lista 1A se impuso amplia mayoría (logró 72,28%, 14.188 votos para la Cámara alta, 72,50%, 14.508 votos para la Cámara baja) y la unidad del FITU está garantizada hacia las generales de noviembre. Por fuera de la unidad de la izquierda, Política Obrera también se presentó y no pudo superar el piso proscriptivo del 1,5% (1,09%, 10.644 votos al Senado para Daniel Blanco; 1,12%, 10.849 votos para Raquel Grassino en Diputados).
A nivel nacional, el Frente de Izquierda logró materializar su planteo de “tercera fuerza” con más de un millón de votos, con votaciones extraordinarias como el 23% en Jujuy, 7,9% en Neuquén, 6,23% en CABA y 5,21% en provincia de Buenos Aires, con posibilidades de ampliar la representación en el Congreso. Sin dudas, son puntos de apoyo muy importantes para el desafío provincial de fortalecer una oposición por izquierda a los partidos tradicionales, incluyendo a los falsos opositores.
Como un reflejo de estos avances, el FITU logró mantener votaciones importantes en el gran San Miguel pero al mismo tiempo ir extendiéndose en el interior, con votaciones significativas en departamentos como Cruz Alta, Chicligasta, Monteros, Río Chico, entre otros. Este avance es producto de una ligazón con las principales luchas que ganaron las calles desde la pandemia, como la de los cosecheros del citrus, contra las muertes obreras y la precarización o la de los trabajadores de la salud y la educación. Estas peleas tuvieron una representación en las candidaturas de la lista 1A y abrieron la posibilidad de colaboradores desde los primeros días de campaña peleando votos hasta el día de la fiscalización, lo que marca que quienes protagonizaron las luchas de los últimos meses vieron una expresión política en el voto al FITU. Frente a las principales coaliciones, más los partidos que orbitan a su alrededor, el Frente de Izquierda Unidad tiene el desafío no solo de sumar los votos del espacio de la izquierda y el progresismo, sino también de ir fortaleciendo la adhesión política de miles con la única fuerza que defiende una agenda de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
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